PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"
Un ritual de la Orden nos lo dice en los siguientes términos:
“Encierra la filosofía de nuestro Venerable Maestro, basada especialmente
en la teoría de los egipcios, sintetizadas por Pitágoras y su Escuela.
Contiene en su simbolismo, la clave que abre el mundo de los espíritus
y que no está cerrado; secreto inefable, incomunicable y únicamente
comprensible al verdadero adepto. Este trabajo no profana la Santidad
del Velo de Isis por imprudentes revelaciones. El que es digno y
está versado en la Historia del Hermetismo, en sus doctrinas y en
sus ritos, en sus ceremonias y jeroglíficos, podrá penetrar la secreta,
pero real, significación del pequeño número de símbolos ofrecidos
a la meditación del hombre de Deseo”.
El Martinismo es una Escuela de alto hermetismo que se descubre
a muy poca gente, prefiriendo la calidad a la cantidad, como cualquier
asociación que no desea tener acción política y que, si piensa proceder
socialmente, prefiere elevar a la muchedumbre hacia la selección,
en vez de descender la selección hasta la muchedumbre.
La INICIACIÓN MARTINISTA es el resultado de una enseñanza, pero
hay en su desarrollo una parte inmensa de formación personal. La
iniciación está graduada, SEGÚN LAS CAPACIDADES, del que debe seguir
las fases de su enseñanza, antes de llegar a los grados supremos.
La iniciación Martinista no puede transcurrir sin pruebas, pero
éstas no tienen nada en común con las de otras instituciones iniciáticas;
se refiere especialmente al grado de evolución intelectual y anímica.
Así concluimos que la iniciación es ciertamente el resultado de
una enseñanza, pero hay en su desarrollo una inmensa parte de formación
personal. Cualquier poder concedido por la Naturaleza o la sociedad,
para ser útil, debe desarrollarlo y adaptarlo a su función aquél
que ha de beneficiarse con él.
Existe una cualidad del alma que caracteriza esencialmente al verdadero
Martinista: es aquella afinidad entre espíritus unidos por un mismo
grado en sus posibilidades de compresión y de adaptación; por un
mismo comportamiento intelectual, por las mismas tendencias, de
todo lo cual se sigue la obligatoria constatación que el Martinismo
está compuesto exclusivamente por seres que meditan en el silencio
de su gabinete, buscando su propia iluminación.
Sin embargo, siempre hay que tener presente que los hombres son
eslabones en la cadena de la Divinidad. Cada eslabón sostiene y
está sostenido por otro.
En esta lección trataremos de comprender aquella experiencia por
la que pasamos cada uno de nosotros: LA INICIACIÓN.
En todas las escuelas herméticas hay una ceremonia con la cual se
recibe al candidato, llamada la ceremonia de la iniciación. Esta
ceremonia lejos de ser comprendida por la mayoría de los candidatos,
es un acto muy significativo cuya verdadera importancia está oculta
bajo la verdadera apariencia de velo exterior.
La palabra iniciación procede de la latina INITIARE, de initium,
“inicio” o “comienzo” y se deriva de las dos IN, dentro, e IRE,
ir. Esto es: ir dentro o penetrar al interior y comenzar un nuevo
estado de cosa. De la etimología de la palabra se desprende que
el significado de la iniciación es el ingreso al mundo interno para
comenzar una nueva vida.
Pero ¿quién es el que entra y cómo se puede entrar al mundo interno?
La iniciación es una joya inestimable en la corona del simbolismo,
así el candidato pasa por un cuarto donde se venda los ojos y ese
cuarto es el símbolo del interior del hombre. Todo hombre, al cerrar
los sentidos al mundo externo, se halla en su cuarto de reflexión
con su aislamiento en la oscuridad que representan las tinieblas
de la materia física que rodean al alma hasta la completa maduración.
Este interior oscuro es el estado de consciencia del profano que
vive siempre fuera del templo, en medio de las tinieblas.
Desde el momento en que el practicante comienza a dirigir la Luz
del pensamiento, principia a invadir su Templo, poco a poco, y el
dominio de su mente equivale al aceite que alimenta a una lámpara
encendida.
Entonces el iniciado es aquel ser que dirige su pensamiento al mundo
interno, mundo del espíritu que le conduce al CONOCIMIENTO DE SI
MISMO y al conocimiento del Universo, del cuerpo y de los
DIOSES
QUE HABITAN EN ÉL.
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