PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"
Ésa es la paradoja del Universo, la que resulta del principio
de polaridad, principio que se manifiesta cuando el TODO empieza a crear. Aunque
para el TODO infinito el Universo, sus leyes, sus poderes, su vida, sus fenómenos,
son como cosas contempladas en el estado de meditación o ensueño, el Universo debe
ser tratado como real, y la vida, las acciones y los pensamientos deben estar basados
en ello, acordemente, si bien se tenga un claro conocimiento y realización de la
Verdad Superior cada uno respecto a su propio plano y leyes.
Si el TODO
hubiera imaginado un Universo real sería desastroso para este, porque entonces no
podría ascenderse de lo inferior a lo superior, el universo se habría convertido
en una cosa fija, inmóvil y el progreso resultaría imposible.
Y si el hombre,
por su parte, debido a su semi-sabiduría, actúa y vive y piensa en el Universo como
si fuera un sueño (parecido a sus propios ensueños a finitos), así se convertirá
efectivamente para él, y, al igual de un cadáver que caminase, se encontrará dando
vueltas y más vueltas en un círculo, sin hacer el menor progreso y siendo forzado
por último a despertarse y vivir por las leyes naturales que él hubiera olvidado.
Conservad siempre la mente fija en la
Estrella, pero mirad donde ponéis
los pies, no vayáis a hundirlos en algún abismo. Recordad la paradoja divina que
afirma que si bien el "Universo no es, sin embargo es". Recordemos siempre
los dos polos de la verdad: lo absoluto y lo relativo. Guardémonos de las verdades
a medias. Lo que los hermetistas conocen como "Ley de la paradoja" es
un aspecto del principio de polaridad. Las escrituras herméticas están llenas de
toda clase de referencias respecto a esa paradoja que se descubre en todos los problemas
de la Vida y del Ser. Los instructores están siempre batallando para impedir que
sus estudiantes omitan el "otro lado" de cualquier cuestión, y sus recomendaciones
se dirigen especialmente a los problemas de lo absoluto y de lo relativo, que tanto
confunden a los estudiantes de filosofía, y que obligan a tantos a obrar y a pensar
contrariamente a lo que se conoce como "sentido común". Recomendamos mucho
a nuestros estudiantes el que se aseguren de haber comprendido bien la paradoja
divina de lo absoluto y lo relativo, evitando el ser hipnotizados por el falso miraje
de la verdad a medias o semi-verdad. Desde este punto de vista ha sido escrita esta
lección. Leedla cuidadosamente.
La primera idea que se le ocurre al pensador
que ha comprendido y realizado la verdad de que el Universo es una creación mental
del TODO, es la de que el Universo y todo cuanto éste contiene son una pura ilusión,
una irrealidad, contra cuya idea se revuelve instantáneamente. Pero esto, al igual
de otras grandes verdades, debe ser considerado desde los puntos de vista absoluto,
el Universo es, por supuesto, una ilusión, un sueño, una fantasmagoría, si se compara
con el TODO en sí mismo. Esto lo reconocemos nosotros mismos cuando hablamos del
mundo como de un sueño, que va y viene, que nace y muere, desde el momento que todo
lo que es mudable, que cambia, que es finito e insubstancial, debe estar ligado
a la idea de un Universo creado, cuando se compara con el TODO mismo, no importando
cual puede ser nuestra creencia respecto a la naturaleza de ambos.
Filósofos,
metafísicos, científicos y teólogos, todos están de acuerdo sobre ello, y esta concepción
se encuentra en todos los sistemas filosóficos y religiosos, así como en las respectivas
teorías de las escuelas metafísica y teológicas.
Las enseñanzas herméticas
no predican la insubstancialidad del Universo en términos más fuertes que los que
os son más familiares, aunque la exposición del asunto pueda pareceros algo más
contundente. Todo cuanto tenga un principio y un fin, en cierto sentido debe ser
irreal e ilusorio, y el Universo se encuentra en este caso, sea cual sea el sistema
de las escuelas de pensamiento. Desde el punto de vista absoluto nada hay real excepto
el TODO, no importando los términos que empleemos al pensar sobre ello o al discutirlo.
