Juan de Jerusalén – El Visionario Templario • Dicen las crónicas
que Nostradamus se inspiró en el para sus profecías…
“Cuando empiece el año
mil que sigue al año mil…” (2000)…
INTRODUCCIÓN
En 1991 se publicó en España un curioso libro titulado Rituales Secretos de
los Templarios, cuyo autor, oculto tras su nombre iniciático de Frater Iacobus,
revelaba públicamente por primera vez los secretos de esta enigmática Orden, nacida
en el transcurso de la Primera Cruzada y entre cuyos fundadores se encontraba nuestro
profeta Juan de Jerusalén.
Surgida originalmente para proteger y ayudar a
los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, la Orden obtuvo la aprobación del
Papa en Enero de 1128, en el Concilio de Troyes, contando con el apoyo espiritual
de Bernardo de Clairvaux, si bien no fue sino hasta 1163 cuando fue definitivamente
reconocida. Los nueve caballeros que fundaron la Orden eran grandes Iniciados que
seguían las instrucciones de quienes la Tradición Universal denomina Los Superiores
Desconocidos, a los cuales habría de referirse muchos siglos después el gran ocultista
y mago S. L. Mc. Gregor Mathers.
Entre los objetivos de los Templarios, que
tomaron dicho nombre porque se establecieron cerca del Templo de Salomón, se encontraban
la defensa de los Santos Lugares y la fe cristiana, establecer contactos ocultos
con iniciados musulmanes y cabalistas y reunir a todos los pueblos en una suerte
de República Universal donde reinaría la hermandad y se volvería a los misterios
iniciáticos de la antigüedad. También tenían como meta la búsqueda de reliquias
sagradas, principalmente el Arca de la Alianza y Las Tablas de la Ley. Sus integrantes
debían hacer votos de pobreza, obediencia y castidad, y para ser admitidos tenían
que atravesar por una serie de difíciles pruebas iniciáticas.
Según el Frater Iacobus, los 22 Grandes Maestres que dirigieron
los destinos de la Orden a lo largo de casi 200 años se corresponden con los Arcanos
Mayores del Tarot, con las 22 letras sagradas del alfabeto (alfabeto hebreo) y con
las 22 letras del alfabeto mágico de la Rosa-Cruz.
Entre los cargos presentados
para suprimir la Orden del Temple ( Una de las mayores manchas en la tenebrosa historia
de la Iglesia Católica Romana , dice el teósofo C. W. Leadbeater en su libro Antiguos
Ritos Místicos ) se encontraban: que no se cuidaban de pecar o cometer injusticias;
que se entregaban a orgías sexuales; que en sus ceremonias de Iniciación se daban
besos indecentes; que sus ritos tenían lugar en horas nocturnas; que renegaban de
Cristo pisoteando y escupiendo un crucifijo; que adoraban y besaban el ano de un
ídolo diabólico llamado BAPHOMET; que el sello de los Templarios, dos caballeros
sobre una misma cabalgadura, simbolizaba un acto de sodomía, etc.
¿Eran culpables
los Templarios?, se pregunta el Frater Iacobus, iniciáticamente hablando, no, de
ningún modo. Para el clero de la época, si, totalmente. Los Templarios querían una
vuelta al cristianismo primitivo y a los misterios iniciáticos antiguos, dentro
de una religión universal, tolerante y evolutiva. Eran, incluso fuera del Temple
Oculto, Iniciados, pero también hombres. Sin embargo, se adelantaron demasiado a
su tiempo y no respetaron totalmente los preceptos religiosos de una época petrificada,
como fue la Edad Media.
Estos son los hechos históricos más o menos conocidos.
Lo que tal vez no sea tan conocido, debido a que el descubrimiento del texto de
Juan es relativamente reciente, es que su libro secreto de profecías fue un elemento
utilizado contra los Templarios. Habrían existido siete ejemplares del mismo, tres
de los cuales fueron entregados al Gran Maestre de la Orden, quien a su vez los
remitió a Bernardo de Clairvaux. M. Galvieski, que difundió el texto de Juan de
Jerusalén, intenta reconstruir la historia de estos libros: uno habría sido llevado
a Roma, y según él, hay suficientes razones para pensar que todavía se encuentra
en los archivos vaticanos.
