El concepto venerable en uno de sus significados, expresa: “Lo
que es digno de veneración, título que se da a personas de sólida reputación y reconocida
autoridad, adquirida por la madurez de su juicio y por su haber y grandes virtudes.
Es renombre o tratamiento de mucha significación entre los Francmasones, y
con el que se distingue o designa en algunos países al maestro que ejerce el
cargo de Presidente de las logias simbólicas”.
Esta bella y honrosa recompensa
digna del mayor encomio cuando recae en hermanos beneméritos y acreedores de ésta
y aun de mayores distinciones, debe otorgarse siempre a los V V.·. H H.·. con la
mayor circunspección y no puede prodigarse, porque el V.·. H.·. investido con esta
dignidad goza de ella durante todo un ejercicio, y vive la sensación durante toda
su vida.
El Venerable Maestro jamás perderá de vista que se debe por entero
al servicio de la logia que le ha honrado con sus sufragios otorgándole su confianza
y representación, jamás verá amigos o enemigos en su logia, sino hermanos a quienes
distinguir por igual. Parco en la censura y prudente en las alabanzas, procurando
que su imparcialidad nunca pueda ser puesta ni por un solo instante en tela de juicio,
estudiando y reflexionando el carácter y las disposiciones de los QQ.·. HH.·. del
taller, siempre vigilante y dueño de sí, previsor y prudente.
“El
Venerable Maestro siempre será querido y respetado cuando se encuentre en el
amor de sus hermanos y en la tranquilidad de su conciencia, es la única
recompensa digna de sus desvelos y merecimientos”.
La escuadra como
sabéis constituye “la joya del V.·. M.·., es símbolo de su rectitud, porque debe
ser el masón más recto, justo y virtuoso de la logia”.
Considero contradictorio hablar de un buen masón o de un
mal masón y el mismo principio debe aplicarse para un V.·. M.·., sencillamente podemos
expresar que se trata de un buen masón o de un mejor masón.
El mejor masón
debe ser virtuoso por excelencia, no solamente dentro de los trabajos de logia,
sino también en el mundo profano, el maestro debe seguir siempre el camino de la
verdad.
Como lo indica nuestra Liturgia del Primer Grado, en el ritual de
instalación: “el V.·. M.·. es el jefe del taller. Con el alto sentido de responsabilidad
que este cargo implica en el desempeño de sus funciones, siempre conexas a su dignidad,
debiendo ser hombre bueno, recto y justo, que obedezca las leyes morales y fomente
la práctica de las virtudes; como ciudadano debe ser pacífico y también respetuoso
de las leyes del país en que vive y de su gobierno cuando éste es legítimo, trabajar
con inteligencia y vivir con honradez cultivando siempre los principios sociales
que distinguen y enaltece
“Entre otras muchas obligaciones se encuentran
las de estimular el conocimiento de las artes y de las ciencias, debe cumplir y
hacer cumplir a todos los QQ.·. HH.·. de su taller con oportunidad y decisión en
todos los deberes masónicos, velando siempre por el progreso de la logia”.
“El Venerable Maestro debe haber estudiado la ciencia masónica y haber
desempeñado los puestos y dignidades inferiores. Así mismo es menester que posea
un conocimiento profundo del hombre y de la sociedad y un carácter firme, pero
razonable. Las atribuciones y deberes de los Venerables Maestros son muchos y de
diversa índole”.
El Venerable Maestro se coloca en Oriente “uno de los cuatro puntos cardinales representado
en las logias por el costado que se haya enfrente de la entrada, se coloca bajo
dosel para dirigir los trabajos de los obreros; designa al primero de los cuatro
puntos cardinales, opuesto a occidente y se denomina además Este o Levante.
“El Oriente es la parte del mundo que ha servido de cuna a todas las generaciones
humanas, en las que han aparecido los legisladores sagrados cuya autoridad reconoce
la Europa entera (escribía Napoleón: El Oriente es, de donde como el Sol, salen
todos los hombres eminentes y todas las cosas grandes).
