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El Cuadro del Primer Grado

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A fin de indicar los pasos a seguir en el comienzo de la construcción de nuestro Templo Interior, el cuadro del primer grado traza su diseño mediante Ornamentos, Muebles, Joyas, Herramientas y un Arma Blanca.

En consecuencia, todos esos elementos se convierten en puntos esenciales de investigación y debate dentro de la masonería. Por lo que los enunciaré y, sintéticamente, los trataré de explicar a continuación; previo aclarar que las interpretaciones simbólicas son de carácter estrictamente personal y, por ende, se pueden presentar diferentes opiniones sobre un mismo símbolo, aún cuando en muchos casos existan criterios coinciedentes.

EL PAVIMENTO MOSAICO

El pavimento mosaico es un piso en forma de damero blanco y negro sobre el cual se levanta el Altar del Templo y nos ofrece una compleja y rica simbología.

Representa el mundo extramuros, concientizando al Aprendiz que trabaja en el pórtico del templo. Asimismo, recordando a todos los masones las características del mundo profano y que en éste se deben desenvolver la mayor parte de sus vidas sin perder los atributos que caracterizan a los buenos masones.

El pavimento mosaico enseña que en ese ámbito se da la manifestación dual emergente de los pares de opuestos. Y son los pares de contrarios sobre los que el iniciado debe desarrollar su existencia, manteniéndose equidistante de ellos, sin exaltarse ante los éxitos, ni hundirse ante las desventuras.

La conciliación de los opuestos es uno de los motivos que deben estimular la reflexión del Aprendiz, llevándolo a considerar las relaciones que se deben establecer entre la igualdad -uno de nuestros principios- y las diferencias naturales existentes entre los hombres.

El piso con forma de damero (también llamado piso ajedrezado) es uno de los símbolos de la cosmovisión dualista de la masonería (bien-mal; espíritu-materia; luz-oscuridad, hombre-mujer; consciente-inconsciente; racional- irracional, verdadero-falso; teoría-praxis; piedra bruta-piedra pulida, frío-calor; etc.). Y representa la armonía que debe reinar en las Logias a pesar de los diferentes pensamientos políticos, sociales o religiosos de sus miembros.

El ARA

Como fue expuesto en el punto anterior, el Ara se eleva desde los cuadros blancos y negros del pavimento del templo.

Etimológicamente el vocablo Ara significa Altar o Piedra de los Sacrificios.

El altar es un símbolo antiquísimo en todas las religiones y era destinado al sacrificio de los animales durante el servicio religioso.

El altar del Templo Masónico se denomina Ara y se encuentra situado en el punto medio del mismo. Precisamente por marcar su centro señala también el eje del templo, representando la posibilidad de interacción (alto-bajo, ascendente-descendente, espiritual-material) que existe entre el cielo y la tierra; aquel representado en forma simbólica en el techo de la logia.

El Ara constituye el lugar sagrado por excelencia dentro del Templo Masónico, pues a su frente se realizan los actos más solemnes, tales como juramentos, consagraciones, afiliaciones y otros, siendo imprescindible para el trabajo masónico.

Es el símbolo de lo invisible, que él expresa formal y sensiblemente. Y a él mira simultáneamente toda la Logia, tanto el Oriente como los otros puntos cardinales.

Sobre el Ara se coloca el Volumen Sagrado de la Ley, una Escuadra y el Compás, que -como sabemos- constituyen las Tres Grandes Luces de la Masonería. (Me referiré a ellas en el punto 4° siguiente)

EL CIRCULO QUE CONTIENE AL PUNTO Y LAS DOS LÍNEAS PARALELAS

Debajo del Ara está el dibujo del Círculo con un punto en su centro. Dicho círculo se encuentra lindando por el norte y por el sur con dos líneas paralelas. (Es decir por dos paralelas trazadas en sentido vertical)

El círculo significa la Divinidad y el punto el ser humano.

Esta simbología nos orienta de manera infalible sobre la conducta que debemos observar como personas de bien en general y como masones en particular.