Otro fue donado por San Bernardo al Monasterio
de Vezelay, y desapareció en la época del proceso contra los Templarios. Un tercer
ejemplar habría estado en manos de los juristas de la corte de Francia. Otro habría
llegado hasta Nostradamus.
Ya en años recientes, otra copia del libro habría
llegado a manos de los bolcheviques, quienes lo destruyeron por considerarlo un
documento contrarrevolucionario. Algunos suponen que es probable que, además del
ejemplar encontrado en el Monasterio de Zagorsk, exista actualmente otro en el Monte
Athos, en Grecia, resguardado en sus inaccesibles bibliotecas.
Cuando en
1307 el Gran Maestre Jacques de Molay y sesenta caballeros de Dios fueron arrestados,
escribe Galvieski, esgrimieron sus manuscritos como
elemento de cargo; de
este modo, el Protocolo Secreto de las Profecías fue presentado como el dictado
de Lucifer , la prueba de que los Templarios estaban en relación con las fuerzas
del mal.
Poco les importó a los acusadores que el texto de Juan de Jerusalén
hablara del Tercer Milenio. Según ellos, describía el porvenir como un infierno;
así pues, habían entregado a los hombres a la voluntad del maligno. Entre todos
los crímenes monstruosos de los que fueron acusados los Templarios, se repitió el
de ser los soldados del diablo, los caballeros del mal, siendo el protocolo la prueba
de su alianza negra.
PROFECÍAS
Juan de Jerusalén
nació cerca de Vezelay, Francia, alrededor de los años 1040 ó 1042. Fue uno de los
fundadores de la Orden de los Caballeros del Temple, en 1118. Murió poco después,
en el año 1119 ó 1120, a la edad de 77 años.
Su libro de profecías, o más
propiamente dicho Protocolo Secreto de las Profecías, habría sido conocido por Nostradamus,
a quien sirvió de inspiración y guía para sus propias visiones proféticas.
Un manuscrito descubierto en Zagorsk, cerca de Moscú, y que data del siglo XIV,
califica a Juan de Jerusalén de prudente entre los prudentes, santo entre los santos
y que sabía leer y escuchar el cielo . También señala que Juan solía retirarse frecuentemente
al desierto para rezar y meditar, y que estaba en la frontera entre la Tierra y
el cielo.
Durante su estancia en Jerusalén, en el año 1099, pudo mantener
encuentros con rabinos, sabios musulmanes, iniciados, místicos y cabalistas, prácticos
en las artes adivinatorias, astrológicas y numerológicas.
Estas profecías
estuvieron ocultas durante muchos años, hasta que en el transcurso de la Segunda
Guerra Mundial, en 1941, fueron halladas por la S.S. en una sinagoga de Varsovia;
luego de la caída de la Alemania nazi, desaparecieron nuevamente, hasta que fueron
redescubiertas en años recientes en los archivos secretos de la K.G.B. soviética,
según afirman algunos investigadores.
Las profecías parecen escritas específicamente
para este fin de milenio, como si éste fuera el tiempo en que deben darse a conocer.
Todas ellas comienzan con la frase: Cuando empiece el año mil que sigue al año mil…;
a pesar de su descarnada crudeza (sobre todo las relativas al SIDA y la contaminación ambiental), son de una gran belleza poética, lo cual las hace diferentes a otros
textos proféticos:
Veo y conozco…
Mis ojos descubren en el cielo lo
que será, y atravieso el tiempo de un solo paso. Una mano me guía hacia lo que ni
veis ni conocéis. Mil años habrán pasado y Jerusalén ya no será la ciudad de los
cruzados de Cristo. La arena habrá enterrado bajo sus granos las murallas de nuestros
castillos, nuestras armaduras y nuestros huesos. Habrá sofocado nuestras voces y
nuestras plegarias.
