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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
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La Leyenda del Grado 33º

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Como todas las leyendas masónicas (en realidad, como todas las leyendas en general), la de este grado es algo confusa, se presenta en muchas versiones diferentes y no concuerda con la realidad histórica. Se atribuye el origen del grado a Federico de Prusia cuando, en realidad, este monarca parece haber poseído sólo los grados simbólicos de la Masonería. Federico es, por lo tanto, un personaje simbólico, que encarna el arquetipo del Rey- Filósofo.

La Leyenda se centra en la recuperación del poder y los bienes de los Templarios, transferidos en su mayor parte a los Caballeros de Malta. El «odio» que en este grado se dice trasuntar hacia los Caballeros de Malta u Hospitalarios es difícil de explicar. Quizás la intención haya sido establecer un yin-yang entre los blancos Templarios y los negros Hospitalarios (tales eran los colores de sus vestimentas), pero en cualquier caso la referencia debería ser mucho más explícita.

Como ya dijimos, después de la destrucción de la Orden del Temple, una parte importante de sus posesiones y riquezas pasó a la Orden de Malta y, supuestamente, uno de los objetivos del grado sería recuperar tales posesiones para los Caballeros Templarios. Pero, realmente, nadie sabe si tales posesiones y bienes aún existen, ni tampoco qué valor podrían tener. Por ello hoy, por supuesto, nadie puede tomar en serio las expresiones de los antiguos

Rituales, según las cuales si algún país declara la guerra a la Orden de Malta, sería obligación de los masones escoceses apoyarla.

La situación todavía se complica aún más por el hecho de la existencia, dentro del Rito York, de una “Orden de Malta” conferida sólo a masones, y considerada como grado masónico. Mackey ha criticado la inclusión de esta Orden dentro de los grados del Rito; sin embargo, tal grado continúa vigente en la actualidad. Desde nuestra opinión, la existencia de una “Orden de Malta” masónica es muy discutible, sobre todo por la exigencia, para recibir el grado, de practicar la religión cristiana. Eventualmente, podría ser un medio para estudiar los aspectos esotéricos y gnósticos del cristianismo, pero es de poco valor mientras permanezca en lo exotérico.

Según la Leyenda, Federico decidió crear el grado 33°, y los Supremos Consejos de Soberanos Grandes Inspectores Generales donde tal grado se confiere, porque «sabiendo que según el curso de la vida humana no distaba mucho su disolución», resolvió establecer un cuerpo al que legar sus poderes masónicos, de forma tal que estos se transfiriesen a un organismo por cada país, en lugar de estar concentrados en un único Supremo Consejo.

«Federico fundó esta Orden de acuerdo con Luis de Borbón, Príncipe Real de Francia y otros personajes ilustres que habían sido investidos con los grados de Caballero Kadosh y Príncipe del Real Secreto».

¿Qué relación tiene esto con los Templarios? La cuestión es que algunas Leyendas vinculan a la dinastía Borbónica con la Orden del Temple, de la que algunos de sus príncipes habrían sido Grandes Maestros después de la destrucción exterior de la Orden.

Sea como fuere, la Leyenda afirma que Federico fundó el grado 33° el 1° de mayo de 1780 (según otros, de 1786). Inicialmente, los Supremos Consejos deberían ejercer su autoridad sobre los grados 17° a 32°, quedando los dieciséis primeros bajo el comando de los Príncipes de Jerusalén, encontrándose estos, a su vez, subordinados al Supremo Consejo.

Luego, la Leyenda luego retrocede en el tiempo y vuelve a relatar la historia de los Templarios, sobre la que no nos extenderemos pues ya se ha narrado en grados anteriores. En particular, se dice que los símbolos y atributos de los Kadosh fueron elaborados con el propósito de ocultar la Orden de las persecuciones, y que tales símbolos y distintivos eran originalmente los mismos que los de la Orden del Temple. La Leyenda prosigue diciendo que el objetivo del grado es lograr que los Kadosh (Templarios) recuperen sus posesiones y que conformen una nación pacífica, cuya «armada» estaría bajo el mando de los dos primeros Oficiales del Supremo Consejo. En tal sentido, remitimos al grado 32° para la interpretación esotérica de la «armada», y evitar así confusiones que tornarían la Leyenda en algo ridículo.

Lo demás ya no es Leyenda, es historia, pues a partir de aquí comienza la historia propiamente dicha del grado 33°, con sus personajes protagónicos: Morín, Mitchell, Grasse-Tilly, Francken, Dalchó y muchos otros.

¿Por qué 33 grados?

Creemos que se ha profundizado poco en el por qué el Rito Escocés fue concebido en 33 grados. La referencia a la edad de Cristo es meramente exotérica y superficial. A menos que se considere tal edad como un símbolo de la madurez iniciática plena, del logro consciente de la individuación.

El número 33 siempre ha fascinado a los esoteristas, quizás porque constituye una expresión numérica del Sello de Salomón, conformado por dos triángulos (3-3) entrelazados. Por el contrario, Papus dice que el número de grados de un Rito es irrelevante, mientras el Rito transmita la verdadera doctrina hermética.

En nuestra opinión el “éxito” que ha obtenido el número 33 en masonería responde a la primera de las observaciones formuladas. Es un número que simboliza consumación, realización, llegada a un estado de madurez, y es por lo tanto muy apropiado como símbolo del más alto logro iniciático.

Manual Del Grado 33°

Jorge Norberto Cornejo

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