Nos enseña que debemos procurar comprender y ser dóciles a la voluntad del Señor (Hacer lo que Él quiere para nuestras vidas), colaborar para el cumplimiento del Plan de Dios para toda la Creación (Cumplir con nuestra parte) y conducirnos con temor de Dios (Convencidos de la salvación o la perdición de las almas), en la certeza que:

a) Esa es la mejor fórmula para observar un comportamiento ético.

b) Deberemos responder ante el G.·. A.·. D.·. U.·. por nuestras conductas.

Por esas razones se suele decir que mientras circulemos dentro del círculo no nos equivocaremos en nuestras acciones.

Las dos líneas paralelas entre las que se ubica el círculo representan a Moisés y Salomón, tratándonos de recordar que siempre debemos seguir por la senda de la Rectitud y de la Justicia.

También representan a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista, que son los Patrones de la Masonería Especulativa.

Por último, recordemos que dentro de la simbología masónica las Paralelas representan la conducta justa, recta y fraternal que el Masón debe observar en sus relaciones masónicas y en su vida profana. (Personal, Familiar, Social y Profesional)

LAS TRES GRANDES LUCES DE LA MASONERÍA

Las tres grandes luces de la masonería, o luces mayores, en orden de importancia son: El Volumen Sagrado de la Ley, el Compás y la Escuadra.

a) El Volumen Sagrado de la Ley.

EL Volumen Sagrado de la Ley, en la Masonería de occidente -salvo excepciones- es la Biblia. Se entiende por tal el conjunto de libros conformado por el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Dicha colección también es denominada Sagradas Escrituras, por contener, según la tradición milenaria, la revelación dada por Dios a los hombres para sostener su fe, guiar su conducta y obtener su salvación.

Y esa misma Tradición enseña con toda claridad que las Sagradas Escrituras han sido dadas por Dios a toda la humanidad, es decir a todos los hombres sin acepción de personas de ningún tipo.

En las páginas Bíblicas se ha inspirado el Ritualismo Masónico, donde se encuentran referencias al Antiguo y al Nuevo Testamento. Así los HH.·. se pueden nutrir con bellas leyendas y parábolas de un profundo contenido moral y espiritual.

El Volumen Sagrado de la Ley simboliza la Palabra Divina, el Verbo o la Verdad Suprema (escrita en nuestro corazón, en nuestra conciencia) e ilustra sobre los rasgos únicos que caracterizan y distinguen a la naturaleza humana del resto de las especies animales.

Las otras dos grandes luces (El Compás y la Escuadra) se ubican encima de la Biblia.

b) El Compás sobre el Ara.

El compás abierto representa un ángulo. Esto significa que dos líneas distintas parten de un mismo punto y cuando más se alejan de su origen más se separan. Es la dualidad en el hombre: Su espíritu y su materia.

El punto central de la unión de ambas líneas corresponde al Oriente o sea al mundo de la Luz, de la Verdad, de la Vida Espiritual. Significa que la Fuente de la Creación permanece eternamente y en estado de unidad invisible.

El punto central del compás simboliza también la posibilidad de que se produzca la unión del Espíritu Divino con el espíritu de un hombre. Nos muestra así lo que debería ser el objetivo central de nuestra vida.

La parte opuesta al punto del compás corresponde a Occidente, representa la oscuridad, la falsedad y la materia. Y es una única expresión aunque sea transmitida en dos columnas distintas.

De modo que el Aprendiz debe progresar caminando desde occidente (la apertura del ángulo del compás) hasta el oriente (el punto superior, fijo y único del compás). Expuesto de forma explícita, el Aprendiz debe comenzar la restauración de su naturaleza dañada con miras a retornar al estado del hombre anterior a la caída original, con la finalidad de poder alcanzar en este mundo la unión con el G.·.A.·.D.·.U.·. y ser salvo para la eternidad.

En consecuencia el símbolo del compás también se debe interpretar como la conjunción del Cielo, de la Divinidad y del Espíritu con la tierra, la humanidad y la materia. Expresa la unión de lo superior con lo inferior. El Verbo que se ha hecho carne.