Los cristianos venidos de lejos en peregrinación, allí
donde estaban sus derechos y su ley, no osarán acercarse al sepulcro y a las reliquias
si no es escoltado por los caballeros judíos, que tendrán aquí, como si Cristo no
hubiera sufrido en la cruz, su Reino y su Templo. Los infieles serán una multitud
innumerable que se extenderá por todas partes y su fe resonará como un tambor de
un confín al otro de la tierra.
Veo la inmensidad de la tierra. Continentes
que Herodoto no nombró sino en sueños se añadirán más allá de los grandes bosques
de los que habla Tácito y en el lejano final de mares ilimitados que empiezan después
de las columnas de Hércules.
*Mil años habrán pasado desde el tiempo
en que vivimos, y los fondos de todo el mundo se habrán en grandes reinos y vastos
imperios. Guerras tan numerosas como las mallas de la cota que llevan los caballeros
de la orden se entrelazaran, desharán los reinos y los imperios y tejerán otros.
Y los siervos, los villanos, los pobres sin hogar se sublevaran mil veces, harán
arder las cosechas, los castillos y las villas, hasta que se les queme vivos y se
obligue a los supervivientes a volver a sus cubiles. Se habrán creído reyes.
*Mil años habrán pasado y el hombre habrá conquistado el fondo de los mares
y de los cielos, y será como una estrella en el firmamento. Habrá adquirido el poder
del sol y se creerá dios, construyendo sobre la inmensidad de la tierra mil torres
de babel. Habrá edificado muros sobre las ruinas de los que levantaron los emperadores
de Roma y éstos separarán una vez más las legiones de las tribus bárbaras.
Más allá de los grandes bosques habrá un imperio. Cuando caigan los muros, el
imperio no será más que agua cenagosa. Las gentes se mezclarán una vez más. Entonces
empezará el año mil que sigue al año mil. Veo y conozco lo que será. Soy el escriba…
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre estará frente a la
entrada sombría de un laberinto oscuro. Y al fondo de esa noche en la que va a internarse,
veo los ojos del Minotauro. Guárdate de su furor cruel, tú que vivirás en el año
mil que sigue al año mil.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil,
el oro estará en la sangre. El que contemple el cielo contará denarios; el que entre
en el templo encontrará mercaderes; los mandatarios serán cambistas y usureros;
La espada defenderá la serpiente. Pero el fuego será latente, todas las ciudades
serán Sodoma y Gomorra y los hijos de los hijos se convertirán en la nube ardiente;
ellos alcanzarán los viejos estandartes.
*Cuando empiece el año mil que sigue
al año mil, el hombre habrá poblado los cielos y la tierra y los mares con sus criaturas;
mandará, pretenderá los poderes de Dios, no conocerá límite. Pero todas las cosas
se sublevarán; titubeará como
un rey borracho; galopará como un caballero
ciego y a golpes de espuela internará a su montura en el bosque; al final del camino
estará el abismo.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, se erigirán
torres de Babel en todos los puntos de la tierra, en Roma y en Bizancio; los campos
se vaciarán; no habrá más ley que mirar por uno mismo y por los propios. Pero los
bárbaros estarán en la ciudad; ya no habrá pan para todos y los juegos no serán
suficientes; entonces, las gentes sin futuro provocarán grandes incendios.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hambre oprimirá el vientre
de tantos hombres y el frío aterirá tantas manos, que estos querrán ver otro mundo
y vendrán mercaderes de ilusiones que ofrecerán el veneno. Pero éste destruirá los
cuerpos y pudrirá las almas; y aquellos que hayan mezclado el veneno con su sangre
serán como bestias salvajes cogidas en una trampa, y matarán y violarán y despojarán
y robarán, y la vida será un Apocalipsis cotidiano.
*Cuando empiece el año
mil que sigue al año mil, todos intentarán disfrutar tanto como puedan; el hombre
repudiará a su esposa tantas veces como se case y la mujer irá por los caminos umbríos
tomando al que le plazca, dando a luz sin poner el nombre del padre. Pero ningún
maestro guiará al niño y cada uno estará solo entre los demás; la tradición se perderá;
la ley será olvidada como si no se hubiera anunciado y el hombre volverá a ser salvaje.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el padre buscará el placer
en su hija, el hombre en el hombre, la mujer en la mujer, el viejo en el niño impúber,
y eso será a los ojos de todos. Pero la sangre se hará impura; el mal se extenderá
de lecho en lecho; el cuerpo acogerá todas las podredumbres de la tierra, los rostros
serán consumidos, los miembros, descarnados; el amor será una peligrosa amenaza
para aquellos que se conozcan sólo por la carne.
