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Rito Escocés Antiguo y Aceptado
del Guajiro
La Hermandad para toda la Humanidad
Si bien los orígenes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado entroncan
directamente con la Gran Logia Real de Kilwinning, la Orden de San Andrés del Cardo,
la de los Maestros Escoceses de San Andrés, el Rito de Perfección o de Heredom y
las Logias de la Masonería jacobita o Masonería estuardista, el Rito, tal y como
lo conocemos y practicamos hoy, no se estructura hasta el 31 de mayo de 1801, al
constituirse en Charleston, Carolina del Sur, el Primer Supremo Consejo de los Soberanos
Grandes Inspectores Generales del XXXIII y Último Grado del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado. De este primer Supremo Consejo nacen todos los demás legítimos Supremos
Consejos. El de España fue constituido el año 1811 y es, por su antigüedad, el tercero
del mundo, tras los de los Estados Unidos y Francia.
Se estructura el Rito
Escocés antiguo y Aceptado en 33 grados, de los que los tres primeros, que constituyen
la llamada Masonería Simbólica, dependen de las Grandes Logias; haciéndolo los 29
restantes, es decir, del 4 al 33 ambos inclusive, de los Supremos Consejos, uno
por cada país.
La Respetable Logia Itaca Nº 130, trabaja en el grado de Aprendiz
del Rito Escocés Antiguo y aceptado, con Carta Patente Expedida por la Gran Logia
de España.
Es sentido y misión del R.·. E.·. A.·. y A.·., en primer lugar,
hacer cada día mejores masones, es decir, aumentar su cualificación intelectual,
moral y sobre todo masónica a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo
y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más formados y
más masones, es decir, más hombres, impongan con la fuerza de sus ideas y el ejemplo
de su conducta, los principios del Rito y de la Masonería en la sociedad profana.
Se trata, pues, de un Rito, el más difundido en el mundo, en el que se combinan
los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente
expresiva, que permite desarrollar junto a un profundo sentido de fraternidad, un
agudo sentido del análisis racional que invita a enfocar la vida con criterios donde
lo espiritual y lo racional se complementan extraordinariamente.
En los Templos
de las Logias que trabajan en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado se representan
simbólicamente las Leyes que rigen el universo, y sus trabajos se realizan fundamentalmente
en dos líneas que se complementan como los brazos de un mismo cuerpo.
En
primer lugar tenemos el Trabajo Ritualístico o Práctica del Ritual que permitirá,
en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, a través de una serie de dramatizaciones
ritualísticas de antiquísima simbología, tener una mayor consciencia de las Leyes
que rigen el universo.
En este sentido el Ritual está estructurado y codificado
de tal manera que conforma un hilo conductor, el cual no sólo puede transmitir un
claro y sencillo mensaje general, sino que puede activar mecanismos subconscientes
e inconscientes que generan un elevado sentido de la trascendencia y de Dios o Gran
Arquitecto del Universo. Así, pues, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es impórtate
no sólo la Práctica del Ritual sino también a su asimilación espiritual, psicológica
y conceptual.
En segundo lugar, dentro de los trabajos de la Logia, se pone
igualmente énfasis en los Trabajos masónicos de tipo intelectual. Los Trabajos son
presentados por escrito y, una vez leídos en la Tenida, son tratados de forma oral
por los Hermanos. De esta forma se consigue, a través de las diferentes apreciaciones
u opiniones aportadas, una percepción profunda del tema tratado, con el consiguiente
enriquecimiento y formación masónica que invariablemente dará sus frutos en cualquier
ámbito o situación.
Siguiendo con el espíritu eminentemente dinámico de las
Logias del Rito Escocés antiguo y aceptado, habitualmente forma parte importante
del Trabajo masónico los correspondientes ágapes fraternales o cenas realizada fuera
de las Logias, donde se interrelacionan sus miembros y se desarrolla, si cabe en
mayor medida, el profundo sentido de la Fraternidad que existe entre todos los Hermanos.
