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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
del Guajiro

La Hermandad para toda la Humanidad

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Grado 31º
Gran Inspector Comendador
R.·.E.·.A.·.A.·.


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Examinación es la palabra clave de este Grado. Toda persona, y más especialmente, todo Masón debe ponderar un auto-examen de las actividades del día con devoción y sobriedad. Los males cometidos hoy se deben evitar y ser corregidos mañana. Cada día debe derramar algo de luz para nuestra futura orientación. Luego, al pasar el tiempo, nuestro carácter será formado y fortalecido de tal manera que el mundo pronunciará su juicio e instintivamente dirá: "He ahí un buen hombre pues él es Masón."

La examinación conduce al juicio en el acto de la dispensación de justicia. Esto mantiene las relaciones entre hombres. Sostiene la balanza en equilibrio entre nación y nación, el hombre y su familia, hombre y hombre y los intereses del individuo que son a veces antagónicos de modo que los derechos que están en conflicto puedan resolverse imparcialmente.

La justicia debe ser practicada y exigida para todos. Es una demanda humana universal. La administración de justicia entre contendientes en controversias no es una ciencia exacta y puede errar, pues motivos y acontecimientos secretos son retenidos en el interior del hombre. Pero si continuamente intentamos a practicar la justicia en nuestras vidas diarias podríamos hacer del mundo un mejor lugar. Al hacerlo, sabemos que un acto justo tiene apoyo de Dios.

Este Grado se basa en parte en el Libro de los Muertos. La leyenda del Dios Egipcio, Osiris, relataba de la vista de causa y juicio final de cada alma después de la muerte en un tribunal supremo. Los jueces decisivos eran Osiris, su esposa, Isis, Nebtei, Atum y Anufu. El Maestro de Ceremonias era el cabeza de chacal Horus, quien condujo el alma durante y después del juicio. Los consejeros y jueces buscaron y evaluaron el alma con preguntas penetrantes. Desarrollaron a veces una "confesión negativa"; es decir, el fracaso en vida de hacer más que meramente adherirse a la letra muerta de la ley. Respuestas personales eran requeridas por los actos y por la falta de actuar.

El caballero Kadosh busca aumentar su experiencia y promover las oportunidades de servicio aprendiendo el significado del "juicio" que hay sobre si y otros. Escucha como el alma de Cheres, hijo de Suphis, el símbolo de nuestra mortalidad, es traída frente a la cámara de los muertos. Él aprende la medida de justicia y los principales deberes de un juez. Las escenas dramáticas escenificadas en el grado son verdaderamente notables y contienen muchas guías para la vida diaria. ¿Qué podía ser de más importancia que el destino eterno del alma?

También se os recuerda que en vuestra vida y conversación debéis dar evidencia de la excelencia de nuestras Doctrinas Masónicas y de la institución misma. Pues si vos os perdéis, o sucumbís a la intolerancia y al fanatismo, o expresáis descontento injustamente, es hora para que vos toméis acción correctiva en vuestra propia vida.

El Grado 31º es el primero de los Grados Administrativos, llamados así porque “la administración de una familia, vasta o modesta, debe recaer sobre tres principios: Justicia, Organización y Dirección”.

La Justicia preside el 31º, la Organización el 32º y la Dirección el 33º y último.

Pero, para evitar una interpretación limitada, es de considerar que se trata de tres Grados absolutamente iniciáticos, cada uno de los cuales, tiene sus propios Ritos, Símbolos y Misterios. Pero, conducen progresivamente al ápice de la Pirámide Escocesa, representada en el 33º Grado, Grado de síntesis que recoge los 32 grados que lo preceden.

Estos Grados también se denominan “Grados Blancos”.

“El Grado de Gran Inspector Inquisidor Comendador constituye una etapa iniciática de un nivel muy alto, caracterizado por un estado de conocimiento y de realización espiritual que le da a la acción del Caballero Kadosch una dirección conforme a la de la Ley Universal, a la de la Evolución y la del Plano del Gran Arquitecto del Universo” (R. BONGARD, “Manuel maçonique du Rite Écossais Ancien et Accepté”, pág. 272).

Por ello, en el Soberano Tribunal del 31º Grado se concibe a la Justicia en un sentido cosmogónico como Equilibrio y Armonía, es decir, en un plano espiritual, por lo que no se juzgan ni los errores humanos ni sus efectos y mucho menos las causas e intenciones de los que los cometieron. Porque si hay tal Armonía y Equilibrio, cada cosa estaría en su lugar; como diría Tomás de Aquino: “Una cosa no es justa porque Dios lo quiere, pero Dios lo quiere porque es justa”.

Solo de esa forma, los contrarios podrán convertirse en una Unidad.

Los Libres Masones investidos con el 31º Grado se reúnen en una asamblea denominada Soberano Tribunal; administran la Justicia Masónica en el ámbito del Rito y custodian la pureza de su Doctrina (una “conversación sobre la Doctrina gnóstica”, relata Farina).

La práctica del Grado está evidentemente representada en los Símbolos colocados sobre el Altar de los Juramentos: la Escuadra que, representando la rectitud, sirve para rectificar; el Compás que, determinando los límites, sirve para adaptar y ajustar; la Balanza que, representando la Justicia y el Equilibrio sirve para pesar los “pro” y los “contra”; la Espada que, representando la Verdad, sirve para actuar correctamente; dos Puñales, uno para proteger a los inocentes y otro para castigar los perjuros; la Cruz Teutónica para recordar que los Caballeros actúan al servicio del Bien, del Verdadero y del Justo.

La enseñanza del Grado está contenida en la fórmula del juramento.

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