En sentido moral el compás simboliza el enfrentamiento entre la luz y las tinieblas. Es decir, la lucha del bien y el orden contra la maldad y el caos.

c) La Escuadra sobre el Ara.

La escuadra es lo inverso del compás. Mientras el compás representa al espíritu manifestado en la materia, en el cuerpo, la escuadra -cuyo punto central es hacia abajo y sus dos ángulos se elevan hacia el cielo- representa al hombre inferior que si logra ponerse bajo el dominio de lo superior se eleva nuevamente a su origen, al G.·. A .·. D.·. U.·..

El simbolismo de la Escuadra se relaciona con la materia o componente natural del Universo y del Hombre, además de representar todo aquello que se encuentra afectado y limitado por los dos parámetros fundamentales de su manifestación: el tiempo y el espacio.

La disposición de la escuadra sobre el compás no es un hecho casual. Por el contrario, simboliza que la materia, el instinto y la ignorancia están dominando al espíritu, a la inteligencia y a la razón del recién iniciado.

Asimismo, le pone sobre aviso que una dimensión humana vulgar en un entorno desfavorable suele distorsionar los dictados de la conciencia o, incluso, suavizar su voz hasta llegar a silenciarla por completo.

Pues, entonces, el aprendiz masón debe orientar su trabajo a revertir el libertinaje de su carnalidad desenfrenada, sometiéndola al imperio de su espiritualidad.

LA ESCALERA DE JACOB

Del Ara se eleva una escalera. La misma simboliza la denominada “Escalera de Jacob” que ha recibido su nombre del relato contenido en las Sagradas Escrituras (Génesis 28,11-19).

Conforme la narración Bíblica, Jacob se durmió usando una piedra como almohada y vio en sueños una escalera que se elevaba de la tierra hasta el cielo con ángeles subiendo y bajando por ella. Cuando se despertó, Jacob, fue presa del temor e interpretó que se encontraba en un lugar santo que era la puerta del cielo. Impulsado por lo ocurrido erigió en ese sitio un altar utilizando para ello la misma piedra que le sirviera de almohada.

En simbología masónica esta escalera enseña la posibilidad de progreso interior que tiene el ser humano siempre que decida ascenderla mediante el desarrollo de las virtudes que representan sus escalones.

En la misma se destacan tres virtudes imprescindibles para el crecimiento espiritual, las que son veladas tras otras tantas figuras, a saber:

a) Una Cruz Latina: Simboliza la Virtud Teologal de la Fe, en el marco de una esclarecida creencia en Dios.

b) Un Ancla: Simboliza la Virtud Teologal de la Esperanza, originada en la convicción de la inmortalidad del alma y en la posibilidad cierta de lograr su salvación y retornar a la casa del Señor.

c) La Mano y el Cáliz: Simboliza la Virtud Teologal de la Caridad, que nos guiará y permitirá amar al G.·. A.·. D.·. U.·. por sobre todas las cosas y, a través Suyo, amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. (En la primera imagen del cuadro de primer grado, en lo que es una variante frecuente, la virtud de la caridad está representada por un corazón. El sentido de este símbolo es el mismo que el de la Mano y el Cáliz que se puede observar en la segunda imagen)

Una de las conclusiones posibles sobre la interpretación conjunta de las tres representaciones precedentes nos enseña que la fe en el G.·. A.·. D.·. U.·. nos da la esperanza de alcanzar la redención y la salvación del alma mediante la práctica de la caridad.

No debe pasar inadvertido que la cúspide de la escalera llega al empíreo, y que éste se encuentra velado a los ojos profanos por las nubes de la ignorancia.

LA ESTRELLA DE SIETE PUNTAS

Al final de la escalera emerge la estrella de siete puntas, la luz perfecta a la que aspiramos, ubicada en un firmamento que reproduce en sus extremos al Sol y la Luna; y junto a ésta destellan las siete pequeñas estrellas.

A la Estrella de siete puntas se le han asignado variados significados, según sean las diferentes perspectivas empleadas para su análisis.

