Manual del Aprendiz Entrado Ritual de Emulación Venerable
Hermano John Sebastian Marlow Ward La apertura en Primer Grado
Maestro llama a los hermanos reunidos para recordarles que el
cuerpo debe prepararse para obedecer a las facultades más altas, pues en caso contrario
no es posible ningún progreso espiritual. La primera pregunta y respuesta del Segundo
Vigilante lo indican con bastante claridad, pues el Segundo Vigilante representa
al Cuerpo y así él da en sí mismo cumplimiento al hecho de que el cuerpo del hombre
está en guardia contra las influencias externas. El Primer Vigilante, representando
al Alma, comprueba a continuación que todos los presentes han hecho algún progreso
hacia la luz. Solo cuando esto se ha logrado es cuando cualquier avance real
se hace posible, y solo aquéllos que han comenzado pueden ayudar los que todavía
permanecen en la oscuridad espiritual. La próxima serie de preguntas indica que
ese Hombre tiene una naturaleza séptuple. Los antiguos egipcios sostuvieron este
punto de vista, y se ratifica en la Masonería por el hecho de que son necesarios
siete para hacer una logia perfecta. Hay también, sin duda, una referencia astrológica
a los siete planetas8 y una conexión con el culto estelar, pero aunque nuestro sistema
es principalmente solar, es casi imposible dar una interpretación planetaria lógica
a los siete que forman una logia, o a los siete oficiales. En resumen, el simbolismo
planetario se ha desorganizado por la insistencia puesta en el aspecto solar de
los tres oficiales principales que gobiernan una logia. Es más, el predominio del
aspecto solar ha acentuado la triple naturaleza del hombre, y lo simboliza en estos
oficiales. Por tanto, no se debe insistir demasiado en los oficiales como representantes
de los siete planetas. De paso, una referencia al hecho que todavía se recuerda
que, en el número siete, está todo lo que puede ser mantenido lógicamente. De forma
semejante, hay una mera sugerencia a la naturaleza séptuple del hombre. Si el nuestro
fuera un sistema estelar el Guarda Exterior9 representaría claramente el cuerpo
y la chispa divina estaría representada por el Venerable Maestro. Entre ellos los
restantes oficiales simbolizarían las diversas subdivisiones de las partes no materiales
del hombre como su cuerpo astral, sus facultades intelectuales, etc. Ya que,
sin embargo, nuestro sistema es principalmente solar, debemos continuar interpretando
nuestros símbolos desde este aspecto, haciendo referencia de paso a las influencias
estelares cuando proceda. En otra parte se exponen las obligaciones del Guardia
Exterior, por lo que pasaremos al Guardia Interior. Aunque en algunos conocidos
rituales a él y a los otros dos oficiales subalternos no se les permite hablar,
haciéndolo por ellos los Vigilantes, en otros muchos se les permite contestar directamente
al Venerable Maestro. El Guardia Interior representa el poder que permite al
Alma entrar en la carne en un momento dado. El Alma puede desear encarnarse, pero
a menos que su tiempo haya llegado es devuelta al umbral, e incluso si fuerza el
nacimiento es un atajo. La entrada en la vida no es un accidente, sino mandato de
Dios, Quien trabaja a través de Sus agentes tanto espirituales como humanos. Los
que hayan visto la obra de Maeterlinck El pájaro azul recordarán que la misma idea
aparece en una de las escenas. Espiritualmente el Guardia Interior representa
la advertencia que deben recibir los que intentan sondear en los Misterios Divinos
sin la cautela debida. No deben precipitarse adelante apresuradamente ni, una vez
que han empezado, retirarse de repente; porque si lo hacen sucederá un horrible
mal. En todos los Misterios se ha hecho esta advertencia, y es cierto que los que
se interesan superficialmente en el llamado camino oculto corren graves riesgos
a menos que sean sumamente cautelosos. Por eso es completamente esencial que
el candidato esté adecuadamente preparado antes de empezar su búsqueda. El Segundo
Diácono representa los medios físicos por los que el Alma, representada por el Primer
Vigilante, transfiere las inspiraciones recibidas del Espíritu, el Venerable Maestro,
al mundo material. En este sentido, por tanto, representa la inteligencia y los
cinco sentidos del hombre, mientras que el Primer Diácono representaría la intuición
con que el Alma obtiene su inspiración de la Divinidad. No hay duda de que en
los antiguos días operativos estos oficiales tenían una aplicación práctica, siendo
el Primer Diácono el mensajero personal del Maestro, que llevaba los mensajes al
Primer Vigilante, no solo cuando estaba en la logia, sino cuando estaba lejos, ocupado
en sus tareas, o posiblemente incluso cuando estaba descansando de su trabajo. De
la misma manera el diácono del Primer Vigilante era enviado por este para encontrar
al Segundo Vigilante El Segundo Vigilante describe su posición en la logia e
indica muy claramente que representa al Sol a mediodía. Desde el punto de vista
operativo se debe recordar que el Mediodía siempre ha sido, y todavía es, la hora
de la comida de un trabajador, por lo tanto es la tarea especial del Segundo Vigilante,
pero en sentido espiritual. Como representa al cuerpo, es natural que deba tener
la responsabilidad sobre las necesidades del cuerpo. Como también representa el
lado preservador de Dios, es apropiado su interés en el bienestar físico del hombre.
