Anécdotas Aeronáuticas
Ernesto Miguel Burga Ortiz
Montreal 04 / 06 / 74
Capitán FAP
John Golfry
Estimado amigo, seguramente te ha sorprendido que te llegue esta
notita, tal vez ni te acuerdas de mí, te escribe Phantom ustedes mismos, me bautizaron
así porque yo era calladito, pero efectivo; después de tantos años de no saber de
ustedes vi en el aeropuerto a un pata de la FAP y al toque me aventé, la cosa fue
que mientras esperaba la hora de embarcarme estuve vagando por el Duty Free y vi
a un teniente uniformado y con cara de estar medio perdido, así que me acerqué para
ofrecerle ayuda con el idioma o para orientarlo, en realidad no me necesitaba para
nada pero me dio oportunidad de conversar un rato con él, apenas diez minutos pero
fue suficiente para que me informe un poco acerca de los muchachos de mi promo.
No sé si muchos se fueron de baja, o quizás él simplemente no los conoce, el
asunto importante es que me contó que tú habías sido su instructor y que todos los
cazadores de tu promo están volando Mirage ¿Es cierto eso? Me acuerdo mucho de mi
instructor de vuelo el “chato” Gutiérrez, tu pata, parecían mellizos de tanto andar
juntos ¿Es cierto que el indicativo de vuelos de Gutiérrez es “Gusano” y el tuyo
“Langosta”? No podrían ser mellizos ¿No? je je je
Me estaba olvidando de
contarte que mi trabajo me ha llevado por diferentes partes del mundo, pero hace
un año y medio que estoy en Canadá, no precisamente en Montreal que es desde donde
te estoy escribiendo, pero vengo cada tres meses, más adelante te contaré un poco
de mi vida. Mi dirección postal está en el membrete del sobre.
Tu amigo
“Phantom”
PD.- ¿Tu apellido se escribe así como lo he puesto ?Me parece un poco raro ¿No será Goldfree?
Chiclayo, 17 de junio de 1974
Mi estimado Phantom
Es cierto que tu carta ha sido una verdadera sorpresa, desde que
te fuiste de baja, hace ya catorce años, no supimos más de ti y ahora resucitas
diciendo que has estado recorriendo el mundo, lo cual no me sorprende sabiendo que
te dieron de baja por “tirar contra” ¿A qué te dedicas y cómo has enviado la carta?
¿La mandaste en trineo de perros? Porque está fechada el 06 de abril y ha llegado
el Lunes 15 de junio.
Parece que no has cambiado mucho, sigues mudo hasta
para escribir, ni siquiera me dices cómo se llama el teniente que conociste en el
aeropuerto; yendo al grano te diré que efectivamente Danny Gutiérrez y yo seguimos
siendo amigos y ahora compadres, ambos estamos volando el Mirage, lo cual es un
orgullo para nosotros y para mi “promo”, la historia de Danny hasta donde la conozco
es más o menos así........
Barranco, primero de julio de 1942; en su casa
don Daniel Gutiérrez, “no cabía en su pellejo”, al fin sus oraciones habían sido
escuchadas, su esposa, doña Solina Espinoza había dado a luz un varoncito, un poco
pequeño es cierto pero ¡Un varón! después de seis mujercitas ¡Seis mujeres! Al fin
un heredero que llevara su apellido, por supuesto que también se llamaría Daniel,
como él, Daniel Julio Gutiérrez Espinoza, ése sería su nombre; aunque parece que
don Daniel, comandante de bomberos, siguió orando por tener más hijos varones porque
después llegaron dos más, con lo cual la prole alcanzó la respetable cantidad de
nueve hermanos.
Cuando tuvo edad suficiente lo matricularon en el colegio
José María Eguren, ya para entonces en su casa lo llamaban Danny para diferenciarlo
de su padre, pero en el colegio desde el primer día lo conocieron por “chato” y
posteriormente le añadieron lo de “revejido”, entre otros apelativos alusivos a
su corta estatura, porque era alegoso, inquieto y además fumador (Sigue chato, alegoso,
inquieto y fumador).
