La Francmasonería o masonería (del francés francmasonería). Es
una organización autodenominada iniciática, filantrópica y filosófica. Sus miembros
y simpatizantes sostienen que tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y el
fomento del desarrollo intelectual y moral del ser humano. Los masones o masónicos,
tanto hombres como mujeres, se organizan en logias, que a su vez pueden estar agrupadas
en una organización de ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia", "Gran
Oriente" o "Gran Priorato". Han sido asociaciones de carácter secreto.
Historia
Una de las leyendas más importantes de
la Francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del Templo de Salomón
en Jerusalén, la fundación de la orden masónica. Algunos textos retrotraen el origen
de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad, llegando a considerar como fundadores
a distintas figuras bíblicas como Tubalcaín, Moisés, Noé o el mismísimo Adán. Más
realistas, pero todavía en el ámbito de lo mítico o de lo pseudohistórico, diversos
autores han atribuido este origen a los constructores de las pirámides en el antiguo
Egipto, a los Collegia Fabrorum romanos, a la orden de los Templarios, la de los
Rosacruces o a los humanistas del Renacimiento.
Es comúnmente aceptado que
la Francmasonería moderna procede de los gremios de constructores medievales de
castillos y catedrales, que evolucionaron hacia comunidades de tipo especulativo
e intelectual, conservando parte de sus antiguos ritos y símbolos. Este proceso,
que pudo iniciarse en distintos momentos y lugares, culminó a principios del siglo
XVIII.
Los constructores o albañiles medievales, denominados masones, disponían
de lugares de reunión y cobijo, denominados logias, situados normalmente en las
inmediaciones de las obras. Era común a los gremios profesionales de la época el
dotarse de reglamentos y normas de conducta de régimen interior. Solían también
seguir un modelo ritualizado para dar a sus miembros acceso a ciertos conocimientos
o al ejercicio de determinadas funciones. Los masones destacaron especialmente en
estos aspectos.
Los gremios de constructores, albañiles y arquitectos son
mencionados en varios de los más antiguos códigos de leyes, incluido el de Hammurabi
1692 a. C.. Pero suele considerarse que el primer código regulador específicamente
masónico fue el que el rey Athelstan de Inglaterra dio a estas corporaciones en
el año 926, el denominado Constituciones de York. Este manuscrito se perdió en el
siglo XV y fue reescrito de memoria por los que lo conocían. Por este motivo, la
Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248, son el documento masónico original
más antiguo que se conoce. Trata de aspectos jurídicos, administrativos y de usos
y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad otros documentos, como el Poema
Regius o manuscrito Halliwell 1390, el Manuscrito Cooke 1410, el Manuscrito de Estrasburgo
1459, los Estatutos de Ratisbona 1459, los de Schaw 1598, el Iñigo Jones 1607, los
de Absolion 1668 y el Sloane 1700. Todos estos manuscritos se refieren a la masonería
"operativa" o gremial, de la que especifican, sobre todo, las reglas del "oficio",
y los historiadores suelen referirse a ellas en un sentido genérico como "constituciones
góticas".
Respecto a los rituales masónicos, el primer documento de relevancia
del que disponen los historiadores se refiere a una de estas organizaciones de la
construcción que es particular de Francia, el Compañerismo Compagnonnage, y data
de 1655. Sin embargo, ya desde 1630 aparecen distintos documentos que aluden a los
usos rituales de la masonería escocesa. El ritual masónico completo más antiguo
que se conoce es el manuscrito denominado Archivos de Edimburgo, que data de 1696.
Con la evolución de la sociedad y las transformaciones económicas, la mayoría
de las logias de la masonería operativa dejaron poco a poco de ejecutar obras materiales,
transformándose en organizaciones fraternales, pero conservando, en parte, sus usos
y costumbres tradicionales. La Francmasonería especulativa es el producto de esta
transformación. Desde el siglo XVII, algunas logias de masones operativos comenzaron
a recibir como miembros a personas ajenas al oficio, generalmente clientes, nobles
o benefactores. El perfil de estos masones aceptados solía ser el de intelectuales
humanistas, interesados por la antigüedad, el hermetismo, las ciencias experimentales
nacientes, etc. Las logias de este tipo se convirtieron en un espacio de librepensamiento
y especulación filosófica. Si se trata de una transformación radical o progresiva,
es algo que los historiadores se cuestionan hoy en día. En cualquier caso, al menos
en Escocia, el vínculo orgánico entre la antigua masonería y la nueva parece incontestable.
