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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
del Guajiro
La Hermandad para toda la Humanidad
El Grado Veintisiete, conocido como "Caballero Comandante del
Templo" trata de la iniciación de un principiante, en prepararlo para convertirse
en uno de esos Caballeros Valientes, que dedicaron sus energías y vidas para arrebatar
a la Ciudad Santa de las manos de sus conquistadores Mahometanos.
Revivifica
el viejo espíritu caballeresco de hidalguía, el respeto a las virtudes en las cuales
creemos, y la defensa firme del deber y de la adoración de la verdad. Había una
época en la que un caballero moriría antes que pronunciar una falsedad o profesar
una opinión sólo por conveniencia, ganancia, o miedo de la desaprobación mundana.
Él no pervertiría los dichos o los actos de otros hombres; no hablaría ni discutiría
sin sinceridad ni mancharía su escudo bajo ningún pretexto. Todo esto él observaría
dentro o fuera de su Capítulo.
Las cualidades requeridas de un aspirante
a esta Orden eran Humildad, Templanza, Castidad, Generosidad y Honor, y era requerido
a afirmar, bajo condiciones muy solemnes, su buena voluntad de renunciar a todos
los deseos terrenales, y rendir obediencia implícita a las reglas y requisitos de
la Orden, y de sacrificar su vida si fuese necesario, en el rescate y la defensa
de la Tierra Santa.
El Rito Escocés, el brazo derecho fuerte de la Masonería
que esgrime en alto la espada flameante de la verdad, ha trabajado para dar a la
humanidad su derecho de nacimiento de la libertad del pensamiento, de la libertad
del discurso y de un gobierno libre, para superar la tiranía, la injusticia y la
usurpación, y destruir el despotismo de un hombre. El mejoramiento y la construcción
de la raza humana son los deberes de cada Masón en el espíritu de magnanimidad de
un caballero. Esto no significa que debemos perder nuestras vidas cuando la pérdida
no tendría ningún beneficio. Mas bien, debemos ayudar a nuestro semejante, sacrificar
nuestra comodidad y deseos personales y ayudarle a ascender a un plano más alto
de envoltura espiritual de modo que él pueda entenderse a si mismo. Como Epicteto
dijo sabiamente: "No seáis desviado de vuestro deber por ningunas reflexiones ociosas
que el mundo puede hacer sobre vos, porque sus censuras no están en vuestro poder
y por consiguiente no deben ser parte alguna de vuestra preocupación."
A
pesar de todos nuestros esfuerzos idealistas, filosofías de sabiduría y limitación
y meditaciones sublimes y elevadas , hay épocas y acontecimientos que demandan acción
agresiva, exhibiciones de fuerza y voluntad indomable de victoria en batallas que
se deben ser emprendidas para apoyar las virtudes que proclamamos. Nuestras vidas
deben despreciar lo bajo y egoísta, y hacer manifiestas las cualidades caballerescas
de carácter y caridad, verdad y honor, antes que ser ejemplos de acumulación de
riqueza y de poder mundano. Esto es Masonería práctica en acción, como cuando cumplimos
nuestros deberes con el pobre y desamparado, el débil e infeliz, el perturbado y
enfermo. Enseñándole que debe practicar humildad, paciencia, caridad y abnegación,
pero nunca someterse a la opresión, a la injusticia o a la usurpación, a la tiranía
espiritual o al despotismo político.
A través de su historia inspiradora,
el Rito Escocés ha sido campeón de los derechos de los pueblos, enseñando, practicando
e inculcando entre todos los hombres un conocimiento de la verdad, esforzándose
por liberarlos de pasiones animales y de la ignorancia, del fanatismo, de la intolerancia
y de la esclavitud espiritual. Ahí el Caballero verdadero suena su clarín y desenvaina
su espada.
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