
Los Masones hemos sido iniciados tales, para la construcción del templo ideal, hemos sido iniciados en un arte bajo el designio del oficio de constructor, por eso nos llaman obreros y nuestro templo el Taller. Este templo representa en primer lugar el hombre mismo, después representa la sociedad y por último representa la creación. Nuestro arte de constructores se denomina ARTE REAL, porque a instancias del Rey Salomón quien hizo construir el Templo de Jerusalén, dedicado a DIOS VIVIENTE, nosotros construimos el Templo en el Hombre, en el Mundo, A La Gloria del G.·.A.·.D.·.U.·.. ¿Qué es el hombre, según la tradición iniciática?. La Concepción racionalista del hombre, que sirve de fundamento a la civilización contemporánea no corresponde a su verdadera esencia e impide la comprensión de ésta. En tanto que ser puramente orgánico, es solamente un egoísmo que se afirma y un animal gregario. Sus manifestaciones espirituales solo son una función de la sustancia gris del cerebro.
Schiller ha dicho:
La Concepción iniciática del; hombre no se ha limitado a la del 
sapiens de la antropología científica no sólo es la Unidad sociológica que compone 
la colectividad humana. El hombre es mucho más y mejor que esto: desborda la fórmula 
del binario cartesiano, compuesto de cuerpo y alma. Iluminado por la tradición iniciática, 
el hombre es el hijo del cielo y de la tierra, el centro de la Gran Triada, siendo 
ésta la Cadena que une la Esencia, a la Sustancia. Su espíritu pertenece al cielo 
y su cuerpo a la Tierra. Según las palabras escritas sobre la Tabla de Esmeralda 
del hermetismo, el hombre se eleva de la tierra al cielo y desciende del cielo a 
la tierra, aprende la sabiduría de las cosas visibles e invisibles. Es el espejo 
que refleja el rayo divino y que coexiste en él sin mezclarse lo divino con lo material. 
Según la filosofía hindú, el hombre participa de la emanación divina de la cual 
un rayo forma en cada ser una parte superior y descarnada que le sirve de guía en 
todas las fases de su evolución; es una noción análoga al del Ángel de la Guarda 
(guardián) de los cristianos. El hombre integral realiza en sí mismo el equilibrio 
del espíritu, imagen del LOGOS, y su envoltura corporal.
La edificación del 
templo Interior es precisamente la reconstitución del hombre verdadero por medio 
de su perfeccionamiento; es entonces que desaparecen en él todos los VELOS que son 
obstáculos y que disimulan a sus ojos la verdad real; el egocentrismo del cuerpo 
se subordina al teocentrismo del espíritu; el hombre ha perdido su unidad original 
y se encuentra como descentrado; la iniciación lo torna a su sitio que le devuelve 
elevándolo según la vertical que une el hombre al cielo. Cuando se admite el concepto 
iniciático de la naturaleza humana, el Bien es la unión del libre albedrío humano 
y del PRINCIPIO SUPREMO, mientras que el Mal es la oposición de estas dos fuerzas. 
En el primer caso, uno ve realizarse la asociación del hombre libre con la economía 
divina del mundo. En el segundo, hay disociación de los dos.
En su calidad 
de Orden Iniciática, la Francmasonería, tiene por tarea colaborar con el PRINCIPIO 
SUPREMO y buscar a realizar en, este mundo el provecho del G.·.A.·.D.·.U.·.. No 
hay un abismo entre esta doctrina de la predestinación del hombre y las concepciones 
más altas de la filosofía positivistas y materialista. En un H.·., la neutralidad 
ó incomprensión de este deber esotérico representa la infancia masónica, ó la pseudo 
iniciación. La oposición activa y la negación del Principio Supremo, que limitan 
al hombre al plan de los fenómenos, constituyen la CONTRA INICIACIÓN.

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