*Cuando empiece el año mil
que sigue al año mil, aquel que hable de promesas y de ley no será oído; el que
predique la fe de Cristo perderá su voz en el desierto. Pero por todas partes se
extenderán las aguas poderosas de las religiones infieles; falsos mesías reunirán
a los hombres ciegos. Y el infiel armado será como nunca había sido; hablará de
justicia y de derecho, y su fe será de sangre y fuego; se vengará de la cruzada.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el fragor de la muerte provocada
avanzará como la tormenta sobre la tierra; los bárbaros se mezclarán con los soldados
de las últimas legiones; los infieles vivirán en el corazón de las ciudades santas;
todos serán, por turnos, bárbaros, infieles y salvajes. No habrá órdenes ni normas;
el odio se extenderá como la llama en el bosque seco; los bárbaros masacrarán a
los soldados; los infieles degollarán a los creyentes; el salvajismo será cosa de
cada uno y de todos, y las ciudades morirán.
*Cuando empiece el año mil que
sigue al año mil, los hombres se juzgarán entre ellos según sean su sangre y su
fe; nadie escuchará el corazón sufriente de los niños; se les echará del nido como
los pájaros a sus crías; y nadie podrá protegerlos de la mano armada con guantelete.
El odio inundará las tierras que se creían pacificadas. Y nadie se librará, ni los
viejos ni los heridos; las casas serán destruidas o robadas; los unos se apoderarán
del lugar de los otros; todos cerrarán los ojos para no ver a las mujeres violadas.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos sabrán lo que ocurre
en todos los lugares de la tierra: se verá al niño cuyos huesos están marcados en
la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas, Y al que se da caza como a
las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues no se preocupará sino
de sí mismo; dará un puñado de granos como limosna, mientras que el dormirá sobre
sacos llenos. Y lo que dé con una mano recogerá con la otra.
*Cuando empiece
el año mil que sigue al año mil, el hombre comerciará con todo; todas las cosas
tendrán precio, el árbol, el agua y el animal; nada más será realmente dado y todo
será vendido. Pero el hombre entonces no valdrá más que su peso en carne; se comerciará
con su cuerpo como los canales de ganado; tomarán su ojo y su corazón; nada será
sagrado, ni su vida ni su alma; se disputarán sus despojos y su sangre como si se
tratara de una carroña.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil,
el hombre habrá cambiado la faz de la tierra; se proclamará el señor y el soberano
de los bosques y de las manadas; habrá surcado el sol y el cielo y trazará caminos
en los ríos y en los mares. Pero la tierra estará desnuda y será estéril, el aire
quemará y el agua será fétida; la vida se marchitará porque el hombre agotará las
riquezas del mundo. Y el hombre estará solo como un lobo en el odio de sí mismo.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los niños también serán vendidos;
algunos se servirán de ellos como de muñecos para disfrutar de su piel joven; otros
los tratarán como a animales serviles. Se olvidará la debilidad sagrada del niño
y su ministerio; será como un potro que se doma, como un cordero que se sangra,
que se sacrifica. Y el hombre no será más que barbarie.
*Cuando empiece el
año mil que sigue al año mil, la mirada y el espíritu de los hombres serán prisioneros;
estarán ebrios y no lo sabrán; tomarán las imágenes y los reflejos por la verdad
del mundo; se hará con ellos lo que se hace con un cordero. Entonces vendrán los
carniceros; los rapaces los agruparán en rebaños para guiarlos hacia el abismo y
levantar a los unos contra los otros; se les matará para tomar su lana y su piel
y el hombre que sobreviva será despojado de su alma.
