
ESCRITOR y MÉDICO NATURISTA
Nació el 10 
de marzo de 1897 en la propiedad agrícola de su padre, Francisco 
Adum, en Kafr-Shbeil muy cerca de Biblos, Líbano, y perteneció a 
una familia católico-maronita.
"Insigne Escritor Gnóstico" y "Gran 
Maestro de Misterios Mayores de la Logia Blanca".
	
Aunque fue un prolífico escritor, no se conoce ningún currículum-vitae 
suyo, ni siquiera para la contratapa de alguno de sus numerosos libros. Toda la 
información de la que se dispone proviene de las referencias de sus hijos, ya que 
habiendo fallecido en 1958 a la edad de 61 años, en 1988 (30 años después) la mayoría 
de sus contemporáneos que pudieran informar sobre sus primeros años han dejado también 
de existir. Se sabe que tuvo un hermano menor, el último, Salim, y tres hermanas: 
Celinda, fallecida en Guayaquil, Nazza y Rebicimia, fallecidas en Brasil, país adonde 
emigraron casadas durante la Primera Guerra Mundial.
Fue una persona hermética 
en lo que concernía a su vida. En dos de las novelas que escribió: "Adonay" y "El 
Bautismo del Dolor" (la primera publicada en español y portugués y la segunda sólo 
en portugués), lo que aconteció a "Adonay" aparentemente son relatos autobiográficos 
de su vida en Líbano, Cercano Oriente y Francia; no obstante, cada vez que se le 
preguntó si realmente podrían considerarse como acontecimientos de su vida, eludía 
sistemáticamente una respuesta objetiva, diciendo que la pregunta carecía de importancia, 
actitud que mantenía, según explicó a uno de sus hijos, por temor a que se cultivara 
una reverencia a su persona, a causa de la admiración que le tenían y aun tienen 
sus discípulos.
ADOUM o ADUM
Ografía con que escribía 
su apellido (incluyendo una "o" entre la "d" y la "u") proviene de su pasaporte 
emitido por autoridades francesas, en cuyo idioma es indispensable escribir "Adoum" 
para que suene igual que "Adum" en español.
SU INFANCIA
Su infancia debe haber sido difícil, al igual que la de todos los cristianos en 
Europa Oriental y Cercano Oriente, la ocupación turca revistió extrema crueldad 
como lo testimonian hechos muy conocidos, provocados por el fanatismo otomano en 
los países árabes y en Europa.
Las restricciones impuestas por los turcos fueron 
draconianas, al extremo que les estaba prohibido acercarse al mar y el que lo hiciera 
recibía disparos de alguno de los gendarmes que vigilaban las playas. Durante la 
guerra no podían siquiera salar los alimentos ya que la sal escaseaba particularmente 
entre los cristianos. Sin embargo, los turcos no tenían óbice para que sus súbditos 
emigraran, razón por la cual concedían pasaportes o salvoconductos para salir del 
Imperio.
Así, cuando las cosas se pusieron difíciles entre 1900 y 1918, se produjo 
la avalancha de cristianos libaneses, sirios y palestinos a América y esa es la 
razón por la que se les dio equivocadamente el gentilicio de "turcos" a todos los 
inmigrantes que se identificaban con tales documentos.
Nada se sabe de los estudios 
que hizo, pero en su novela "Adonay" hay evidencias de que inició su investigación 
sobre las religiones antes de salir del Líbano, país al que jamás regresó, porque 
se refiere con gran conocimiento a la de los drusos, secta y etnia circunscripta 
al Cercano Oriente, de la cual hay escasísima información en Occidente.
Alguna 
vez contó a sus hijos que durante la guerra del 14 se unió al emir Faisal de Siria 
como su secretario, luchando por la independencia de su país, y cuando le preguntaron 
por qué continuó a su lado él explicó que una frase inoportuna suya había cambiado 
su vida y tal vez la de su país, agregando: "El emir me invitó a volver con él cuando 
me ubicó aquí, pero ya era demasiado tarde".
