En el Gabinete de Reflexión encontrará la palabra «V.I.T.R.I.O.L.».
Las iniciales de «V.I.T.R.I.O.L.»l significan:
Lo que quiere decir que descendiendo a las profundidades
de nuestra realidad, de nuestra tierra, auscultando los patrones
transmitidos por nuestros padres, bajo la superficie de la apariencia
exterior, se esconde la verdad del espíritu, nuestra verdadera forma de ser.
El
«V.I.T.R.I.O.L.» representa nuestra capacidad para rectificar, para
reconsiderar las cosas de forma constante y corregir sobre el terreno los
errores que en nuestro deambular humano podamos cometer.
Cuando
reconocemos que algo ha salido mal, que se ha torcido, es cuando debemos
tener el valor necesario para rectificar el tiro y procurar enmendarnos y
reparar los daños que hayamos causado.
Ningún proceso evolutivo podrá
llegar a buen fin sin tener a mano un frasco de «V.I.T.R.I.O.L.», es decir, sin tener
en nuestros bolsillos la capacidad de corregir los errores, de modificar el
trazado de nuestro camino cuando sea necesario, de pedir perdón cuando la
situación lo requiera.
Esa piedra oculta a la que se refiere la
fórmula alquímica del Vitriol es la misma piedra bruta que tratan de pulir
todos los masones del universo.
Como muestra el gráfico, cuando
alguien está dispuesto a utilizar el «V.I.T.R.I.O.L.», podrá contar con la fuerza
organizativa de Saturno; con el poder realizador de Júpiter; con la fuerza
energética de Marte; con la voluntad y la iluminación del Sol; con la
armonía de Venus; con la inteligencia de Mercurio, y con la imaginación de
la Luna. (El símbolo de dichos planetas está inscrito en cada uno de los
brazos de la estrella.)
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