*Cuando empiece el año
mil que sigue al año mil, reinarán los soberanos sin fe; mandarán sobre multitudes
humanas inocentes y pasivas; esconderán sus rostros y guardarán en secreto su nombre
y sus fortalezas estarán perdidas en los
bosques. Pero ellos decidirán la
suerte de todo y de todos; nadie participará en las asambleas de su orden; todos
serán siervos pero se creerán hombres libres y caballeros; sólo se levantarán los
de las ciudades salvajes y las creencias heréticas, pero también serán vencidos
y quemados vivos.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres
serán tan numerosos sobre la tierra que parecerán un hormiguero en el que alguien
clavara un bastón; se moverán inquietos y la muerte los aplastará con el talón como
a insectos enloquecidos. Grandes movimientos los enfrentarán unos contra otros;
las pieles oscuras se mezclarán con las pieles blancas; la fe de Cristo con la del
infiel; algunos predicarán la paz concertada pero por todo el mundo habrá guerras
de tribus enemigas.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los
hombres querrán franquear las murallas; la madre tendrá el pelo gris de una vieja;
el camino de la naturaleza será abandonado y las familias serán como granos separados
que nada puede unir. Será, pues, otro mundo; todos errarán sin vínculos, como los
caballos desbocados corriendo en todas direcciones sin guía; desgraciado del caballero
que cabalgue esa montura; carecerá de estribos y se precipitará en la zanja.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres no confiarán en
la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura; querrán elegir
a sus hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no deseen. Pero
¿qué será de estos hombres que se creen Dioses? Los poderosos se apropiarán de las
mejores tierras y las mujeres más bellas; los pobres y los débiles serán ganado;
los poblachos se convertirán en plazas fuertes; el miedo invadirá los corazones
como un veneno.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, habrá surgido
un orden negro y secreto; su ley será el odio y su arma, el veneno; deseará siempre
más oro y se
extenderá su reino por toda la tierra, y sus servidores estarán
unidos entre ellos por un beso de sangre. Los hombres justos y los débiles acatarán
su regla. Los poderosos se pondrán a sus servicios. La única ley será la que dicte
en las sombras; venderá el veneno aún dentro de las iglesias. Y el mundo avanzará
con ese escorpión bajo el pie.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año
mil, muchos hombres permanecerán sentados con los brazos cruzados, se irán sin saber
adónde, con los ojos vacíos, pues no tendrán forja en la que batir el metal, ni
campo que cultivar. Serán como la simiente que no puede echar raíces. Errantes y
empobrecidos; los más jóvenes y los más viejos, a menudo sin hogar. Su única salvación
será la guerra y combatirán entre ellos, y odiarán su vida.
*Cuando empiece
el año mil que sigue al año mil, las enfermedades del agua, del cielo y de la tierra
atacarán al hombre y le amenazarán; querrá hacer nacer lo que ha destruido y proteger
su entorno; tendrá miedo de los días futuros. Pero será demasiado tarde; el desierto
devorará la tierra y el agua será cada vez más profunda, y algunos días se desbordará,
llevándose todo por delante como un diluvio, y al día siguiente la tierra carecerá
de ella y el aire consumirá los cuerpos más débiles.
*Cuando empiece el año
mil que sigue al año mil, la tierra temblará en muchos lugares y las ciudades se
hundirán; todo lo que se haya construido sin escuchar a los sabios será amenazado
y destruido; el lodo hundirá los pueblos y el suelo se abrirá bajo los palacios.
El hombre se obstinará porque el orgullo es su locura; no escuchará las advertencias
repetidas de la tierra, pero el incendio destruirá las nuevas Romas y, entre los
escombros acumulados, los pobres y los bárbaros, a pesar de las legiones, saquearán
las riquezas abandonadas.
*Cuando empiece el año mil que sigue al año mil,
el sol quemará la tierra; el aire ya no será velo que protege del fuego. No será
más que una cortina
agujereada y la luz ardiente consumirá las pieles y los
ojos. El mar se alzará como agua enfurecida; las ciudades y las riberas quedarán
inundadas y continentes enteros desaparecerán; los hombres se refugiarán en las
alturas y olvidando lo ocurrido, iniciarán la reconstrucción.