Cuando cursaba el cuarto año de secundaria les comunicó
a sus padres su decisión: postularía a la Escuela de Oficiales de la FAP, si bien
sabía que los exámenes eran muy exigentes su mayor preocupación era su talla; en
el primer examen, el de medicina general, se estiró cuanto pudo durante la toma
de medidas pero los examinadores igualmente pusieron una observación “Aprobado condicionalmente:
No alcanza la talla ni peso mínimos, pero por su edad puede desarrollar y alcanzarlos”
(Lo cual ni él, ni yo, ni nadie, creíamos).
Los nuevos aspirantes a cadete fuimos
citados para internarnos a mediados de marzo de 1960, nos hicieron formar en el
orden de mérito que habíamos alcanzado, haciéndonos saber que ese sería el orden
que mantendríamos durante ese primer año, desde el primer momento se hizo notar,
pese a su corta estatura, por ser sumamente inquieto, fumador empedernido y porque
no podía estar tranquilo ni callado; de acuerdo al Reglamento del Cadete los “perros”,
o sea nosotros los aspirantes a cadete , estábamos prohibidos de fumar, y todos
los cadetes en general prohibidos de hablar después del Toque de Silencio, pero
él siempre tenía algo que decir después del consabido toque y quien sufría por esa
incontinencia verbal era yo, Walter Gottfried, su vecino de cama que trataba de
“pericotear” y cumplir el reglamento, pero él no se preocupaba por las consecuencias
que en más de una ocasión nos causó este hablantín, y que “Colorado” para arriba,
“Colorado” para abajo, porque así me llamaban al comienzo pero después me han puesto
apodos al por mayor, y no sólo eso sino que con frecuencia se escabullía al baño
para fumar a escondidas; no obstante, simpatizamos de inmediato y con el correr
del tiempo desarrollamos entrañable amistad.
Rápidamente pasaron los días
y las semanas, pronto llegó el día de la primera visita y las instalaciones se vieron
inundadas de familiares, por todos lados se veían grupos más o menos numerosos acompañando
a los aspirantes, los pocos que no recibieron visita, provincianos de lejanas tierras,
se quedaron en el casino jugando billas o matando el tiempo en alguna otra forma;
en esa primera visita se conocieron los miembros de nuestras familias , diez por
parte de Gutiérrez y cinco por parte mía, el contacto fue bastante rápido, de política
nomás pero al menos se conocieron.
En la siguiente oportunidad yo no recibí
visitas, mi familia vivía en Casma y no era tan sencillo eso de ir y venir cada
semana, pero gracias a Dios Danny me invitó a unirme al grupo de su numerosa familia;
su padre, de talante serio y casi hosco, era el molde del cual Danny había heredado
marcadamente los rasgos característicos de su fisonomía y también la estatura, comandante
de bomberos don Daniel sufría de asma causado por ser fumador y por el humo de los
incendios que en su momento había ayudado a combatir, y aunque ya no fumaba el mal
ya estaba hecho y en el momento sólo veía la parte administrativa de la compañía
de bomberos; el clan me recibió con los brazos abiertos y la amistad entre ambos
se hizo más estrecha.
Por fin llegó el día de la primera salida de los aspirantes
y los Gutiérrez, a pedido de Danny, nos invitaron a los Gottfried a celebrar en
su casa el doble acontecimiento, la primera salida de los aspirantes y el Día de
la Madre; ese domingo ambas familias tuvieron oportunidad de conocerse mejor y entablar
una amistad que se prolongaría y que hasta hoy mantenemos.
Por ahora eso
es todo, ya me cansé de escribir “estilo pollo”, así que será hasta la próxima;
estoy esperando que me cuentes de tu vida de vagabundo.