Hacia 1916 llegó a su casa la noticia 
de que había muerto en el frente, su padre y su hermano decidieron hipotecar a un 
usurero las tierras de la familia y venir a América; sin embargo, no había muerto 
y al fin de la guerra regresó a su casa en busca de refugio, perseguido, sin la 
protección del emir Faisal y con la cabeza puesta a precio por ser nacionalista, 
encontró que la heredad ya no les pertenecía y que los suyos habían venido a Ecuador.
LLEGA A AMÉRICA
Enseguida abandonó Líbano y ningún conocido 
volvió a saber de él hasta 1924, cuando llegó a nuestro país (Ecuador). Proveniente 
de Francia, estudiando, porque cuando llegó a Ecuador hablaba y escribía correctamente 
francés, lengua que no se enseñaba en colegios ni universidades de Líbano sino a 
partir de 1918.
Sabía Medicina Naturista, Hipnotismo y Sugestión, que no eran 
materias de las escuelas de Medicina de la Europa de esa época, lo cual pone una 
interrogante adicional en la investigación de lo que pudo haber hecho en ese lapso. 
Lo más probable es que tempranamente se decepcionó de la Medicina Clásica y orientó 
sus estudios hacia la especialidad que después cultivó.
Llegó con la salud quebrantada, 
en busca de los suyos, pero tuvo la sorpresa de no encontrarlos porque padre y hermano, 
uno después de otro, habían viajado a Brasil, donde residieron hasta su muerte.
CONOCE A QUIEN SERÁ SU ESPOSA
Los médicos le recomendaron 
que se radicara en la Sierra porque el clima de Guayaquil sería fatal para él. El 
Dr. Abel Gilbert le diagnosticó tuberculosis y pronosticó tres meses de vida. Fue 
así como decidió viajar a Ambato, donde, superados sus males, que estaban lejos 
de ser la terrible enfermedad de esos tiempos, conoció por un amigo, que en Machala 
acababa de enviudar un señor Villamar, a quien sería su esposa: Juana Aguad Barciona, 
libanesa, hija única, que vino con sus padres cuando tenía 5 años de edad y casaron 
por poder.
Con ella procreó cinco vástagos: Violeta, Jorge Enrique, Handel, Wagner 
(fallecido en 1977) y Nancy.
DESINTERÉS POR EL DINERO
Ambato en 1924 era una ciudad poco apta para poner de manifiesto su talento. 
Sin poder ejercer la Medicina que él conocía ("¡Quién querría o podría tomarme exámenes! 
explicaba años más tarde a sus hijos) trató de sobrevivir con el comercio pero descubrió 
que no tenía aptitud para esa rama. Y de hecho el resto de su vida mostró un total 
desinterés por el dinero, lo que justificaba su fracaso como comerciante.
Cuando 
algún amigo acudía a él en busca de salud, era incapaz de cobrar por el tratamiento. 
Aun, posteriormente, cuando tuvo autorización para ejercer, consideraba indigno 
recibir honorarios por curar enfermos, causando la natural irritación de su esposa, 
quien tenía que enfrentar las estrecheces económicas de un hogar de cinco hijos; 
por eso y mientras ejerció la Medicina, siempre se atuvo a la generosidad de sus 
pacientes sin pedirles jamás un centavo.
EL ARTISTA
En 
el aislamiento cultural que mantuvo en Ambato se dedicó a la pintura con razonables 
resultados en lo formal y artístico y deplorables en lo económico, pero en el campo 
intelectual se ahogaba. Para combatir el tedio aprendió a tocar música clásica en 
violín, tradujo y publicó "Las Alas Rotas" de Khalil Gibrán, dando a conocer probablemente 
por primera vez en Ecuador a este renombrado poeta y "La Moderna Eva" de Nicolás 
Hadad, otro notable escritor libanés.
EL MÉDICO
Con respecto 
a su ejercicio de la Medicina se deben señalar algunos hechos sorprendentes, de 
los cuales informan sus hijos con suficiente conocimiento porque fueron testigos 
presenciales.
