PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"
Cuando se lee un texto escrito por un alquimista, es preciso establecer a qué operación se está refiriendo:
Viene a cuento, como prueba de ello, el siguiente relato que él
considera un galimatías:
“Hay que empezar al ponerse el sol, mientras el marido
Rojo y la esposa Blanca se unen en el espíritu de la vida para vivir en el amor
y la tranquilidad, en la proporción exacta del agua y de la tierra”.
He aquí
su interpretación:
Se ponen en el matraz, de forma oval, dos fermentos, a saber,
el activo o Rojo y el pasivo o Blanco.
También leemos lo siguiente:
“Adelántate
desde el Occidente, a través de las tinieblas, hacia el Septentrión”.
Esta es
la interpretación: Los diversos grados del fuego. También nos encontramos con esto:
“Altera y disuelve al marido entre el invierno y la primavera, transforma el agua
en una tierra negra, y elévate a través de los variados colores hacia el Oriente,
en el cual se muestra la Luna Llena. Después del Purgatorio, aparece el sol blanco
y radiante.”
La interpretación es:
Cabeza de cuerpo, colores de la Obra.
Cuando estudiemos un relato simbólico, deberemos buscar siempre el sentido hermético
oculto que aquí casi seguramente encierra. Puesto que la Naturaleza es idéntica
por doquier, el mismo relato, que exprese los misterios de la Gran Obra, podrá significar
igualmente el curso del Sol (mitos solares) o la vida de un héroe fabuloso.
Solamente
el iniciado se hallará, pues, en condiciones de captar el tercer sentido (hermético)
de los mitos de la antigüedad, mientras que el sabio solo verá en ellos los sentidos
primero y segundo (físico y natural, curso del Sol, Zodíaco, etc.) y el lego comprenderá
únicamente el primer sentido (el relato relacionado con el héroe).
Desde este
punto de vista, son célebres, entre los alquimistas, las aventuras de Venus, Vulcano
y Marte. De acuerdo con todo lo dicho, es dable apreciar que, para preparar la Piedra
Filosofal, hay que tener tiempo y paciencia.
Hablando en términos alquímicos,
quien no haya eliminado de sí mismo el deseo del oro, jamás será rico. Para convencerse
de esto, basta leer las biografías de dos alquimistas del siglo XIX: Cyliani y Louis
Paul François Cambriel.
En su aspecto físico, la Piedra Filosofal será, pues,
un polvo rojo de consistencia bastante parecida a la del cloruro de oro, y su olor
es e l de sal marina calcinada.
En su aspecto químico, se trata simplemente de
un incremento de la densidad, si se admite la unidad de la materia, idea ésta que
cuenta con considerable apoyo por parte de los filósofos químicos contemporáneos.
Efectivamente, el problema que hay que resolver consiste en transformar un cuerpo
cuya densidad es de 13,6, como lo es el mercurio, en un cuerpo cuya densidad es
de 19,5, como lo es el oro.
¿Esta hipótesis de la transmutación discrepa con
los más recientes informes de la química?
Esto es lo que ahora trataremos de explicar.
Alquimia Tradición que no Murió
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