Desde una óptica cristiana las siete puntas de la estrella representan los siete dones que concede el Espíritu Santo y que más adelante enuncio y explico brevemente.

Los dones del Espíritu Santo son hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las potencias del alma para recibir y secundar con facilidad las mociones del propio Espíritu Santo al modo divino o sobrehumano.

Si recibimos dones del Espíritu Santo habremos de aprovecharlos en la medida en que decidamos ser dóciles a Su Voluntad.

La vida moral está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles humildes y obedientes para aceptar con prontitud las inspiraciones divinas.

Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (Sal 143,10).

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios...Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios… (Rm 8,14.17).

Por la moción divina de los dones, el Espíritu Santo, habitante en el alma, conduce nuestra vida sobrenatural. La razón humana pierde el gobierno y es el Espíritu Santo mismo quien actúa como regla, motor y causa principal única de nuestros actos virtuosos; poniendo en movimiento todas nuestras posibilidades sobrenaturales hasta llevarlas a su pleno desarrollo.

Los siete dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios. (Conforme las enseñanzas de los Padres de la Iglesia).

Don de Sabiduría: Gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.

Don de Inteligencia: Es una gracia para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.

Don de Consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.”

Don de Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la agresividad.

Don de Ciencia: La ciencia se define como un conocimiento cierto adquirido por el razonamiento; pero en Dios está sin razonamiento y por una simple visión. El don de ciencia -que es una participación de la ciencia de Dios-, es una luz del Espíritu Santo que ilumina el alma para hacerla conocer las cosas humanas y dar sobre ellas un juicio exacto, en relación a Dios y en cuanto son ellas.

Don de Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre. Produce un sentimiento de fraternidad universal para con todos los hombres en cuanto son hermanos e hijos del mismo Padre.

Don de Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, conscientes de las culpas y del castigo divino, aunque dentro de la fe en la misericordia del Altísimo. Temor a ofender a Dios y humilde reconocimiento de nuestra debilidad. Sobre todo: Temor Filial. El alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de “crecer” en la caridad (cfr Jn 15, 4-7).

En la cultura judía el número siete desempeña un papel fundamental en la fonética y es el que domina el ciclo del año. Cada siete días es su sabbat; el séptimo mes es sagrado; el séptimo año es un año sabático. El año del jubileo era determinado por el número siete, multiplicado por siete. La fiesta de los Azimos (pan) duraba siete días, lo mismo la festividad de la Pascua judía. También se habla de los siete frutos de Israel, siete cielos, siete cámaras del paraíso, siete categorías de las almas judías y los siete pastores de Israel (Abraham, Isaac, Yacob, Moisés, Aarón, David y Salomón).

Los esotéricos denominan al siete como número del destino. Según ellos este número evoca a las personas que están solas la mayor parte del tiempo y que, a diferencia de otras, disfrutan de la soledad por su condición de filósofos y soñadores. En numerología este número concierne más al conocimiento y al desarrollo espiritual que a la parte material de la vida.

LAS SIETE PEQUEÑAS ESTRELLAS

Las siete pequeñas estrellas se sitúan junto a la luna en la bóveda celeste y como emblema encierran diversos significados, a saber:

La Eterna Mansión (la Casa del Señor).

Las Ideas Divinas, que nos descubren el mundo de la Realidad y de la Verdad, ideas salvadoras que nos revelan el Plan del G.·. A.·. D.·. U.·. y nos inspiran y orientan en todas las etapas de nuestra existencia.

La seguridad en Dios y la perfección de los buenos masones.

También simbolizan las Siete Virtudes, los Siete Pilares de la Sabiduría, las Siete Pléyades, los Siete Planetas Sagrados y los Siete Hermanos que hacen una Logia perfecta, número sin el cual ningún aspirante puede ser iniciado legalmente en una Orden Masónica Regular.

LAS COLUMNAS DE LOS TRES ESTILOS ARQUITECTÓNICOS GRIEGOS

Las columnas de los tres órdenes arquitectónicos griegos (Dórico Jónico, y Corintio) se levantan sobre el pavimento alrededor del Altar formando una escuadra.