Bien sea que el Universo haya sido creado de materia, o bien que sea una creación
mental en la mente del TODO, es insubstancial, mudable, sujeto al tiempo, al espacio,
al cambio. Debemos comprender y sentir bien esto antes de pensar y examinar la concepción
hermética de la naturaleza mental del Universo. Examina cualesquiera otras concepciones,
y ved si existe alguna que no lo admita.
Mas el punto de vista absoluto
muestra únicamente un solo lado de la cuestión, siendo el otro el aspecto relativo
de la misma. Las verdades absolutas han sido definidas "como las cosas, tal
como las conoce y las ve la mente de Dios", mientras que las verdades relativas
son "las cosas tal como la más elevada razón del hombre las comprende".
Y de esta manera, mientras que para el TODO el Universo debe ser ilusorio e irreal,
un simple sueño o resultado de la meditación, sin embargo para las mentes finitas
que forman parte de ese Universo, y mirando a través de las mortales facultades,
el Universo es ciertamente real, y así debe ser considerado. Al reconocer así el
punto de vista absoluto, no cometeremos el error de ignorar o negar los hechos y
fenómenos del Universo, tal como se nos presentan antes nuestras facultades mortales:
no somos el TODO, recordémoslo.
Para emplear ilustraciones familiares, podemos
reconocer el hecho de que la materia "existe" para nuestros sentidos,
y haríamos muy mal si así no lo reconociéramos. Y, a pesar de ello, nuestra mente
finita reconoce la verdad científica de que no hay tal materia desde el punto de
vista de la ciencia, y que lo que llamamos materia no es más que un agregado de
átomos, átomos los cuales a su vez, no son más que unidades de fuerza agrupadas
que llamamos "electrones" o "iones", vibrando constantemente
con movimiento circular.
Golpeamos una piedra y sentimos el impacto, parece
ser real, y, a pesar de ello, sabemos que no es más que lo ya expuesto.
Pero recuerden que nuestro pie, que siente el golpe mediante la intervención del
cerebro, es similarmente materia constituida por electrones, y por que de esa materia
está hecho también nuestro cerebro. Y, por último, si no fuera por la mente, no
sabríamos nada ni del pie ni de la piedra absolutamente.
Además, el ideal
que un artista o un escultor tratan de reproducir en el mármol o en el lienzo les
parece muy real. Igualmente sucede con los personajes que crea la mente de un autor
teatral, quien trata de expresarlos para que los demás puedan reconocerlos. Y si
esto fuera cierto en el caso de nuestras mentes finitas, ¿cuál sería el grado de
realidad de las imágenes mentales creadas en la mente del Infinito? ¡Oh, para los
mortales este universo de mentalidad es ciertamente muy real! Es el único que jamás
podremos conocer, aunque nos elevemos de plano en plano, cada vez más alto. Para
que lo pudiéramos conocer de otra manera, por experiencia actual, tendríamos que
ser el TODO mismo. Es muy cierto que, cuanto más nos elevamos en la escala, tanto
más cerca nos encontraremos de la mente del Padre y tanto más evidente se hace la
naturaleza ilusoria de las cosas finitas, pero hasta que el TODO no nos absorba
finalmente dentro de Él mismo no se desvanecerá la visión.
De manera, pues,
que no necesitamos basarnos en esa ilusión. Reconozcamos mas bien la verdadera naturaleza
del Universo y tratemos de comprender sus leyes mentales, esforzándonos en emplearlas
en la forma más efectiva para nuestro progreso ascendente en toda la vida conforme
vamos viajando de un plano a otro del ser. Las leyes del Universo no dejan de ser "leyes
de hierro" porque sean de naturaleza mental. Todos excepto el TODO, están sujetos
a ellas. Lo que está en la infinita mente del TODO es real, solo un grado menos
que la realidad misma que constituye la naturaleza del TODO.