*Cuando empiece
el año mil que sigue al año mil, los hombres sabrán hacer realidad los espejismos;
los sentidos serán engañados y creerán tocar lo que no existe; seguirán caminos
que solo los ojos verán y el sueño podrá hacerse realidad. Pero el hombre ya no
sabrá distinguir entre lo que es y lo que no es. Se perderá en falsos laberintos;
los que consigan dar vida a los espejismos se burlarán del hombre pueril, engañándole.
Y muchos hombres se convertirán en perros rastreros.
*Cuando empiece el año
mil que sigue al año mil, los animales que Noé embarcó en su arca no serán, entre
las manos del hombre, más que bestias transformadas según su voluntad; y, ¿quién
se preocupará de su sufrimiento vital? El hombre habrá hecho de cada animal lo que
habrá querido. Y habrá destruido numerosas especies. ¿En qué se habrá convertido
el hombre que haya cambiado las leyes de la vida, que haya hecho del animal vivo
pella de arcilla? ¿Será el igual de Dios o el hijo del diablo?
*Cuando
empiece el año mil que sigue al año mil, se deberá temer por hijo del hombre; el
veneno y la desesperación le acecharán; no se le habrá deseado más que por uno mismo,
no por él o por el mundo; será acosado por el placer y a veces venderá su cuerpo.
Pero incluso el que sea protegido por los suyos estará en peligro de tener el espíritu
muerto; vivirá en el juego y en el espejismo. ¿Quién le guiará cuando no tenga
maestros? Nadie le habrá enseñado a esperar y a actuar.
*Cuando empiece el
año mil que sigue al año mil, el hombre se creerá Dios, aunque no habrá progresado
nada desde su nacimiento. Atacará vencido por la
ira y por los celos. Y su
brazo estará armado con el poder del que se habrá adueñado; Prometeo cegado podrá
destruirlo todo a su alrededor. Será un enano de alma y tendrá la fuerza de un gigante;
avanzará a pasos inmensos pero no sabrá que camino tomar. Su cabeza estará cargada
de saber pero ya no sabrá porque vive o porque muere será, como siempre, el loco
que gesticula o el niño que gime.
*Cuando empiece el año mil que sigue al
año mil, regiones enteras serán botines de guerra. Más allá de los límites romanos
e incluso en el antigua territorio del imperio; los hombres de las mismas ciudades
se degollarán; aquí habrá guerra entre tribus y allá, entre creyentes. Los judíos
y los hijos de Alá no dejarán de enfrentarse y la tierra de Cristo será su campo
de batalla; pero los fieles querrán defender en todo el mundo la pureza de su fe
y ante ellos no habrá más que duda y poder; entonces la muerte avanzará por todo
el mundo como estandarte de los tiempos nuevos.
*Cuando empiece el año mil
que sigue al año mil, multitudes de hombres serán excluidos de la vida humana; no
tendrán derechos, ni techo, ni pan; estarán desnudos y no tendrán más que su cuerpo
para vender; se le expulsará lejos de la torre de Babel de la opulencia. Se agitarán
como un remordimiento o una amenaza; ocuparán regiones enteras y proliferarán: escucharán
las prédicas de la venganza y se lanzarán al asalto de las torres orgullosas; habrá
llegado el tiempo de las invasiones bárbaras.
*Cuando empiece el año mil
que sigue al año mil, el hombre habrá entrado en el laberinto oscuro; tendrá miedo
y cerrará los ojos, pues ya no sabrá ver; desconfiará de todo y temerá a cada paso,
pero será empujado hacia delante y no le será permitido detenerse. La voz de Casandra
será, sin embargo, potente y clara. Pero él no la oirá pues querrá poseer más cada
día y su cabeza se habrá perdido en las fantasías; los que serán sus maestros le
engañarán y no tendrá más que malos consejeros.
