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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
del Guajiro
La Hermandad para toda la Humanidad
Examinación es la palabra clave de este Grado. Toda persona, y
más especialmente, todo Masón debe ponderar un auto-examen de las actividades del
día con devoción y sobriedad. Los males cometidos hoy se deben evitar y ser corregidos
mañana. Cada día debe derramar algo de luz para nuestra futura orientación. Luego,
al pasar el tiempo, nuestro carácter será formado y fortalecido de tal manera que
el mundo pronunciará su juicio e instintivamente dirá: "He ahí un buen hombre pues
él es Masón."
La examinación conduce al juicio en el acto de la dispensación
de justicia. Esto mantiene las relaciones entre hombres. Sostiene la balanza en
equilibrio entre nación y nación, el hombre y su familia, hombre y hombre y los
intereses del individuo que son a veces antagónicos de modo que los derechos que
están en conflicto puedan resolverse imparcialmente.
La justicia debe ser
practicada y exigida para todos. Es una demanda humana universal. La administración
de justicia entre contendientes en controversias no es una ciencia exacta y puede
errar, pues motivos y acontecimientos secretos son retenidos en el interior del
hombre. Pero si continuamente intentamos a practicar la justicia en nuestras vidas
diarias podríamos hacer del mundo un mejor lugar. Al hacerlo, sabemos que un acto
justo tiene apoyo de Dios.
Este Grado se basa en parte en el Libro de los
Muertos. La leyenda del Dios Egipcio, Osiris, relataba de la vista de causa y juicio
final de cada alma después de la muerte en un tribunal supremo. Los jueces decisivos
eran Osiris, su esposa, Isis, Nebtei, Atum y Anufu. El Maestro de Ceremonias era
el cabeza de chacal Horus, quien condujo el alma durante y después del juicio. Los
consejeros y jueces buscaron y evaluaron el alma con preguntas penetrantes. Desarrollaron
a veces una "confesión negativa"; es decir, el fracaso en vida de hacer más que
meramente adherirse a la letra muerta de la ley. Respuestas personales eran requeridas
por los actos y por la falta de actuar.
El caballero Kadosh busca aumentar
su experiencia y promover las oportunidades de servicio aprendiendo el significado
del "juicio" que hay sobre si y otros. Escucha como el alma de Cheres, hijo de Suphis,
el símbolo de nuestra mortalidad, es traída frente a la cámara de los muertos. Él
aprende la medida de justicia y los principales deberes de un juez. Las escenas
dramáticas escenificadas en el grado son verdaderamente notables y contienen muchas
guías para la vida diaria. ¿Qué podía ser de más importancia que el destino eterno
del alma?
También se os recuerda que en vuestra vida y conversación debéis
dar evidencia de la excelencia de nuestras Doctrinas Masónicas y de la institución
misma. Pues si vos os perdéis, o sucumbís a la intolerancia y al fanatismo, o expresáis
descontento injustamente, es hora para que vos toméis acción correctiva en vuestra
propia vida.
El Grado 31º es el primero de los Grados Administrativos, llamados
así porque “la administración de una familia, vasta o modesta, debe recaer sobre
tres principios: Justicia, Organización y Dirección”.
La Justicia preside
el 31º, la Organización el 32º y la Dirección el 33º y último.
Pero, para
evitar una interpretación limitada, es de considerar que se trata de tres Grados
absolutamente iniciáticos, cada uno de los cuales, tiene sus propios Ritos, Símbolos
y Misterios. Pero, conducen progresivamente al ápice de la Pirámide Escocesa, representada
en el 33º Grado, Grado de síntesis que recoge los 32 grados que lo preceden.
Estos Grados también se denominan “Grados Blancos”.
“El Grado de Gran
Inspector Inquisidor Comendador constituye una etapa iniciática de un nivel muy
alto, caracterizado por un estado de conocimiento y de realización espiritual que
le da a la acción del Caballero Kadosch una dirección conforme a la de la Ley Universal,
a la de la Evolución y la del Plano del Gran Arquitecto del Universo” (R. BONGARD,
“Manuel maçonique du Rite Écossais Ancien et Accepté”, pág. 272).
Por ello,
en el Soberano Tribunal del 31º Grado se concibe a la Justicia en un sentido cosmogónico
como Equilibrio y Armonía, es decir, en un plano espiritual, por lo que no se juzgan
ni los errores humanos ni sus efectos y mucho menos las causas e intenciones de
los que los cometieron. Porque si hay tal Armonía y Equilibrio, cada cosa estaría
en su lugar; como diría Tomás de Aquino: “Una cosa no es justa porque Dios lo quiere,
pero Dios lo quiere porque es justa”.
Solo de esa forma, los contrarios
podrán convertirse en una Unidad.
Los Libres Masones investidos con el 31º
Grado se reúnen en una asamblea denominada Soberano Tribunal; administran la Justicia
Masónica en el ámbito del Rito y custodian la pureza de su Doctrina (una “conversación
sobre la Doctrina gnóstica”, relata Farina).
La práctica del Grado está
evidentemente representada en los Símbolos colocados sobre el Altar de los Juramentos:
la Escuadra que, representando la rectitud, sirve para rectificar; el Compás que,
determinando los límites, sirve para adaptar y ajustar; la Balanza que, representando
la Justicia y el Equilibrio sirve para pesar los “pro” y los “contra”; la Espada
que, representando la Verdad, sirve para actuar correctamente; dos Puñales, uno
para proteger a los inocentes y otro para castigar los perjuros; la Cruz Teutónica
para recordar que los Caballeros actúan al servicio del Bien, del Verdadero y del
Justo.
La enseñanza del Grado está contenida en la fórmula del juramento.
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