No nos sintamos,
pues, inseguros o temerosos; sintámonos firmemente sostenidos en la mente infinita,
y nada existe que pueda dañarnos o causarnos miedo. No hay poder alguno fuera del
TODO que pueda afectarnos. Podemos permanecer tranquilos y seguros. Y en esta realización,
una vez alcanzada, existe una plenitud de seguridad y calma. Entonces dormiremos
serenamente sobre la firmeza inconcebible de lo Profundo, y descansaremos seguramente
sobre el Océano de la mente Infinita que constituye al TODO. En Él, ciertamente,
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
La materia no es menos materia
para nosotros mientras permanezcamos en ese plano, aunque sepamos que no es más
que un agregado de partículas de fuerza, o electrones, que vibran rápidamente, girando
unas en torno de otras, en la formación de los átomos. Los átomos, a su vez giran
y vibran y forman así las moléculas, y la agrupación de estas últimas componen las
grandes masas de materia. Y no será menos materia por el hecho de que, cuando avancemos
en nuestra investigación, sepamos que la fuerza, cuyas unidades son los electrones,
no son a su vez más que unidades de manifestación de la mente del TODO, y que como
todo lo demás en el universo es puramente mental en su naturaleza. Aunque en el
plano de la Materia tenemos que reconocer sus fenómenos, podemos dominarla (como
lo hacen todos los maestros en menor o mayor grado), aplicándoles las fuerzas superiores.
Cometeríamos así una locura si negáramos la existencia de la materia en ese aspecto
relativo. Podemos, sí, negar su dominio sobre nosotros; está bien, pero no debemos
intentar ignorarla en su aspecto relativo, por lo menos mientras vivamos en este
plano.
Las leyes de la naturaleza tampoco se hacen menos constantes o efectivas
por el hecho de que las conozcamos y sepamos que son simples creaciones mentales.
Obran plenamente en todos los planos. Y nos libertamos de las leyes inferiores,
aplicándoles las superiores, y solo podemos conseguirlo de ésta manera. Pero no
podemos escapar a la Ley o elevarnos por encima de ella completamente. Nadie, sino
el TODO, puede escapar a la Ley, y esto es debido a que el TODO es la ley misma,
de la cual todas las demás brotan. Los más avanzados maestros pueden adquirir los
poderes que se atribuyen generalmente a los dioses, y existen muchos grados del
ser en la gran jerarquía de la vida, cuyos poderes trascienden hasta los de los
más elevados maestros, en un grado inconcebible para los mortales, pero hasta el
Maestro más grande y el ser más elevado debe inclinarse ante la Ley y son como nada
ante los ojos del TODO. Así que si hasta esos elevados seres, cuyos poderes exceden
a los atribuidos por el hombre a sus dioses, están sujetos y sirven a la Ley, imagina
la presunción del mortal de nuestra raza cuando mira las leyes de la Naturaleza
como "irreales", visionarias e ilusorias, porque ha podido alcanzar a
ver que esas leyes son de naturaleza mental, o simples creaciones del TODO. Esas
leyes que el TODO quiere que rijan no pueden ser desafiadas o transgredidas. Mientras
subsista el Universo subsistirán, porque aquel existe en virtud de esas leyes, las
que forman la trama o el esqueleto en que el Universo se apoya.
El Principio
hermético del Mentalismo, a la vez que explica la verdadera naturaleza del Universo
sobre la base de que todo es mental, no cambia las concepciones científicas del
Universo, de la vida o de la evolución. En realidad, la ciencia no hace más que
corroborar las enseñanzas herméticas. Estas últimas enseñan que la naturaleza del
Universo es mental, mientras que la ciencia afirma que es "material";
o, según sus últimas noticias, que es "energía" en el último análisis.
Las enseñanzas herméticas tampoco están en pugna con el principio básico de Herbert
Spencer, que postuló la existencia de una "Energía Infinita y Eterna, de la
cual proceden todas las cosas". En realidad, los hermetistas reconocen en la
filosofía de Spencer la más elevada expresión de la obra de las leyes naturales
que jamás se promulgara, y creen que Spencer era una reencarnación de un antiguo
filósofo que vivió en Egipto millares de años ha, y que más tarde vivió como Heráclito,
el filósofo griego que viviera en el año 500 A. C. Y consideran su doctrina de la "energía
infinita y eterna" como de acuerdo con las enseñanzas herméticas siempre con
el agregado de que esa energía es la mente del TODO. Con esta clave-maestra de la
filosofía Hermética puede el estudiante de Spencer abrir muchas puertas de las concepciones
filosóficas internas del gran filósofo inglés, cuyas obras demuestran los resultados
de su preparación en sus encarnaciones anteriores. Sus enseñanzas respecto a la
Evolución y al Ritmo están casi de perfecto acuerdo con la Doctrina Hermética referente
al principio del Ritmo.