La columna jónica representa la sabiduría y está asociada al Venerable Maestro. La columna dórica representa la fuerza y está asociada al Primer Vigilante. La columna corintia, finalmente, representa la belleza y está asociada al Segundo Vigilante.

Las tres columnas simbolizan que en Dios encontraremos la sabiduría, la fuerza y la belleza necesarias para hacer las buenas obras que caracterizan a los masones dignos.

LAS TRES PEQUEÑAS LUCES DE LA MASONERÍA

Las tres columnas legadas por la arquitectura griega soportan las tres pequeñas luces de la masonería, o luces menores, que deben iluminar nuestro Templo y permitir que la sabiduría proyecte y guíe nuestros trabajos, la fuerza los impulse y la belleza los adorne.

Las tres pequeñas luces representan el Sol, la Luna y el Venerable Maestro. El Sol alumbra a los obreros durante el día, la luna lo hace durante la noche y el Venerable Maestro durante todo el tiempo en que se trabaja en la logia.

a) El Sol: El Sol o Gloria del Señor es el que gobierna el día y nos nutre con sus rayos bienhechores e imprescindibles para nuestra vida. Representa la Razón que ilumina la Inteligencia. Significa: Principio, Iniciación, Vigilia, Apertura, Futuro, o sea, todo aquello que comienza o que se está por hacer.

b) La Luna: La Luna gobierna la noche velando el descanso. Representa la imaginación que reviste las ideas de una forma adecuada. Significa Reposo, Descanso, Clausura, Fin, Pasado… o sea todo aquello que denote lo hecho.

c) El Venerable Maestro: El Venerable Maestro con sus conocimientos y enseñanzas conduce a los HH.·. del taller por el aprendizaje de la ética, el crecimiento en virtud y la práctica de la moral.

En una interpretación cristiana, que algunos encuentran su origen en los tiempos en que las Logias de Constructores interactuaban con las Comunidades Benedictinas, el Sol simboliza al Dios Trino que con Su Luz ilumina a la humanidad y la Luna representa a la Iglesia que, al carecer de luz propia, sólo puede iluminar refractando la luz del Altísimo.

Otro punto de vista sobre la determinación de las tres pequeñas luces de la masonería enseña que éstas son: El V.·. M.·., el 1er. Vig.·. y el Seg. Vig.·..

LAS TRES JOYAS MÓVILES

Las tres joyas móviles son la Escuadra, el Nivel y la Plomada. Se dicen que son joyas móviles porque pasan de los Venerables y Vigilantes salientes a los entrantes.

Sobre la base de cada columna de arquitectura griega se encuentra apoyada la joya móvil que indica el oficial que la custodia. Así nos encontramos con que al pie de la columna jónica está la Escuadra del Venerable Maestro, al pie de la columna dórica está el Nivel del Primer Vigilante y al pie de la columna corintia está la Plomada del Segundo Vigilante.

Es importante destacar dos aspectos particulares que caracterizan dichas joyas:

El primero, es que las joyas móviles no tienen luz propia, por lo tanto, el impacto simbólico de las mismas debería generar una impronta o imagen masónica en la mente, el corazón y el espíritu de los Oficiales que las portan con pleno conocimiento de que son sus propias luces las que deben refractar sobre aquellas.

El segundo, es que los signos que distinguen a los masones se basan en las joyas móviles: La posición horizontal (el Nivel), la posición vertical (la Plomada) y la intersección de las posiciones anteriores forma la posición en ángulo recto (la Escuadra).

Las tres joyas móviles representan:

a) La Escuadra: Es el símbolo del conocimiento, la experiencia y la sabiduría.

b) El Nivel: Es el símbolo de la igualdad y la constancia.

c) La Plomada: Es el símbolo de la rectitud, la sinceridad y la conciencia.