Con este planteamiento, el Compañero Francmasón comprenderá la importancia de la
palabra de paso, y su conexión con el trigo y el agua, que son los emblemas del
Dios de la Vegetación en los ritos más primitivos. Cuando los hombres evolucionaron
y se desarrolló el sistema solar de religión, el Dios de la Vegetación [o de las
Cosechas] se volvió “el Preservador”10. Esta característica del Segundo Vigilante
se acentúa por la verticalidad de las líneas de su plomada, que también nos recordarían
al agua que cae del cielo y a las marcas de los seguidores de Visnú en la India.
Este aspecto del Segundo Vigilante como representante del Preservador se mantiene
cuidadosamente a lo largo de los tres grados y no debe olvidarse nunca. De igual
forma, también se mantiene el hecho de que represente al cuerpo. Teniendo esto presente,
percibiremos la importancia de que el arquitecto del Templo del Rey Salomón fuese
el Segundo Vigilante. Finalmente, el pan y el agua representan las necesidades puras,
sin las cuales no puede conservarse la vida mortal. Los lujos que se alcanzan
cuando hemos adquirido posesiones mundanas, es decir, riquezas, llevan a la muerte
del alma, e incluso del cuerpo, a menos que se empleen con la mayor cautela.
Algunos masones plantean que el Segundo Vigilante se sentaba originalmente en el
Norte para marcar el Sol a mediodía, queriendo ver, o señalar, que había alcanzado
los cielos intermedios. Honradamente, no puedo encontrar ninguna evidencia real
que apoye este punto de vista que igualmente pone al Venerable Maestro en el Oeste
y al Primer Vigilante en el Este. En mi opinión es debido a una mala interpretación
de la expresión “para indicar”. Esta frase implica que el Segundo Vigilante se
pone en un cierto punto para marcar la posición del Sol a mediodía, y no que él
pueda verlo. En un edificio cerrado, como era la habitación de una logia, sería
deseable marcar las tres posiciones del Sol, ya que el candidato tiene que ir atravesando
cada punto en su momento, y estos tres oficiales, que representan al Sol en sus
tres aspectos, se sentarían naturalmente en las posiciones que se usan en una logia
especulativa. Cualquier argumento aducido a partir de los rituales de las modernas
Logias de los Operativos está viciado por dos hechos: 1) No tenemos ninguna evidencia
de que esta peculiaridad sea realmente antigua (puede ser debida a la inventiva
mente de Stretton11) y 2) los Operativos, si son antiguos, descenderían de los Gremios
de albañiles y no de los Francmasones, y ésta podría ser una peculiaridad suya o
adoptada deliberadamente para diferenciarse de los Francmasones. Que los Gremios
de albañiles y los Francmasones eran bastante distintos se ha demostrado ya desde
1913, y he tratado este hecho en otro libro mío, La Francmasonería y los Antiguos
Dioses. Que los Operativos no descienden directamente de los Francmasones medievales
se demuestra por el hecho de que ellos tienen señales completamente diferentes de
las nuestras propias. Así nosotros no necesitamos discutir más respecto a la duda
de si el Segundo Vigilante debe estar en el Norte o en el Sur. El Primer Vigilante,
tal como indica en su contestación al Venerable Maestro, simboliza el Sol en su
ocaso, y por tanto la parte destructiva de la Deidad, o Shiva. También representa
al Alma. Shiva no solo puede acabar con nuestra vida mortal, sino con el propio
tiempo. He tratado este aspecto del Primer Vigilante muy ampliamente en otra parte.
