PORTAL MASÓNICO DEL GUAJIRO

La Hermandad para toda la Humanidad

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Manual del Maestro
Aldo Lavagnini Magister

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El tercer grado de la Masonería, cuyo significado tenéis ahora el privilegio de conocer y realizar, como resultado de vuestros esfuerzos encaminados a la comprensión del primero y del segundo, es el símbolo natural de la perfección humana que se consigue por medio del esfuerzo constante en trascender y superar las humanas debilidades y limitaciones.

Maestro -del latín magister- se llama efectivamente, a aquel que es magos (o sea más) que los demás: más sabio y justo, más grande moral, intelectual y espiritualmente; un hombre superior en todos sentidos y por extensión aquel que ha superado el estado puramente humano de la evolución y se ha convertido en más que hombre.

Ser maestro es, pues, algo más que conocer las palabras y hacer los signos de este grado: la realización de la cualidad de tal es, para el hombre, la Suprema Conquista a la cual puede aspirar, aquella Conquista que se halla simbolizada por el místico ramito con el cual los maestros Masones se jactan haber trabado directo conocimiento. Su trascendencia se halla demostrada también por el hecho de que las palabras y signos que se comunican en este grado se consideran como meros substitutos de las palabras y signos reales, los que, evidentemente, deben ser buscados y encontrados individualmente, por medio de un esfuerzo personal.

La Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición que mantienen al hombre en un estado de inferioridad y esclavitud moral han de ser individualmente vencidos y superados, después de haberlos reconocido como malos compañeros en el recinto interior de nuestro ser, para que la verdadera palabra -perdida por causa de estos tres enemigos naturales del hombre- pueda encontrarse, escondida bajo aquel ramo, manifestando la Fuerza Omnipotente, con la que sólo se consigue el magisterio.

Pero no es nuestra intención, en estas breves palabras que dirigimos al hermano lector antes de entrar en materia, anticipar la revelación del Misterio Iniciático que se halla escondido en este grado, cuya importancia se manifiesta suficientemente en el nombre de exaltación dado a la ceremonia con la cual se recibe al candidato. Con tal revelación queremos indicar únicamente el camino para el reconocimiento individual de la Verdad. Lo único que intentamos ahora es hacer patente el propósito de este "Manual" como el de un guía que conducirá a la comprensión de lo que realmente significa el Magisterio, y de cómo hemos de dirigir nuestros esfuerzos para ese intento, en el cual pueden concentrarse las más profundas y vitales aspiraciones humanas.

Aunque nuestros diplomas y el reconocimiento de los demás hermanos patenticen nuestra cualidad de maestros Masones, el Real Magisterio del Arte no puede ser actualmente para nosotros mas que una aspiración, aunque sincera y profunda, a la cual únicamente podemos dirigir los esfuerzos de nuestra Inteligencia y Voluntad. Es, pues, necesario que comprendamos y sepamos para saber querer: de ahí madurará el empuje que, con el poder del silencio de quien conoce el misterio del más allá, nos conducirá al resultado deseado.

Ésta, en sus cuatro palabras, es la fórmula de la realización; cada una de estas palabras encierra y sintetiza todo un esfuerzo, cuya efectividad produce el resultado. En particular, el esfuerzo de conocer implica un largo período de estudio y meditación, que tiene que comprender los sujetos más diferentes; por esta razón, aunque toda la Masonería pueda concentrarse en sus tres grados fundamentales o simbólicos -y su Doctrina ya pueda considerarse encerrada y sintetizada en el primero, pues .el esfuerzo para aprender es el que nos conduce a las más elevadas realizaciones,- y el tercer grado justifique plenamente el atributo de "sublime", la realización perfecta del significado de estos grados (como preliminar necesario para su realización efectiva y operativa) hace inevitable la adjunta de otros grados suplementarios, que ayuden al candidato para mejor comprender y realizar en su doble valor filosófico y operativo la mística Doctrina que se encierra simbólicamente en los primeros.

Así, pues, este "Manual", mientras por un lado representa el complemento de los dos que lo preceden, es igualmente, una introducción y preparación para los sucesivos, en los que se. completará el estudio de lo que, a nuestro juicio, constituye la verdadera Masonería.

