Eliphas Levi es el nombre adoptado por el escritor y ocultista
francés Alphonse Louis Constant.
Alphonse Louis Constant nació el 8 de febrero
de 1810 en París, en una familia muy modesta. Pudo realizar sus primeros estudios
ingresando en 1825 en el seminario eclesiástico de Saint-Nicolas-du-Chardonnet,
en París. Estudió retórica, filosofía y teología.
Ordenado diácono en 1835,
finalmente abandona el seminario en junio de 1836 antes de recibir el Sacramento
del orden, por causas no muy claras aunque probablemente debido a su liberalismo
de pensamiento. Su madre, que había depositado todas sus esperanzas en él, se sintió
muy abatida por la salida de su hijo del seminario y se suicidó, dejándole muy consternado
y huérfano, ya que su padre había muerto años antes.
Acariciando aún la idea
de acceder al sacerdocio, parte hacia la abadía de Solesmes (abadía benedictina
del siglo XI) ya fuera de París, decidido a pasar allí el resto de sus días. La
abadía poseía una biblioteca con cerca de 20.000 volúmenes, con cuyo conocimiento
se instruyó abundantemente. Estudió la doctrina de los antiguos gnósticos, la de
los Padres de la Iglesia primitiva, los escritos piadosos de los místicos… Durante
su estancia en Solesmes, que fue de un año, publica su primera obra: “ Rosier de
Mai” (1839). Abandona la abadía según se dice por desacuerdos con el abad.
A partir de esta época Constant lleva una vida llena de peripecias sin conseguir
asentarse definitivamente. Siempre formó parte de su personalidad su faceta como
eclesiástico y prácticamente nunca dejó de lado del todo su credo religioso y afinidad
a la iglesia católica, la cual respetaba aunque con sus matices personales, lo cual
le trajo unas veces el apoyo de hombres influyentes de la iglesia y otras veces
críticas y problemas más serios.
En 1841 compuso la “Biblia de la libertad”,
un texto que produjo bastante escándalo entre el clero (criticaba a la Iglesia,
el estado y el orden social); fue considerado sedicioso y Constant condenado a la
cárcel donde pasó casi un año en deplorables condiciones.
Este hecho le marcaría
negativamente para los siguientes años, ya que se relacionaba su apellido con el
escándalo, lo cual le impedía ejercer ocupaciones relacionadas con su faceta de
eclesiástico e incluso publicar en periódicos.
En 1845, en “El libro de las
lágrimas”, desarrolló por vez primera nociones esotéricas. Durante este periodo
compuso también canciones e ilustró dos obras de Alejandro Dumas: “Louis XIV et
son siècle” y “El Conde de Monte-Cristo”.
Constant fijó su residencia en
Paris y fundó en 1845 la revista mensual “La Vérité sur toutes choses”, que sólo
se editó durante 4 meses.
Tuvo algún escarceo amoroso; hacia 1846 tuvo un
hijo con Eugénie Chenevier, mujer con quien coincidirá tiempo después en París y
Londres; sin embargo sería Marie-Noemi Cadiot quien se convertiría en su esposa.
Con esta tuvo una hija que murió a temprana edad. Ella misma le abandonó al cabo
de unos años.
Vuelve a prisión en 1847 por escribir un agrio panfleto, “La
Voix de la famine”, y allí estuvo 6 meses.
Luego pasa un tiempo relacionándose
con el mundo artístico y bohemio de la época, comenzando también sus incursiones
en política. Así se definió el mismo por aquel entonces:
«El abate Constant
ha muerto, tenéis ante vosotros a un laico: Alphonse Constant, dibujante, pintor,
hombre de letras, pobre y amigo de los pobres».
La revolución de febrero
de 1848 le dio mayor libertad y empezó a dirigir una revista de izquierdas, “Le
Tribun du peuple”, que sólo tuvo cuatro números. Fundó a continuación con varios
amigos un club político, el Club de la Montagne, integrado principalmente por trabajadores.
“ Le Testament de la liberté” (1848), que resume sus ideas políticas, será su última
obra del género. Paralelamente, continuaba con sus estudios de esoterismo.
A finales de 1850 le fue encargado un Diccionario de literatura cristiana. Publicado
en 1851, la obra sorprende por la profunda ciencia que encierra. Sobre esta época
A. Constant conoció al matemático y filósofo polaco Hoene-Wronski, cuya obra le
impresionó firmemente. Adoptó el seudónimo de Eliphas Lévi, o Eliphas Lévi Zahed
(traducción en hebreo de Alphonse-Louis Constant) y desde entonces firmaría sus
escritos con este seudónimo.
En la primavera de 1854 viajó a Londres, donde
conoció a Edward Bulwer-Lytton, célebre autor de novelas fantásticas, que se convirtió
en su amigo y lo introdujo en los círculos rosacruces. Volverían a encontrarse en
otras ocasiones.
En 1855, funda la Revista Filosófica y Religiosa, que aparecería
durante tres años y donde escribiría numerosos artículos sobre la Cábala. Dejando
un poco de lado la filosofía oculta, reanudó el tema de la composición de canciones.
Una de ellas, en que compara a Napoleón III con Calígula le valió una vez más la
cárcel, aunque sólo por breves días.
En 1859, la publicación del libro “Historia
de la magia” le consagró interesando a la mayoría de los esoteristas franceses.
Entró en el círculo de la masonería y fue iniciado en 1861. Se le concedió el
grado de maestro en ese mismo año; sin embargo y aunque pudo aportar grandes cosas
nunca se involucró totalmente con la masonería de su época, actuando más bien por
libre. Pronto abandonaría la logia a que pertenecía.
“He dejado de ser Francmasón
porque los francmasones, excomulgados por el Papa, ya no creían en tener que tolerar
el catolicismo.”
A pesar de conseguir prestigio entre sus contemporáneos,
no logró poseer fortuna material; para subsistir daba clases a aristócratas y personajes
ilustres. Gracias al dinero percibido como remuneración por sus lecciones, pudo
vivir con una relativa comodidad, enriqueciendo sin cesar su biblioteca. Está por
ejemplo el barón italiano Spedalieri, con quien tuvo una correspondencia de más
de 1000 cartas que duró desde 1861 hasta 1874. Es un curso de Cábala único, preciso,
repleto de figuras explicativas y de comentarios, que se plasma en el libro póstumo
“Curso de filosofía oculta”. Spedalieri fue uno de los más importantes mecenas de
Eliphas Levi, hasta que años después y a raíz de la muerte de la baronesa, el aristócrata
se distanció.
E. Levi continuó escribiendo obras que eran ensayos profundos
y reveladores acerca de los evangelios apócrifos, la cábala y textos hebreos como
el Talmud, el Zohar, además de la simbología en general y la magia teórica y aplicada.
Sus últimos años fueron marcados por un delicado estado de salud, y el 31 de
mayo de 1875, falleció a la edad de 65 años olvidado y casi en la pobreza. Fue enterrado
en el cementerio de Ivry (Paris) donde una simple cruz de madera marcaba la ubicación
de su tumba. En 1881, su cuerpo fue exhumado y sus restos trasladados a la fosa
común. Este fue el fin de la vida de un extraordinario maestro de la ciencia esotérica,
que como muestra de su sabiduría dejó obras magistrales como el “Dogma y ritual
de la alta magia”, “Leyendas y símbolos”, “El libro de los esplendores”…
Concedió gran importancia a la simbología, haciendo hincapié en las láminas del
Tarot y desarrollando un precioso trabajo con su interpretación y diseño de las
clavículas de Salomón.
Su obra fue muy profusa, y dio un importante impulso
al ocultismo en el siglo XIX.