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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
del Guajiro

La Hermandad para toda la Humanidad

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Grado 1º
Aprendiz Masón
R.·.E.·.A.·.A.·.


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La ceremonia con la cual se recibe a los candidatos en nuestra Asociación, ¿es una pura fórmula arbitraria o existe en ella un significado y una importancia que escapan a la observación superficial y se revelan a una consideración más atenta y a un estudio más profundo?

A esta pregunta cada masón tiene el privilegio de contestar individualmente en proporción de su entendimiento, y la iniciación, así como la Masonería en general, serán para él lo que él mismo las reconozca y realice: será ésta una sociedad mundana, y aquélla una simple ceremonia exterior, para quien las considere con espíritu profano y mundano; serán una Institución Iniciática y una ceremonia simbólica (cuya comprensión despertará su espíritu) para quien la estudie y considere con el propósito de encontrar la Verdad: Realidad profunda que constantemente se oculta bajo la apariencia exterior de las cosas.

Para este fin es necesario examinar y estudiar los diferentes elementos que componen esta ceremonia, buscando el íntimo significado de cada uno de ellos y su valor en términos de vida, para su aplicación operativa en el místico Camino de la existencia al que deben referirse, para que la ceremonia pueda ser individualmente vivida y realizada, y el que ha sido recibido Masón, de una manera puramente formal y simbólica, se haga efectivamente tal, transformándose, con el de piedra bruta en piedra labrada o filosófica, del estado del hombre esclavo de sus vicios, errores y pasiones, el Obrero Iluminado de la Inteligencia Creativa que mora en su corazón, y en el del mundo exterior.

Por medio de este estudio veremos cómo las dos características fundamentales de nuestra Institución (la iniciática y la simbólica) están perfectamente expresadas en la ceremonia de recepción del Aprendiz, y cómo, en este grado, se resume todo el programa de la Masonería. Así, en la misma ceremonia se encuentran alegóricamente reunidos todos aquellos elementos cuya íntima comprensión y práctica realización hacen operativa la ceremonia de la iniciación.

SIGNIFICADO DE LA INICIACIÓN

Llegando a este punto, la primera cosa que se hace necesaria es comprender el significado de la palabra iniciación y cómo debe interpretarse.

Iniciación es palabra derivada del latín initiare, que tiene la misma etimología de initium, “inicio o comienzo”, viniendo las dos de in-tere, “ir dentro o ingresar”. Así es que hay en ella el doble sentido del “ingreso en” y del “comienzo o principio de” una nueva cosa. En otras palabras, iniciación es la puerta que conduce a ingresar en un nuevo estado moral o material, en el cual se inicia o comienza una nueva manera de ser o de vivir.

Este nuevo estado, esta manera de ser y vivir, son los que caracterizan al “iniciado” y lo distinguen del profano, en cuanto el primero, habiendo ingresado en él, lo conoce desde adentro, mientras el segundo queda fuera del mismo, fuera del Templo de la Sabiduría o de un real conocimiento de la Verdad y de la Virtud, de las cuales reconoce únicamente los aspectos profanos o exteriores que constituyen la moneda corriente del mundo.

Así pues, este ingreso no es ni puede considerarse únicamente como material, no es ni puede ser solamente la recepción o aceptación en una determinada asociación, sino que debe considerarse, primero y fundamentalmente, como el ingreso en un nuevo estado de conciencia, a una manera de ser interior, de la cual la vida exterior es efecto y consecuencia.

Se necesita, en otros términos, una palingenesia, un nacimiento o renacimiento interior, una transformación o transmutación del íntimo estado de nuestro ser para efectivamente iniciarse, o ingresar, en una nueva visión de la realidad: en aquella nueva manera de pensar, vivir y obrar que caracteriza al Iniciado y al Masón verdaderos.

Por esta razón el símbolo fundamental de la iniciación es el de la muerte, como preliminar para una nueva vida; la muerte simbólica al mundo o estado “profano” necesario para el renacimiento simbólico; o sea la negación de los vicios, errores e ilusiones que constituyen los “metales” groseros o cualidad inferiores de la personalidad, para la afirmación de la Verdad y de la Virtud, o de la Intima Realidad, que constituye el oro puro del Ser, la Perfección del Espíritu que mora en nosotros y se expresa en nuestros Ideales y en nuestras Aspiraciones más elevadas.

 

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