A. Oigo que es usted masón. Se hablan sobre
ellos cosas tan diversas que me agradaría tener informes fidedignos; pero usted,
seguramente, no estará autorizado para darme las aclaraciones necesarias.
B.
Al contrario, pregúnteme.
A.
Me sorprende. Tenía entendido que los Masones estaban obligados a la más severa
discreción.
B. Eso se refiere
únicamente a las formalidades de ritual, que se observan en nuestras reuniones,
y a los asuntos de índole interna de la Asociación.
A. Entonces le ruego me responda
a algunas preguntas. ¿Qué fines persigue la Masonería?.
B. Trabajamos por el ennoblecimiento
de la Humanidad y queremos contribuir a que la verdadera moral se extienda cada
vez más por el mundo.
A.
Dice usted que la Asociación "trabaja". ¿Qué clase de trabajo es éste?.
B. En primer lugar se trata del
estímulo continuo para el propio ennoblecimiento, mediante el propio examen de conciencia;
después influenciando en este sentido a los demás, sean o no miembros de la Masonería,
y por último fomentando cualquier obra o ideal, moral y bien intencionada, tanto
en el terreno práctico como en el teórico.
A. Según el criterio masónico, ¿Dónde se encuentra los fundamentos
de la verdadera moral?.
B.
En nuestra propia conciencia, donde una voz nos aconseja y previene, y en los fundamentos
éticos de la cultura de la Humanidad, que tienen expresión perfecta en la moral
de Cristo.
A. ¿Entonces
forman ustedes una Asociación cristiana?.
B. Ciertamente, pero solo en lo que se refiere a la ética.
A. Frente a los fundamentos
del cristianismo, ¿Qué posición sostienen ustedes?.
B. Las premisas de la Orden son
la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. La forma de desarrollar estos conceptos,
así como la idea con que se los representen en la imaginación, queda al arbitrio
de cada miembro de la Orden. Dios es, desde luego, para nosotros el portador o representante
del orden moral del mundo.
A.
Estas ideas no son exclusivas del cristianismo, y, sin embargo, he oído que sólo
admiten ustedes cristianos.
B.
Esto sólo se refiere a determinadas logias. Las demás tienen abiertas sus puertas
igualmente para los que no profesan la fe cristiana.
A. Si sostienen ustedes este criterio
fundamental. ¿Cuál es la causa de que en determinadas logias sólo se admitan cristianos?.
B. Porque creen en la necesidad
de ser cristianos para desarrollar nuestras ideas morales, que tienen sus raíces
en el cristianismo.
A.
¿Sus raíces en el cristianismo? ¿Es ésta la opinión de sustentan también las demás
logias?.
B. Ciertamente.
Sin el cristianismo no hubiera podido producirse la Masonería, que después de larga
prehistoria, se organiza en la forma actual en siglo XVII en Inglaterra.
A. No obstante, los católicos
les consideran como enemigos.
B.
Eso es injusto. Somos, por el contrario, amigos de la verdadera religiosidad.
A. Entonces, ¿Por qué afirman
los católicos lo contrario?.
B.
La Iglesia católica teme que nuestra Asociación, fundada en el verdadero espíritu
de tolerancia, quebrante su influencia.
A. Acaso en la Suprema Dirección de su Orden haya otros
propósitos secretos y mal intencionados.
B. Esta suprema Dirección no existe. No hay más que asociaciones
de logias dentro de cada Estado. Relaciones internacionales sólo se establecen entre
las asociaciones de logias de cada país a manera de las relaciones diplomáticas
mantenidas entre potencias políticas iguales, y para regular Asambleas o Congresos.
A. ¿No aspiran ustedes también
a la fraternidad universal en el sentido político?.
B. Somos patriotas fieles y consideramos
que, aun en interés de la Humanidad misma, no es deseable la desaparición total
de las diferencias nacionales; quisiéramos, no obstante contribuir a suavizar las
diferencias políticas. La política por sí sola no nos interesa.
A. No obstante, se oye que en
Francia y España las logias se ocupan de política.
B. Esto está expresamente prohibido
desde los más antiguos reglamentos masónicos.
A. ¿Es para ustedes esencial el patriotismo?.
B. Naturalmente. Gentes sin patria
no tienen cabida en nuestros talleres.
A. ¿Qué otras cualidades consideran ustedes necesarias para la admisión?.
B. Quien pretenda ingresar
ha de ser hombre honrado y de buenas costumbres, debe reunir la cultura y preparación
espiritual necesaria, para saber desarrollar las sugestiones que reciba en las logias,
y disponer de algunos medios económico, pues su pertenencia a la Masonería representa
algún sacrificio pecuniario (de 60 a 200 pesetas anuales aproximadamente).
A. ¿ Entonces no es la Masonería
una Asociación humana – esta expresión la he oído – en el sentido de poder abarcar
todo el mundo?.
B. En este
sentido, desde luego no. Queremos ser apóstoles del humanismo, y extender las enseñanzas
que recibimos en nuestras logias para que el mundo se sature de nuestras ideas.
A. Estas ideas, según veo,
son ya bien conocidas por todos, Las iglesias y otras asociaciones las mantienen
como normas esenciales. Para esto solo me parece que la Masonería no sería muy necesaria.