Para el cuerpo médico de Ecuador en la década de 1930, cerrado 
a innovaciones o investigación de nuevas técnicas, Adoum no pasaba de ser un brujo 
irresponsable, a pesar de que quienes acudían a él lo hacían sólo cuando los médicos 
académicos los habían desahuciado.
En 1935 buscó horizontes más amplios en Quito 
y se mudó con su familia a la capital. Allí, con mejores elementos culturales, pudo 
desarrollar su capacidad aunque siempre dentro de extremadas limitaciones.
Publicó 
una revista teosófica "Yo Soy", cuya circulación se producía en el exterior, siendo 
muy limitada su venta en el país. Ese año atendió al Jefe Supremo Ing. Federico 
Páez de la grave dolencia que éste sufría y fue recompensado con una autorización 
para poder ejercer libremente la Medicina en el Ecuador.
Entre las curaciones 
importantes que realizó está la de una señora llamada María de León, quien sufrió 
terribles ataques de asma durante muchos años, habiendo visitado a cuantos médicos 
conocía, sin resultado alguno. Adoum le dio un tratamiento de hipnosis y prescribió 
que a las cinco de la mañana caminara sin zapatos sobre el césped del parque El 
Ejido de Quito.
María de León, al cabo de pocos meses, dejó de tener ataques 
de asma.
Hacia 1978 (43 años después) una revista médica de la Unión Soviética 
publicó que los médicos rusos estaban experimentando el tratamiento del asma, mediante 
marchas sobre el césped, en la madrugada, pues durante la noche, los rayos cósmicos, 
beneficiosos para los asmáticos, se acumulan en las hojas y pueden ser aprovechados 
por los pacientes antes de que el sol y el tránsito reduzcan su potencia.
Adoum 
jamás reveló cuál era la fuente donde aprendió ese tratamiento y tampoco vivió lo 
suficiente para poder leer el artículo mencionado.
A su hijo Wagner le curó la 
tiña, temido mal porque aun no se habían descubierto los antibióticos. A su hijo 
Handel, cuando tuvo terribles dolores de cabeza que desconcertaron a los médicos, 
desde Buenos Aires, por carta, sólo en base a los síntomas, le diagnosticó acertadamente 
envenenamiento tabacal.
Adoum jamás ejerció la medicina en otro país que no fuera 
Ecuador; sin embargo, cuando algún amigo le pedía consejo, se lo daba, aparentemente 
con éxito, porque siempre acudía algún amigo de su amigo, también en busca de consejo.
De esta manera propagando su renombre como médico acertado.
Sus curaciones debieron 
ser notables y bastante conocidas no sólo en Ecuador sino en Sudamérica, si se juzga 
con el siguiente incidente que le contrarió en Buenos Aires.(ver más adelante donde 
dice: "En 1955 viajó a Buenos Aires..."
EL ESCRITOR
Hacia 
1940 publicó en Quito su primer libro, "Poderes", empleando el seudónimo de "Mago 
JEFA" que identificó su producción literaria posterior y que consiste en las iniciales 
de su nombre, más la del nombre de pila de su padre según la usanza de los árabes 
(JEFA es igual a Jorge Elías Francisco Adoum).
Este libro despertó gran interés 
en toda Latinoamérica y escasa atención en el país. A éste le siguieron "Las llaves 
del Reino Interno" (1941), "Adonay" (1942), "La Zarza de Oreb" (1943), y "Revivir 
lo Vivido", editada ésta en 1945 como la última cuya impresión se hizo en Ecuador.
En 1943 se independizó Líbano y fue fundador y primer presidente del "Centro Cultural 
Árabe" de Quito, cuyo órgano de publicidad fue la revista "Oasis" de la cual llegaron 
a salir 16 números en tres años. En ella se publicaron artículos de notables escritores 
de Quito y del país, al convertirse en uno de los poquísimos medios de comunicación 
que existían en la capital. Las ceremonias de inauguración tuvieron lugar en la 
casa de Saadin Dassum que fue electo Vicepresidente y Antonio Chediack administrador.