Tu amigo
Walter “Langosta” Gottfried
PD.- No te hagas el gracioso con eso de Golfry ni Goldfree
Chiclayo, 27 de junio de 1974
Phantom “el mudo”
Hoy día estoy de servicio pero en las tardes, con este calor,
no hay mucho que hacer, así que aprovecho para seguir contándote un poco de la vida
de la promo aunque no tengo noticias tuyas, supongo que por los problemas de siempre
con el correo, cuando vienen cartas del extranjero siempre se demoran, mira las
fechas de los sellos en las estampillas; bueno, sigo con las historias, y para la
próxima escribe bien mi apellido.
Cada domingo en la noche, cuando regresábamos
de la salida de franco nos poníamos a comentar las actividades del fin de semana,
lo que parecía hasta ocioso pues generalmente habíamos asistido a las mismas fiestas
o acudido a las mismas reuniones, pero no siempre era así pues yo vivía en un departamento
y Danny vivía con sus padres en Barranco; una de esas noches que regresamos a la
Escuela Danny me vio preocupado y no esperó a que le cuente el motivo sino que inmediatamente
me confrontó y no me quedó más remedio que confesar
- ¡Me han botado de mi departamento! - Dije de un tirón
- ¿Quééé, cómo así, qué ha pasado?
Tú sabes que yo vivía con tres amigos
más y uno de ellos, Grados, era el encargado de pagar el alquiler mensual ¿No es
cierto? Bueno pues, el sinvergüenza este hace meses que simplemente no pagaba, se
ha “tirado” la plata y los dueños del departamento nos han botado, en el departamento
encontré a una familia desconocida y mis cosas en la azotea.
Danny, al escuchar
lo que le contaba no salía de su asombro, hasta que de pronto se echó a reír carcajeándose
hasta las lágrimas hasta que, ya calmado, me dijo
- No te preocupes compadre, el sábado recogemos tus cosas, esas que han botado al
techo – volvió a reír un poco y continuó – y las llevamos a mi casa, y tú te vienes
a vivir con nosotros.
- ¡Pero “chato”, si en tu
casa no saben nada! - tragué saliva - ¡Y además ustedes son un montón!
Danny
no me dejó continuar y, aunque puse mil de objeciones, al fin acepté el generoso
ofrecimiento, nos dimos la mano y un medio abrazo y ya no se habló más del asunto,
estaba decidido, me mudaría a casa de Danny.
Con tan numerosa familia el
dinero no sobraba y, a veces, hasta escaseaba, no obstante, generosamente, los padres
de Danny me “adoptaron” y desde ese día hubo un asiento más a la mesa y otra cama
en la casa; convertido en un Gutiérrez más fui engreído por “mamá Solina” como le
llamaba a la mamá de Daniel, nombre que también lleva una de las hermanas de Danny
pero, cosa curiosa, no era la mayor sino la quinta de las mujeres.
Los días
y los meses pasaron volando, las vacaciones fueron una constante diversión, parte
en Casma veraneando en Tortugas o en la campiña montando a caballo y cazando palomas
en el fundo de mi tío y parte en Lima, hasta que Danny inició un romance con Beatriz
De Souza Ferreyra Barclay, Betty, hija de un coronel del Ejército, que vivía en
la Villa Militar de Chorrillos, y entonces la cosa cambió, porque el amor hace milagros
y también locuras.
Poco a poco la relación fue tornándose más formal, los
padres dieron consentimiento tácito a la pareja y Danny fue recibido muy bien por
casi todos, pero sólo casi, porque la empleada, que había visto a Betty desde pequeñita
le hacía mil y una malacrianzas, y es que cualquiera que hubiera sido el pretendiente
era poco para “su niña”, y aunque ya era enamorado consentido cuando llegaba a visitar
a Betty la muy celosa lo dejaba parado y le cerraba la puerta en las narices; también
se dio cuenta, nadie sabe cómo, que Danny detestaba los tallarines al punto que
le era imposible comerlos, así que un domingo que el “chato” estuvo invitado a almorzar
ella preparó....tallarines y Danny se quedó sin probar bocado, él, que era tan alegoso,
soportó estoicamente esa y otras lindezas; pero no todo fue tan malo, con cierta
frecuencia los dos íbamos a tomar lonche en casa de Betty, lo raro era que más de
las veces eran en día de semana. ¿Cómo lo hacíamos?