LAS TRES JOYAS FIJAS

También integran el cuadro del primer grado tres joyas fijas. Estas son la Plancha de Trazar, la Piedra Pulida y la Piedra Bruta, cuyas ubicaciones indican respectivamente las posiciones que ocupan en logia el Venerable Maestro, el Primer Vigilante y el Segundo Vigilante.

a) La Plancha de Trazar:

La Plancha de Trazar del Grado de Aprendiz se encuentra delimitada en un cuadro. En el mismo se hallan delineados todos los Símbolos y Alegorías, a fin de que los Hermanos Aprendices sean instruidos en el conocimiento exacto de las Artes Masónicas en el grado que poseen.

Es obligatorio que esta Plancha de Trazar permanezca descubierta durante todo trabajo masónico en Logia de Aprendices.

b) La Piedra Pulida:

Junto al sitial del Primer Vigilante se encuentra la Piedra Pulida. Es un cubo de piedra labrada, sólo apta para ser tratada con la Escuadra y el Compás.

Representa la perfección que podemos alcanzar mediante nuestros esfuerzos (La experiencia adquirida, una educación sólida y una conducta moralmente irreprochable), más los dones y gracias recibidos gratuitamente del G.·.A.·.D.·.U.·..

La piedra pulida también nos hace empezar a reflexionar sobre el estado en el que debe llegar el hombre a la etapa final del ciclo vital.

c) La Piedra Bruta:

Al pie del sitial del Segundo Vigilante se encuentra la Piedra Bruta, que es un trozo de roca sin labrar. Vale decir un pedazo de bajío conservado en su estado tosco y natural, tal como que fue extraído de las canteras.

Representa al hombre en su estado vulgar e imperfecto. Simboliza al individuo recién iniciado en la Francmasonería que, comparándolo con esa Piedra Bruta, necesita toda su firmeza de voluntad para pulir sus asperezas de educación, de carácter y de conducta hasta llegar a ser un individuo útil a la sociedad. Y también valioso para la Masonería por respetar sus principios y contribuir a alcanzar sus fines.

El trabajo del Aprendiz consiste en “desbastar la Piedra Bruta”, lo que "simbólicamente" significa: Tratar de dominar las pasiones, cultivar las virtudes y perfeccionar el Espíritu.

Como dijimos al principio, el Aprendiz debe comenzar a construir su Templo Interior. Y vemos aquí que ha de empezar su trabajo con el labrado de las piedras brutas que una vez pulidas podrá utilizar en su obra.

LAS HERRAMIENTAS DEL GRADO DE APRENDIZ

Las herramientas con que cuenta el Aprendiz Masón para su labor son el mazo, el cincel y la regla plegable de 24 pulgadas.

a) El Mazo:

El mazo alude a la fuerza de voluntad que se requiere en el camino de reflexión y transformación que inicia el Aprendiz.

Representa la fortaleza, la templanza y la tenacidad inclaudicable del buen masón.

En masonería, de manera simbólica, se da el mazo al aprendiz para que comience el trabajo de convertir su piedra bruta en piedra cúbica. Y se considera que esta herramienta es específica del que comienza porque el aprendiz en el taller representa la fuerza de la ilusión, de las ganas de trabajar, de la necesidad imperiosa de saber, de la inquietud y de los primeros pasos en la Logia.

b) El Cincel:

El cincel simboliza la inteligencia, por su capacidad para direccionar la fuerza. Permite que ésta se aplique eficaz y puntualmente sobre el lugar deseado. Es una herramienta claramente pasiva frente al carácter activo del mazo.

Es muy importante esa observación porque nos hace comprender que el cincel es el complemento del mazo. Y que la fuerza debe ser aplicada con inteligencia para producir resultados beneficiosos.

c) La Regla de 24 Pulgadas:

La regla de 24 pulgadas, o del método, es un elemento equilibrante o compensatorio entre los dos anteriores. Representa la capacidad de valoración, orden y medida que debe adquirir quien desbasta la piedra a mazo y cincel.


Esta nos enseña la rectitud y la justa medida que debemos observar en todas las cosas de nuestra vida. Asimismo que debemos ser prudentes al establecer nuestros prioridades.

Tiene las mismas divisiones que el día. De esta forma nos recuerda que tenemos que medir y administrar con prudencia y eficiencia nuestro tiempo, de modo que podamos atender debidamente todas las obligaciones que nos son propias y cuyo cumplimiento habrá de honrar nuestra condición de masones.