Las logias no operativas se hacen cada vez más numerosas en Escocia, Inglaterra
e Irlanda.
El 24 de junio de 1717, cuatro logias londinenses que llevaban
el nombre de las tabernas en que realizaban sus encuentros (La Corona, El Ganso
y la Parrilla, El Manzano y El Racimo y la Jarra), se reunieron para formar una
agrupación común. Denominaron a la nueva organización Gran Logia de Londres y de
Westminster, y su primer Gran Maestro fue Anthony Sayer. La creación de esta nueva
institución supuso un salto significativo en la organización de la Masonería, que
trascendió así del ámbito logial. Formada en parte por miembros de la Royal Society
próximos a Isaac Newton, la nueva Gran Logia se dotó en 1723 de una Constitución
redactada por dos pastores protestantes: Jean Theóphile Désagulliers y James Anderson,
quien, como compilador, dio nombre a las que se conocen como Constituciones de Anderson.
Más allá de las diferentes interpretaciones que se dan sobre el alcance de elementos
concretos del texto de las Constituciones, la mayoría de los autores coinciden en
destacar el espíritu de tolerancia y no sectarismo que anima el conjunto, destacando
su deseo de presentar a la masonería como un "centro de unión" entre todos los hombres,
cualesquiera que sean las razas, opiniones y creencias que los distingan.
El ritual practicado por la primera Gran Logia, aunque enriquecido y desarrollado,
era perfectamente conforme a los usos escoceses "sobre todos los puntos de la Masonería",
tal como lo atestigua el acta de la visita de Désaguliers a la logia Mary´s Chapel
el 24 de agosto de 1721. Los rituales de esta primera Gran Logia se conocen por
una obra publicada en 1730, La Masonería Diseccionada (Masonry Dissected), que los
reveló al público, produciendo gran escándalo entre los hermanos.
Pese a
que la creación de la Gran Logia de Londres generó reacciones contrarias por parte
de algunos sectores de la masonería operativa inglesa, el nuevo modelo masónico
se extendió rápidamente por Europa y América con la creación, en los años siguientes,
de la Gran Logia de Irlanda en 1725, la primera Gran Logia de Francia entre 1726
y 1730, la Gran Logia Provincial de Pensylvania en 1731, la Gran Logia Provincial
de Massachussets en 1733 y la Gran Logia de Escocia en 1736.
Simbología francmasónica
La simbología es la rama del conocimiento
que realiza el estudio del conjunto de símbolos y constituye parte especializada
de la semiología, ciencia que realiza el estudio de los símbolos en el seno de la
vida social
Un símbolo masónico posee un significado y además nos trasmite
un mensaje, que es su simbolismo, es obvio suponer que hay un destinatario del mensaje
y también un emisor del mismo, por lo que se desluce que también existe un sistema
de interpretación entendible tanto para uno y el otro el cual constituye en sí mismo
una clave o un código respondiendo a una creencia o una filosofía. La simbología
francmasónica centra sus estudios en un conjunto de símbolos basados fundamentalmente
en los instrumentos de albañilería tradicional.
La importancia del mismo
estriba en que otorga a la francmasonería su lenguaje, metodología docente y un
vínculo entre sus doctrinas y principios. Otorga a los miembros de la fraternidad
expresiones que solo los francmasones pueden comprender a plenitud, además de constituir
mecanismos educativos que permiten el conocimiento de las doctrinas masónicas a
los iniciados.
Es de relevancia que los símbolos tiene al interior de los
distintos ritos francmasónicos un doble sistema d decodificación el uno basado en
la tradición que da determinados significados que constituyen una enseñanza tradicional;
el otro la libre especulación filosófica, basada en el raciocinio humano y la habilidad
de estos para la interpretación libre y particular de los símbolos.
Es válido
destacar de que como los elementos visuales y aún rituales de la masonería se refieren
a símbolos, prácticamente todo lo que sucede en ella tiene carácter simbólico, con
un propósito docente.
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