Éramos ya cadetes de
cuarto año y, como tales, gozábamos de una cierta autonomía y flexibilidad; a las
cinco de la tarde el batallón de cadetes formaba con ropa de deportes para practicar
deportes recreativos o para entrenar las disciplinas para las cuales habían sido
seleccionados; extrañamente Danny, al que como a la mayoría le gustaba el fútbol,
ese año empezó a formar con el equipo de atletismo, fungía de corredor de cien metros
planos y, efectivamente, se le veía entrenando y practicando esta especialidad,
aunque un par de veces por semana hacía carrera de fondo corriendo por la pista
de taxeo, días en los que yo lo acompañaba . Con el tiempo se vino a saber que estas
prácticas de atletismo nos llevaban fuera del perímetro de la Escuela y terminábamos...tomando
lonche en la casa de Betty; así que no creas que tú eras el único que “tiraba contra”,
sólo que tú te dejaste ampayar.
Bueno, eso de escribir con un dedo es muy
cansador, así que será hasta la próxima vez que tenga ganas de escribir y que ya
no me duelan los dedos.
Tu amigo Walter “Langosta” Gottfried
PD.- En lo de la fecha de tu carta no había caído en cuenta que tú empleas el estilo americano, o europeo, no sé exactamente, pero primero has puesto el mes y después el día, o sea que o6/o4 es junio 04 y no 06 de abril. Sorry.
Chiclayo, 12 de julio de 1974
Recordado Phantom
Hoy es domingo y en las tardes la cosa anda bien “lenteja”, así
que en lugar de dormir aprovecho para contarte algo más, de paso que practico esto
de escribir a máquina con dos dedos, lo malo es que estas máquinas son viejas, duras
y bullangueras y mi mujer ya me amenazó con botarme con máquina y todo porque está
harta del tiquitaca de la escribidera. Bueno, sigo con la historia inconclusa.
Ese último año de cadetes, 1964, fue especialmente interesante para nosotros,
el año anterior se había efectuado el despistaje para determinar quienes tenían
condiciones para pilotaje, selección que se cumplió en el viejo y fiel biplano Stearman
PT-17 de inicios de la Segunda Guerra Mundial, apenas equipado con los instrumentos
más ele mentales no tenía ni radio y las comunicaciones entre el instructor y el
alumno eran a gritos cuando no sólo con señas, pero ahora el reto era diferente,
seguiríamos el curso de pilotaje en el T-37, avión que tú conoces, equipado con
la última tecnología tanto en comunicaciones como en equipos de navegación, asiento
eyectable, cúpula eléctrica y muchos, muchos instrumentos y cuadrantes; superada
esta etapa pasamos a volar el T-33 que es un buen “fierro”.
Casi sin darnos
cuenta era ya el día de la clausura y graduación, mis padres y hermanas habían llegado
un par de días antes y convinieron con los padres de Danny que ese día almorzaríamos
todos en casa de los Gutiérrez. Terminada la ceremonia ambas familias nos dirigimos
a la vieja casa barranquina.
Apenas si habíamos llegado cuando don Daniel
quiso hacer un brindis, ordenó a sus hijas que trajeran champán y cogió la espada
que Danny había dejado sobre una mesa, la tomó por la hoja poniéndola frente a él
con la empuñadura a manera de cruz y se aclaró la garganta para hacer el brindis;
no recuerdo las palabras exactas pero hizo hincapié en lo orgulloso que se sentía
de que su primer hijo varón abrazara la carrera de las armas, con vocación de servicio,
como él mismo, que por muchos años había sido y era bombero, porque esa fue la forma
que él encontró para servir al país; finalmente, cayéndole gruesas lágrimas por
las mejillas, concluyó diciendo
.......hoy la familia Gutiérrez no pierde
un hijo, es la patria la que ha ganado un soldado a carta cabal, porque estoy seguro,
y lo digo no sin dolor, que Danny, como lo dijo y lo hizo el héroe de la aviación
peruana, llegado el momento irá hasta el sacrificio.