Sin embargo, sí debe señalarse que el Primer Vigilante está asociado con el nivel
y las líneas horizontales, y no con las perpendiculares, y aquí, de nuevo, él sigue
el sistema hindú, pues la marca de los seguidores de Shiva es dos o más líneas paralelas.
Como el Gran Nivelador esto es lo más natural, y nos recuerda que ante Dios
todas las almas son iguales, aunque en la vida mortal sus posiciones puedan parecer
diferir. Se asocia a Shiva con el elemento Fuego, mientras que Visnú es asociado
al Agua, y como vemos el gran cuidado que se ha tenido para mantener la conexión
entre el Segundo Vigilante y el Agua, así encontramos que entre nosotros el Primer
Vigilante está similarmente asociado con el Fuego, aunque quizás no de forma tan
evidente. En primer lugar, su nivel es de forma triangular con el vértice hacia
arriba, símbolo universal del Fuego. Una vez más, la palabra de paso del Primer
Vigilante esconde la misma idea12. Un forjador que trabaja en metales solo puede
trabajar con la ayuda del fuego, y en un ritual se destaca este hecho. Así como
los metales salen de la tierra oscura, y el Sol penetra por el Oeste en la oscuridad
y en la tumba, así hace el hombre. Pero, por medio del fuego, el hombre obtiene
riqueza de los metales escondidos en la Tierra y, de la misma manera, el alma del
hombre se eleva refinada y purificada de la tumba por medio del fuego divino que
contiene. Es más, no se puede ignorar el hecho de que aquí hay una indicación
de la necesidad del fuego purificador del arrepentimiento para limpiar nuestros
pecados. El Primer Vigilante es el Alma, el eslabón entre la vida mortal y la Chispa
Divina, pero actúa según las instrucciones del Espíritu. En otras palabras, el alma
abandona el cuerpo solo cuando Dios decreta nuestra muerte. El Venerable Maestro
representa, como indican sus palabras, el lado creativo de Dios y el Espíritu Divino
en el hombre. Él nos pone a trabajar en la Tierra, pero delega en otro la tarea
de hacernos volver a allí de donde vinimos. Representa el aspecto masculino de
la Deidad, como manifiestan las cruces tau, llamadas niveles, en su insignia, y
por su uso del mazo que representa el mismo emblema. La cruz tau es, desde luego,
un símbolo fálico y corresponde al aspecto masculino y creativo del hombre. Ya que
los tres oficiales principales representan al Sol (un planeta masculino) en varias
de sus fases, es natural que todos ellos deban manejar el martillo, pero los dos
vigilantes son menos esencialmente masculinos que el Venerable Maestro, como lo
indica el hecho de que ellos no tienen la cruz tau o nivel del Maestro en sus mandiles.
En tanto que activo, el Espíritu es masculino, tanto en el alma como en el cuerpo,
mientras que, más o menos pasivo, es femenino. El lado femenino del Primer Vigilante,
o Alma, se acentúa deliberadamente después —en el Primer Grado— por una referencia
a la Luna, un planeta femenino, emblema del Alma y de la naturaleza psíquica en
el hombre. No podemos ignorar el hecho de que el Oeste es conocido como la región
femenina de los cielos, mientras el Este es la masculina. Es bueno apuntar también
que Shiva es dibujado a menudo con la Luna. Finalmente, antes de declarar la
logia abierta, el Venerable Maestro eleva una oración, recordándonos con ella que
la Chispa Divina en el Hombre, o Espíritu, debe volverse hacia la Fuente de Todo
en busca de ayuda si quiere controlar cuerpo y alma. Los tres golpes, distintos
del único con el que empezó el trabajo, indican que los miembros están a punto para
trabajar por la unión y avance de cuerpo, alma y espíritu, y no solo para el cuerpo.
Pero la manera en que se dan los tres golpes muestra que todavía no hay unidad entre
los tres elementos que constituyen el Hombre.