SATISFACCIONES EN EL CAMPO ESPIRITUAL
Para 1946 era una 
figura conocida en el continente sudamericano, en el campo esotérico. Recibió una 
invitación de Chile para que dictara algunas conferencias y allí aprovechó para 
publicar su nuevo libro "El Pueblo de las Mil y Una Noches" (1946) en un lugar donde 
su demanda era mucho mayor que en Ecuador. Su intención fue permanecer en Santiago 
por tres meses, pero sus compromisos jamás le dejaron regresar en otra condición 
que de visita a su familia. Volvió algunas veces hasta 1953, año en que murió su 
esposa.
Desde 1946 su existencia cambió totalmente y fue llena de satisfacciones 
personales en el campo espiritual y la admiración que sus discípulos tenían por 
él rebasa toda ponderación. La generosidad de éstos hizo que las estrecheces económicas 
que sufrió en Ecuador se superaran sin esfuerzo. 
Vivía indistintamente entre 
Chile, Argentina y Brasil haciendo giras. Finalmente, en 1950, decidió establecerse 
en Río de Janeiro, desde donde visitaba otros países. La venta de sus libros se 
multiplicó y continúan siendo éxitos de librerías en América Latina.
En los años 
cincuenta, en vida suya, se constituyó en Brasil la "Comissáo Divulgadora das Obras 
do Dr. Adoum", cuya sede está aun en Santos Dumont, estado de Minas Gerais y se 
ocupa principalmente de la difusión de las enseñanzas y escritos de quien ha sido 
considerado un maestro en ese tipo de investigaciones.
En 1955 viajó a Buenos 
Aires y alguien cometió la indiscreción de dejar saber en qué hotel se alojaría. 
Se hospedó tranquilamente la noche de su llegada y a la mañana siguiente la policía 
acudió a su habitación a pedirle que dejara la ciudad a la brevedad posible. Le 
resultó totalmente incomprensible esa descortés actitud porque aun no se había enterado 
que el hall de hotel estaba lleno de gente en silla de ruedas, con muletas y caras 
demacradas, que querían visitar al Dr. Adoum por razones médicas; hecho que obligó 
a la administración a llamar a la policía.
FALLECE EN BRASIL
El 4 de mayo de 1958 falleció en Río de Janeiro a causa de un derrame cerebral 
y cumpliendo su voluntad está enterrado en la ciudad de Petrópolis, Brasil, donde 
le recuerdan como "JEFA EL VENERABLE". De sus discípulos ecuatorianos más conocidos 
cabe destacar la enorme admiración que por él tuvo el poeta César Dávila Andrade, 
para quien las enseñanzas de Jorge Adoum tuvieron mucho significado.
SUS CARACTERÍSTICAS PERSONALES
En cuanto a sus características 
personales, era alto, grueso, muy esbelto, de caminar imponente y cuidadoso en el 
vestir. Su mirada, jamás inexpresiva, era penetrante e inspiraba temor o ternura, 
según quien fuera el interlocutor. Hablaba muy claramente, en voz nunca alta pero 
siempre claramente audible, de tono firme y seguro. Tanto el español como el francés 
lo hablaba casi sin acento, con mucha propiedad.
En sus conferencias, como siempre 
sucede, se hacían presente sus detractores; pero Adoum sabía emplear el humorismo 
con mucha agilidad para desviar la controversia hacia la carcajada. Nadie recuerda 
haber presenciado un altercado suyo con otra persona, lo que conduce a creer que 
tenía un gran poder de convicción o habilidad para encontrar soluciones de armonía. 
Gustaba polemizar con quienes no pensaban como él, más no intentaba imponer sus 
creencias. Al discutir con Adoum se tenía la impresión de que sólo trataba de conocer 
cómo eran los puntos de vista ajenos, por mera curiosidad.
Su pasatiempo en los 
últimos años de su vida fue el cine, al que acudía con un estricto sentido de distracción, 
sin mayor análisis artístico de la película que iría a espectar. En Quito, los domingos, 
solía reunir en casa a almorzar a sus pocos amigos, casi todos compatriotas, tocaban 
laúd y cantaban música árabe, eran reuniones alegres y fraternales. Poderes o el 
Libro que Diviniza.