Fue la primera y única
vez que alguien lo vio llorar, hasta el día de su muerte.
Reiniciamos la
instrucción de vuelos y de la promo ocho fuimos escogidos para la especialidad de
caza, ese periodo de formación fue durísimo pero felizmente los ocho pudimos concluirlo
con éxito; días después, en el mes de mayo de 1965, se realizó una ceremonia especial
en la Plaza de Armas de Las Palmas en la que nos hicieron entrega de nuestros brevetes
de cazadores, y por supuesto que ahí estuvimos Gutiérrez y Gottfried
Los
ocho compañeros de promoción fuimos nombrados a Talara y hacia allá nos trasladamos
en una caravana de tres automóviles; al llegar nos asignaron una casa que se conoció
como la casa de las tres “G” en alusión a Gutiérrez, Gottfried y Gonzales, y también
a las fuerzas “G” a las que nos veíamos sometidos durante los vuelos de práctica
de combate cerrado que comentábamos con frecuencia. ¿De qué otra cosa podíamos hablar
en Talara, si no hay ni un Dios te guarde?
Los tres éramos muy amigos y como
tales solíamos participar de las mismas actividades, tanto laborales como sociales
ya que nos desenvolvíamos en el mismo grupo amical ¿Te acuerdas de Carlos Gonzales,
que le decíamos Chaly? Bueno, por esas fechas recibió como regalo de su familia
un automóvil Dodge Dart 273 Spetial, un verdadero bólido por lo potente que era
y en el que solíamos ir de paseo a las playas cercanas o incluso a Sullana o Piura;
en una de esas ocasiones, en que por suerte yo estaba de servicio, Gonzáles y Gutiérrez
se fueron a Lobitos con unas chicas, entretenidos como estuvieron se les pasó un
poco la hora y al retornar a Talara sufrieron un accidente gravísimo, en una curva
Chaly perdió el control del carro que derrapó y dio varias vueltas sobre nariz y
cola, todos terminaron heridos de diferente consideración, Gonzales con un corte
tremendo en el brazo y Gutiérrez con la ceja derecha abierta como una boca; lamentablemente
después de eso Gonzales murió en un accidente en F-86.
Me sorprende que me
preguntes por los indicativos, si el mío es “Langosta” y al comienzo me decían “Colorado”
no es porque yo sea negro precisamente ¿No te parece? ¿No te acuerdas o tú ya no
estabas cuando Gutiérrez tuvo un incidente con un profesor? Por siaca te hago recordar
que una vez, cuando éramos “perros” todavía, el Danny estaba hablando en clase y
el profesor le ordenó que salga del salón y el “chato” conchudo empezó a caminar
tan lentamente, sacándole cachita, que el profe se “asó” de tal manera que casi
no podía hablar
- ¡Salga, salga inmediatamente so...
so....so pedazo de gusano!
Por supuesto que el enano, que es un alegoso,
empezó a reclamar por el tratamiento pero igual lo largo del salón, y a partir de
ese momento se ganó una nueva “chapa” “Gusano”
El romance que Betty y Daniel
habían iniciado culminó en matrimonio el año 1968 cuando lo trasladaron al Grupo
Aéreo 51, en Lima, para desempeñarse como instructor de cadetes en el avión T-37
¿Tal vez ahí fue que el teniente que conociste fue su alumno? Ojala te acuerdes
su apellido, yo me casé al año siguiente y, para variar, también me mandaron a Lima
pero para ser instructor de T-33, así que otra vez juntos.
Bueno Phantom,
para ahorrarme estar escribiendo, con dos dedos, te adjunto un artículo que escribió
JJ Reyes, uno de los alumnos del “Chaparro” cuando tuvieron un incidente en vuelo.
Tu amigo
Walter “Langosta “Gottfried
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