Así, pues, el estudiante no necesita dejar a un
lado los puntos de vista científicos referentes al Universo. Todo lo que se le pide
es que comprenda el principio básico de que el TODO es mente, de que el Universo
es mental: sostenido firmemente en la mente del TODO. Y encontrará que los otros
seis principios concuerdan perfectamente con este conocimiento científico, y servirán
para dilucidar plenamente los puntos oscuros. No hay que maravillarse de ello, si
se considera la influencia que el pensamiento hermético ejerciera sobre los filósofos
primitivos de Grecia, sobre cuyas doctrinas descansan en gran parte las teorías
de la ciencia actual. La aceptación del primer principio hermético (mentalismo)
es la única gran diferencia entre la ciencia moderna y los estudiantes herméticos,
y la ciencia se va dirigiendo gradualmente hacia ese punto, conforme avanza a través
de la oscuridad y va encontrando su camino en el laberinto en que se ha metido en
busca de la Realidad.
El objeto de esta lección es imprimir en la mente
del estudiante el hecho de que el Universo y sus leyes y sus fenómenos son tan reales,
en lo que al hombre concierne, como lo serían bajo la hipótesis del materialismo
y de la energía. Bajo cualquier hipótesis, el Universo, en su aspecto externo, está
siempre cambiando y es transitorio, y, por consiguiente, está desprovisto de realidad
substancial. Pero, y nótese el otro polo de la verdad, bajo cualquiera de dichas
hipótesis estamos obligados a obrar y a vivir como si esas cosas fugaces fueran
reales y substanciales. Con esta diferencia siempre, que según las doctrinas se
ignoraba el poder mental como Fuerza Natural, mientras que ahora vemos que el Mentalismo
es la mayor fuerza de esa clase. Y esta sola diferencia basta para revolucionar
la vida de aquellos que comprenden el principio y la práctica y leyes resultantes.
Por último, una vez que se comprenda la ventaja del Mentalismo se aprende
a conocer, emplear y aplicar las leyes resultantes. Pero no se caiga en la tentación
que, según indica el "Kybalión", acecha al semisabio que lo hace hipnotizarse
por la aparente irrealidad de las cosas, siendo su conciencia que camina de un lado
para otro como soñando, viviendo en un mundo de ensueños, ignorando la vida diaria
y su trabajo, siendo su final que se destrozará contra las rocas y se disolverá
en los elementos, en razón de su locura. Más bien seguid el ejemplo del sabio que
la misma autoridad indica: "úsese la Ley contra las leyes; lo superior contra
lo inferior, y por el arte de la alquimia trasmutad lo que no es deseable en lo
estimable, triunfando en esa forma". De acuerdo con esta doctrina, debe evitarse
la semisabiduría, que es locura y que ignora la verdad de que: "El dominio
consiste, no en sueños anormales o visiones y fantásticas imaginaciones, sino en
emplear las fuerzas superiores contra las inferiores, escapando así a los dolores
de los planos inferiores mediante la elevación a los superiores". Recuérdese
siempre que la " transmutación y no la negación presuntuosa es el arma del
Maestro". Las citas antedichas pertenecen al "Kybalión", y son muy
dignas de tenerlas siempre presentes.
No vivimos en un mundo de sueños,
sino en un Universo que, si bien es relativo, es real, por lo menos en lo que concierne
a nuestra vida y obras. Nuestra misión en el Universo no es negar su existencia,
sino vivir, empleando debidamente sus leyes para ascender de lo inferior a lo superior,
viviendo y haciendo lo mejor que podamos dentro de las circunstancias que surgen
cada día, y viviendo, todo lo posible, nuestras más elevadas ideas e ideales. El
verdadero significado de la vida no es conocido por el hombre en este plano - si
es que alguien lo conoce -; pero los más sabios, y nuestras propias intuiciones
también, nos enseñan que no nos equivocaremos si tratamos de vivir lo mejor posible
y realizar la tendencia universal en el mismo sentido, a pesar de las aparentes
evidencias en contra. Todos estamos en el Camino, y esta vía va siempre ascendiendo,
con frecuentes sitios de reposo.
Léase el mensaje del "Kybalión",
y sígase el ejemplo del sabio, evitando el error del semi sabio, quien perece en
razón de su locura.
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