Como padre fue severo y exigente, predominando ante sus ojos 
el cumplimiento del deber como principio fundamental de vida. De hecho, él fue exigente 
por igual consigo mismo y se auto concedía muy poco margen para distracciones, en 
un perenne estudiar desde la hora de levantarse hasta la de acostarse.
Solía 
madrugar y comenzaba el día con sus ejercicios respiratorios, de los cuales formaban 
parte ciertos sonidos de las cuerdas vocales, muchos de ellos con la boca cerrada, 
tenuemente emitidos, muy prolongados, que variaban de tonalidad.
Sus libros tratan 
de las fuerzas interiores que, sin conocer de poseerlas, tiene el hombre. Varias 
de sus obras descubren significados ocultos en las escrituras sagradas de todas 
las religiones, particularmente del Cristianismo. Según sus propias palabras el 
objetivo de las religiones es acelerar la evolución del hombre, pero es inútil revelar 
a todos las mismas enseñanzas, porque lo que puede ser ayuda para unos es incomprensible 
y perjudicial para otros; no obstante, mientras no consiga transformarse cada uno 
en su propia religión, el hombre continuará sintiendo la necesidad de un culto institucionalizado. 
Las religiones, dice, fueron dadas a los pueblos y deberían satisfacer las necesidades 
de cada uno de ellos porque, en caso contrario, no satisfarán a su evolución. Dice 
que todas las religiones tienen un origen común y que las divergencias entre ellas 
se deben a la diferencia de nivel del desenvolvimiento mental de sus adeptos.
En "Esta es la Masonería" analiza el contenido esotérico de la Masonería y los pasos 
que deben darse para lograr la superación y la maestría. Intentó escribir sobre 
los 33 grados pero la muerte lo sorprendió al concluir el noveno. "Del Sexo a la 
Divinidad" estudia la historia de los misterios de las religiones, el poder creador, 
la llave de los misterios y el principio puro de las religiones. "Yo Soy" es una 
colección de afirmaciones para lograr la auto superación. "Poderes", dentro de la 
misma línea, habla de las llaves del saber, del querer y del nuevo nacimiento. "Cosmogénesis" 
analiza la relación del espíritu con la naturaleza. "La Magia del Verbo" se ocupa 
del poder espiritual y científico de las palabras. "La Zarza de Oreb" es una introducción 
a los grandes misterios del cuerpo humano. "El Génesis Reconstruido" trata de la 
relación del hombre con las fuerzas cósmicas. "El Pueblo de las Mil y Una Noches" 
trata de las religiones de Oriente, con un profundo conocimiento de la historia 
de esos pueblos. Fue un hombre culto y conocía la situación del Medio Oriente.
SUS LIBROS
Los libros que publicó son los que siguen. 
Junto al título se indica el número de ediciones que se han hecho hasta 1988, en 
español (E) y en portugués (P); así (3P) 
significa tres ediciones en portugués:
Quedaron inéditos algunos libros del Mago JEFA, tales como:
y el paradero de los originales de otros es ignorado. Algunas 
de sus obras se agotaron en la primera edición y es difícil encontrar un ejemplar 
para hacer una nueva. De ello se ocupa actualmente la "Comissáo Divulgadora das 
Obras de Jorge Adoum".
En "Adonay", publicado en 1942 (aun no nacía siquiera 
el Estado de Israel y la Segunda Guerra Mundial estaba en todo su furor) presagia 
los terribles tiempos que iban a venir para Líbano, Siria y Palestina, por la forma 
con que se conducía la política de esos países liberados de los turcos.
Como 
dato curioso cabe también mencionar que Adoum practicaba como pasatiempo la lectura 
de la suerte a través de la ceniza de los cigarros y los conchos de las tazas de 
café, técnicas muy antiguas en el Oriente para esta clase de hobbies.
FUENTE: David Suárez para
jorgeadoum_barcelona@yahoogroups.com


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