Reflexionar sobre el sentido y misión del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es
tanto como analizar su ontología y la aplicabilidad y proyección de su esencia en
la Sociedad.
Es difícil encontrar un Rito en el que se armonice tan equilibradamente
el Espiritualismo, el Humanismo y la Libertad, que son las tres columnas que sostienen
al Escocismo. Porque el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un Rito tradicional e
iniciático basado en esos tres elementos y asentado sobre la profunda fraternidad
masónica.
El Rito permite, y este seria su primer sentido, que una alianza
de hombres libres trabaje para el progreso espiritual, moral, intelectual y material
de la Humanidad. En consecuencia la vocación espiritual del R.·. E.·. A.·. A.·.,
lleva a un humanismo filantrópico.
Espiritualismo, Humanismo, Fraternidad,
Filantropía, no son para los masones escocistas conceptos vacíos de contenido. Nuestra
espiritualidad no nos viene dada como si fuese una gracia, el humanismo no consta
en nosotros como una virtud innata, la fraternidad no es espontánea. A esas virtudes
masónicas se llega a través del esfuerzo individual y colectivo, utilizando una
tradición iniciática y progresiva (el Rito es un método) que posibilita una espiritualidad
abierta a la libertad, al humanismo, a la igualdad y a una auténtica fraternidad
universal entre los hombres.
Cabe decir que el R.·. E.·. A.·. A.·. es tan
tradicional como liberal. Un Rito que rompiera con la tradición iniciática o que
no proclamase la libertad, y fuese por tanto dogmático, dejaría en ambos casos de
ser masónico.
La misión del R.·. E.·. A.·. A.·. es siempre construir. Construir
el edificio supremo de un orden iniciático, construir al hombre y construir su fraternidad,
en resumen hacer mejores masones
El Rito Escocés implica en su ideal una
perfecta síntesis entre el humanismo espiritualista de la filosofía tradicional
y el humanismo antropológico moderno.
Aunque el mundo profano se esfuerza
en enfrentar conceptos como universalidad y diferencia, los masones escocistas podemos
proclamar que sin respeto a las diferencias el universalismo puede degenerar en
totalitarismo, y que, sin exigencia de valores universales (es decir sin un horizonte
de universalismo) el derecho a la diferencia podría desembocar en un enfrentamiento
bélico. Por eso conviene mantener pujante siempre la vocación universal de la Masonería.
La filosofía Escocista (que como hemos señalado es perfecta síntesis entre espiritualismo
y humanismo) pretende hacer notar su mensaje universalista de libertad y tolerancia
frente a todo fanatismo, frente al integrismo religioso y frente al racismo xenófobo.
Porque los principios del R.·. E.·. A.·. A.·. no quedan reducidos a la pura abstracción
teórica, sino que tienen a proyectarse en el mundo profano través del trabajo y
ejemplo individual que los masones escocistas ejercen en el entorno social, laboral,
etcétera, al que cada uno de ellos pertenece.
En la esfera intelectual se
rinde culto a la inteligencia y a la ciencia, utilizando la razón como vía de acceso
a la verdad e introduciendo al hombre en una visión relativista frente a todo fanatismo
dogmático.
En cuanto a las creencias, nuestro Rito, que es respetuoso con
todas las religiones, defiende la libertad religiosa y de culto y la independencia
del poder político respecto al religioso.
Como podemos ver hay un bagaje
concreto en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Porque éste es un método, un medio
un vehículo para el aprendizaje perfectivo del masón y para la transmisión de contenidos
intelectuales. El R.·.E.·.A.·.A.·. es no solo forma sino también fondo, ambos deben
ser justamente equilibrados. Un Rito que redujese los elementos formales no seria
perfecto, pero creer que la forma es todo, es decir, vaciar de contenido material
el Rito, reduciéndolo a una ceremonia formal supondría una alteración ontológica
del mismo. La forma no debe nunca sustituir, y menos excluir al fondo, al pensamiento,
al contenido profundo y esencial del Rito.
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