Como los precedentes, y en armonía con el plan que hace de estos "Manuales" los tomos sucesivos de una misma obra, el presente se divide en cuatro partes. En la primera se estudia el significado de la ceremonia de exaltación, así como de los signos y palabras de la misma. Como las de los dos grados precedentes, esta ceremonia es la fórmula para la realización individual del Magisterio, que hace del candidato un adepto eficiente de la Gran Obra.

Ésta tiene un doble sentido, individual y colectivo, inseparables el uno del otro, como aspectos interior y exterior de una misma cosa. En otras palabras, lo que se realiza interiormente se hace potencia o Fuerza Operativa exterior, y por ende responsabilidad y actividad necesarias en el mismo plano, pues, como dijimos en el Manual precedente, los talentos que llegamos a poseer no se hacen efectivos sino con y por el medio del uso de los mismos.

Por consecuencia, el servicio es la Ley Suprema de la Evolución Individual, y nunca puede uno llegar a ser verdadero Maestro hasta que no haya comprendido lo que significa. Y el Servicio de! Maestro ha de distinguirse por la cualidad fundamental del Amor que caracteriza este grado, en el cual no se debe buscar un salario exterior o interior -como en los precedentes grados,- por constituir éste una identidad con aquél: el mismo Servicio, y el Amor que en él se expresa ha de ser el salario del Maestro.

La segunda parte examina los símbolos y conceptos iniciáticos propios de este grado, relacionados respectivamente con los números siete, ocho y nueve, mediante los cuales se llega a la comprensión de la década; y, además, con la Retórica, la Música y la Astronomía; la tercera del trívium y las dos últimas del quadrivium, que, como las precedentes, tienen para el iniciado un sentido íntimo diferente de su sentido profano, por extenderse en una nueva dimensión.

La tercera parte se ocupa de la necesaria aplicación moral y operativa que debe hacerse de los símbolos, instrumentos y conocimientos que se relacionan con este grado, cuya individual realización hace de hecho al Maestro Masón y le confiere la efectividad de los derechos y privilegios que se hallan implícitos en este grado y que son la consecuencia de una justa y perfecta observancia de los correspondientes deberes.

Finalmente, en la cuarta se examina el porvenir que tiene destinado nuestra Institución, como resultado natural de su pasado, actualmente operativo. Se contesta así -por lo que se refiere a la Sociedad- a la tercera pregunta de la Esfinge, que especialmente se refiere a este grado, y cuya ajustada contestación individual consagra como tal al perfecto Maestro Masón.

Estamos seguros de que nuestros esfuerzos en dar a conocer a los Masones la esencia real de nuestra augusta y gloriosa institución no dejarán de producir, con la cooperación indistintamente de todos los que nos lean, el resultado que más ambicionamos: una mejor comprensión y realización del Plan del Gran. Arquitecto con relación a nuestra Orden, a cuyo plan todos tenemos el privilegio y el deber de cooperar.

La unificación masónica, a la cual especialmente han de dirigirse los esfuerzos de los Maestros, no puede ser sino el resultado natural e inevitable de una mejor comprensión de lo que es en realidad nuestra Orden, así como de su unidad indivisible; el resultado de los esfuerzos de todos los que con buena voluntad se proponen y hacen según mejor pueden, obra masónica. Haciendo, cada cual en la Logia y Organización Masónica a la que pertenece, una Obra inspirada por su más elevada comprensión de los Fines, Ideales y Propósitos de la Institución, la Masonería progresará efectivamente por encima de sus actuales divisiones externas -inevitables hasta que la Masonería permanezca principalmente polarizada en lo exterior. Comprendiendo, igualmente, cada masón el esfuerzo de los demás en realizar un mismo plan, cesará todo motivo de división, así como toda arbitraria distinción de regularidad y, en un espíritu de Comprensión, Tolerancia y sincera Fraternidad serán vencidos y desterrados los tres enemigos simbólicos de nuestra Institución.

Trabajemos, pues, con aquel Amor, con el cual se complementan la Alegría, el Fervor y la Libertad del Compañero, y nos haremos dignos de nuestra cualidad de Maestros Masones, recibiendo en la obra el salario que nos compete.



  1. Aldo Lavagnini - Magister
  2. Manual del Aprendiz Masón - Aldo Lavagnini
  3. Manual del Compañero Masón - Aldo Lavagnini



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