B. En parte tiene usted razón,
aunque nuestras enseñanzas tienen algo característico que no llega a expresarse
siempre en las iglesias y otras asociaciones. Por ejemplo, el criterio de que el
hombre no es malo en el fondo de su ser, sino bueno, y la insistencia sobre la influencia
de un hombre sobre otro. Coincidimos en un concepto hondamente moral de la vida,
que de ningún modo está influenciado por dogmas rígidos, y ello justifica, ahora
como antes, la existencia de la Asociación, y seguirá haciéndola necesaria en su
singular característica hasta que los ideales que nos mueven se hayan convertido
en realidad.
A. ¿Por qué
mantienen ustedes en nuestros tiempos sus secretos, aunque sólo sean los que se
refieren al ritual o las cuestiones de orden interno?. Supongo que no será por temor
a los ultramontanos, sobre todo en aquellos países en que el catolicismo está en
franca minoría.
B. El secreto
une fuertemente a los hombres. El espíritu cordial de nuestras reuniones se eleva
con esto, y en ello vemos un mutuo estímulo, como no existiría probablemente otra
más fuerte. Además sólo quien se ocupe largo tiempo e intensamente de su estudio
estará capacitado para comprender el sentido y la relación del ritual con nuestros
valiosos símbolos, que tanta influencia ejerce sobre el Espíritu. Para ello el secreto
es indispensable. Por lo que se refiere a cuestiones de orden interno o íntimo tampoco
es usual que se exterioricen sobre ellas los miembros de otras asociaciones, por
ejemplo, la familia.
A.
Habláis de la cordialidad de las relaciones, ponéis como comparación la familia,
frecuentemente se oye que ustedes se llaman hermanos entre sí. Sin embargo, hay
Masones que en sus relaciones con otros no hacen el menor distingo, ni se comportan
como familiares, ni siquiera como amigos sinceros y fieles.
B. Amigos solo somos en el sentido
de la coincidencia de anhelos para lograr el mismo fin con medios honrados, en el
sentido de la estimación mutua que se dispensan los hombres honestos, que luchan
a favor del noble humanitarismo, en el sentido de confianza y predisposición para
ayudarnos y aconsejarnos unos a otros con todas las fuerzas al servicio de la moral.
Sólo así ha de interpretarse la denominación de hermanos que frecuentemente empleamos.
Hermanos somos porque nuestras relaciones se fundan en el más puro humanitarismo,
porque nos reúne un limpio amor a la Humanidad, aquel amor que debe ligar a todos
los hombres, y porque nos sentimos unidos en el deseo de fomentar con la mayor energía
este amor entre nosotros y para con los demás. Una relación personal más estrecha
sólo puede conseguirse con trato más dilatado, y difícilmente se conseguirá nunca
entra la totalidad de miembros de una logia. Para ello sería precisa la coincidencia
en algunas otras cuestiones, que poco a nada interesa a la Masonería.
A. Puede ser, pero yo conozco
Masones que no parecen revelar las características de humanismo que vos describís.
B. Siempre seremos hombres
con debilidades humanas. Estamos constantemente amenazados y tentados por enemigos
externos e internos de nuestros anhelos morales. Por esto sometemos a examen a los
solicitantes antes de ser admitidos, pero ¿Quién es capaz de leer el corazón humano?.
Suficiente es que los pensamientos viles sean entre nosotros la excepción, si los
anhelos humanitarios son fácilmente perceptibles en la mayoría, y si las logias
son lugares de educación de los sentimientos en un sentido moral y trabajan por
la desaparición de todas las injusticias sociales.
A. Si le he entendido bien, la
Masonería es una Asociación que no puede considerarse secreta, pero que trabaja
con usos y formalidades sobre las que mantienen la mayor reserva, y cuya finalidad
es el desarrollo moral de los asociados y de la Humanidad en general.
B. Esto es, en realidad, lo más
importante. Nuestra misión es luchar contra todo lo bajo y ruin, romper lanzas contra
el error, en nuestro propio pensamiento y en el de las personas que nos rodean.
Contribuir a que las relaciones humanas sean expresión del verdadero humanitarismo,
haciendo que cada cual se esfuerce en formarse teniendo esta idea como norma e influenciando
al mismo tiempo a los demás en este sentido, por medio del ejemplo, de la enseñanza
y las costumbres. Dentro de nuestro círculo interior los medios especiales para
nosotros son las instrucciones, el ritual y la estrecha relación personal de unos
asociados con otros.
A.
Esto, ciertamente, es grande y bello. Acaso me decida a ingresar en la Asociación.
B. Ello me proporcionaría
una sincera alegría; sin embargo me está vedado insistir para lograrlo. Una última
advertencia quisiera hacerle para este caso; acérquese lleno de esperanzas a la
idea, pero no espere demasiado de sus representantes. Ello le ahorrará seguramente
desilusiones.
FIN
Al publicar este diálogo tenemos el propósito de facilitar argumentos
a los hermanos jóvenes y poco experimentados en la polémica, capacitándoles para
contestar a los profanos que deseen tener alguna información sobre Masonería.
He intentado dar contestaciones claras, y de acuerdo con el criterio sustentado
por mí, a las preguntas más usuales.
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