LAS CUATRO BORLAS

Las cuatro borlas que están ubicadas en las esquinas del Templo representan las cuatro virtudes cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza); las que junto con las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad), abordadas en el punto 5°) precedente, conforman las siete cualidades que distinguen el corazón de todo buen Masón.

Las virtudes naturales fundamentales han sido definidas en el Diccionario de la Real Academia Española del siguiente modo:

Prudencia: “Virtud que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguir o huir de ello. Discernimiento, buen juicio.” (Permite distinguir entre el bien y el mal y optar por el bien).

Justicia: “Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece.”

Fortaleza: “Virtud que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad.”

Templanza: “Virtud que consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón.”

LA GUARDILLA DENTADA

La Guardilla Dentada es el límite físico del pavimento mosaico blanco y negro que adorna el piso del templo. Es también el lindero emblemático que separa a la Logia del mundo exterior y de sus profanas influencias. Demarca un “ámbito sagrado, seguro, y apto” para realizar la obra de perfeccionamiento moral y espiritual que persiguen los masones.

La Guardilla Dentada también representa simbólicamente los planetas que en sus revoluciones forman un hermoso círculo alrededor del Sol expresado por el Ara, lugar sagrado donde el Espíritu de Dios se haya presente cuando los HH.·. se reúnen en Su Nombre y trabajan para Su Gloria

La Guardilla que nos ocupa incluye entre sus finalidades alegóricas la de recordar a los Masones que sus conductas fuera de la Logia deben estar enmarcadas dentro de las enseñanzas recibidas en el Taller y que, en consecuencia, sus comportamientos deben ser virtuosos y ejemplares tanto para sus HH.·. como para los demás miembros de la sociedad que los observan desenvolverse en sus actividades profanas.

LA ESPADA

En una primera mirada, una espada en medio de herramientas propias de los canteros puede parecer un elemento extraño. Máxime en el R.·. E.·. A.·. A.·. en el que las espadas son asignadas en Logia al V.·. M.·. y a una minoría de oficiales para el cumplimiento de tareas específicas, a diferencia de otros ritos en los que cada hermano porta la suya.

No obstante, a poco de profundizar en el estudio de este símbolo, resulta obvio que la espada es la “herramienta” del soldado.

Así la simbología en cuestión nos enseña que el verdadero masón, además de ser un constructor, es un soldado y no cualquier soldado. Un soldado del G.·.A.·.D.·.U.·. que en todo momento debe trabajar para su Gloria, tanto dentro como fuera del templo.

Al continuar desvelando los misterios escondidos tras la Espada surge que la lucha entre el bien y el mal que se libra en este mundo es la consecuencia directa de acontecimientos acaecidos en el mundo espiritual.

Y, con sus dos filos, nos revela que la guerra moral y espiritual que se libra en este mundo tiene dos únicos bandos en puja. Las milicias del Dios Creador y Regulador del Universo que defienden la virtud y la búsqueda de la perfección humana y las tropas de satanás, que esparcen y estimulan los vicios y las pasiones que esclavizan a los hombres y los alejan de la posibilidad de reintegrar sus seres.

Por lo tanto, implícitamente, la Espada nos coloca ante la disyuntiva de elegir entre servir a Dios o servir a satanás, sin otra opción real a nuestro alcance. Para los buenos masones no hay duda posible.

Además, esta representación nos alerta que la lucha entre el bien y el mal nos persigue y alcanza en nuestra cotidianidad. Nos hace saber que estamos obligados moral y masónicamente a aprender a manejar con eficiencia nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones, de modo que podamos observar un comportamiento virtuoso hasta en las situaciones más complicadas. Y, específicamente, que debemos capacitarnos para realizar las conductas que distinguen a los verdaderos masones.

La Espada también simboliza a las fuerzas espirituales que en la vida ayudan a quienes permanecen fieles a sus ideales y obligaciones, a pesar de la posición difícil y de las circunstancias en apariencia negativas en que se encuentren.




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