*Llegados plenamente
al año mil que sigue al año mil, los hombres por fin habrán abierto sus ojos; ya
no estarán encerrados en sus cabezas o en sus ciudades; se verán y se oirán de un
lado a otro de la tierra; sabrán que lo que golpea a uno hiere al otro. Los hombres
formarán un cuerpo único del que cada uno será una parte ínfima, y juntos construirán
el corazón, y habrá una lengua que será hablada por todos y nacerá así, por fin,
el gran humano.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el
hombre habrá conquistado el cielo; creará estrellas en el gran mar azul sombrío
y navegará en esa nave brillante, nuevo Ulises, compañero del sol, hacia la odisea
celeste. Pero también será el soberano del agua; habrá construido grandes ciudades
náuticas, que se nutrirán de las cosechas del mar; vivirá así en todos los rincones
del gran dominio y nada le será prohibido.
*Llegados plenamente al año mil
que sigue al año mil, los hombres podrán penetrar en las profundidades de las aguas;
su cuerpo será nuevo y ellos serán peces, y algunos volarán más altos que los pájaros
como si la piedra no cayera. Se comunicarán entre ellos pues su espíritu estará
tan abierto que recogerá todos los mensajes, y los sueños serán compartidos y vivirán
tanto tiempo como el más viejo de los hombres, aquel del que hablan los libros sagrados.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá el
espíritu de todas las cosas, la piedra o el agua, el cuerpo del animal o la mirada
del otro; habrá penetrado los secretos que los dioses antiguos poseían y empujará
una puerta tras otra en el laberinto de la vida nueva. Creará con la fuerza con
que brota una fuente; enseñara es saber a la multitud de los hombres, y los niños
conocerán la tierra y el cielo mejor que nadie antes que ellos. Y el cuerpo del
hombre será más grande y más hábil. Y su espíritu habrá abarcado todas las cosas
y las habrá poseído.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil,
el hombre ya no será el único soberano, pues la mujer empuñará el cetro; será la
gran maestra de los tiempos futuros y lo que piense lo impondrá a los hombres; será
la madre de ese año mil que sigue al año mil. Difundirá la dulzura tierna de la
madre tras los días del diablo; será la belleza después de la fealdad de los tiempos
bárbaros; el año mil que viene después del año mil cambiará en poco tiempo; se amará
y se compartirá, se soñará y se dará vida a los sueños.
*Llegados plenamente
al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu
se apoderará de las gentes, que comulgarán en fraternidad; entonces se anunciará
el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe; después
de los días negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán
los días felices; el hombre reconocerá el camino de los hombres y la tierra será
ordenada.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los caminos
irán de una punta de la tierra y del cielo a la otra; los bosques serán de nuevo
frondosos y los desiertos habrán sido irrigados; las aguas habrán vuelto a ser puras.
La tierra será un jardín; el hombre velará sobre todo lo que vive; purificará lo
que ha contaminado; así sentirá que toda esta tierra es su hogar, y será sabio y
pensará en el mañana.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil,
todos serán como movimientos ordenados, se sabrá todo del mundo y del propio cuerpo;
se soñará con la enfermedad antes de que aparezca; todos se curarán así mismos y
a los demás. Se habrá entendido que es necesario ayudar para mantenerse, y el hombre,
después de los tiempos de cerrazón y de avaricia, abrirá su corazón y su bolsa a
los más desposeídos; se sentirá caballero de la orden humana y así por fin un tiempo
nuevo empezará.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el
hombre habrá aprendido a dar y compartir; los días amargos de la soledad habrán
pasado; creerá de nuevo en el espíritu; y los bárbaros habrán adquirido el derecho
de ciudadanía. Pero eso vendrá después de las guerras y los incendios; eso surgirá
de los escombros ennegrecidos de las torres de Babel. Y habrá sido necesario el
puño de hierro para que se ordene el desorden. Y para que el hombre encuentre el
buen camino.
*Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre
sabrá que todos los seres vivos son portadores de luz y que son criaturas que deben
ser respetadas; habrá construido las ciudades nuevas en el cielo, sobre la tierra
y sobre el mar. Conservará en la memoria lo que fue y sabrá leer lo que será; ya
no tendrá miedo de su propia muerte, pues en su vida habrá vivido muchas vidas y
sabrá que la luz nunca se apagará.