El Plebeyo
Alfredo Leturia
Vals Criollo del Perú
Letra: Felipe Pinglo Alba
Música: Felipe Pinglo Alba
La noche cubre ya
con su negro crespón,
de la ciudad,
las calles que cruza la gente
con pausada acción.
La luz artificial,
con débil proyección,
propicia la penumbra
que esconde en su sombra
venganza
y traición.
Después de laborar,
vuelve a su humilde hogar,
Luis Enrique,
el plebeyo,
el hijo del pueblo,
el hombre que supo amar,
y que sufriendo
está
esa infamante ley
de amar a una aristócrata
siendo plebeyo él.
Trémulo de emoción,
dice así en su canción:,
El amor siendo humano,
tiene algo de divino,
amar no es un delito,
porque hasta Dios amó.
Y si el cariño es puro,
y el deseo es sincero,
¿por qué robarme quieren,
la fe del corazón?
Mi sangre,
aunque plebeya,
también tiñe de rojo
el alma en que se anida,
mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo,
humilde plebeyo,
no es distinta la sangre,
ni es otro el corazón.
Señor,
¿por qué los seres
no son de igual valor?
Así en duelo mortal,
abolengo
y pasión,
en silenciosa lucha,
condenarnos suelen
a grande dolor;
al
ver que un querer,
porque plebeyo es,
delinque si pretende,
la enguantada
mano
de fina mujer.
El corazón que ve,
destruido su ideal,
reacciona
y se levanta,
en franca rebeldía,
que esconde en su humilde faz.
y el plebeyo
de ayer,
es el rebelde de hoy,
que por doquier pregona,
la igualdad en
el amor.
Trémulo de emoción,
dice así en su canción:
El amor siendo
humano,
tiene algo de divino,
amar no es un delito,
porque hasta Dios amó.
Y si el cariño es puro y,
el deseo es sincero,
¿por qué robarme quieren,
la fe del corazón?
Mi sangre,
aunque plebeya,
también tiñe de rojo
el alma en que se anida,
mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo,
humilde plebeyo,
no es distinta la sangre,
ni es otro el corazón.
Señor,
¿por qué los seres no,
son de igual valor?
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