“Además del V.·.
M.·. tienen su asiento en Oriente, los V V.·. H H.·. Orador y Secretario, el
Primer Diácono, grandes dignatarios y oficiales de la Orden y visitadores
revestidos de alguna dignidad o de altos grados”.
El Venerable Maestro
simboliza astronómicamente al planeta Sol, por ser el astro que alumbra la
tierra durante el día, debe dar luz con la práctica de sus virtudes y con el
ejemplo, el Sol, astro luminoso que gira sobre sí mismo de Occidente a Oriente y
proyecta incesantemente luz y calor sobre cuantos cuerpos celestes forman parte
del sistema planetario, da a la tierra el calor y la luz que la fecundan y
vivifican; inmenso, indivisible, imperecedero y omnipresente, foco perenne de
luz; los brillantes Devas, así conocidos los dioses por los Ario-indos allá en
los albores de la Historia, llamaban al Sol como el pusán que significaba el
beneficio, y lo definían como el dispensador de bienes, el nutridor que con su
arado de oro marca el surco al labrador, el que conoce todos los caminos y
celoso los vigila recorriéndolos eternamente”.
“El V.·. M.·. en L.·.,
como ya se dijo, representa al sol, astronómicamente, sin embargo tiene el valor
esotérico que puede analizarse desde varios puntos de vista, uno de éstos es el
que se refiere al sol como generador de vida en la mayoría de los sistemas religiosos
creados a través de la historia.
“Desde el origen de la humanidad las principales
concepciones religiosas tuvieron sus raíces en la reverencia al sol como padre y
a la luna como madre. El solsticio de invierno que generó los mitos solares, es
la fecha en que se festeja al Sol Naciente.
“El sol Hombre es parido por
la madre noche, representada por la luna o por la estrella de la mañana que se manifiesta
con figura de mujer, Venus, la Magna Mater como vía de acceso del espíritu a la
materia.
“En las civilizaciones antiguas puede notarse la presencia de los
dioses asociados al sol, como Marduk de los Babilonios, interpretado como hijo o
ternero del sol y que llegó al mundo para hacerse mortal, ser sacrificado y finalmente
resucitar, convirtiéndose en la constante de los cultos al sol el llevar la muerte
a los altares.
“Entre los Druídas, la espada flamígera se llamaba de Belino,
dios del sol y veneraban el muérdago nacido bajo la luna y milagroso bajo el sol,
debiendo ser hombre quien lo cortara con una hoz de oro, para simbolizar la forma
lunar en fusión con el metal solar, porque siempre la naturaleza solar, masculina,
era la esencial para no desvirtuar la naturaleza trascendente del vegetal.
“Los ingleses llaman al muérdago holy, o sea, santo, refiriéndose a su propiedad
esencial para unir al hombre con la divinidad.
“Los Fenicios consideraban
imperativa la condición de que los primeros rayos del sol de cada día alcanzasen
el Santuario, para que al ‘estallar’ ahí, su luz impregnase el Templo, en su calidad
de cueva y de útero virginal, pero esto debía ser propiciado por el sacerdote, cuya
masculinidad es imprescindible para actuar en afinidad con la naturaleza insemínadora
del rayo lumínico.
¡Imposible que el femenino pueda fecundar a lo femenino!.
“Esta es la secreta condición que impide a las mujeres oficiar como sacerdotisas
y proviene de las más remota antigüedad, mucho antes del Cristianismo”.(8)
Recordad mis QQ.·. HH.·. que el Sol declina hacia el ocaso para indicar en lenguaje
figurado que es vencido por las tinieblas, que simbolizan el genio del mal y recordad
también que reaparece de nuevo sobre nuestro hemisferio y en esta alegoría se nos
presenta como vencedor y resucitado, la muerte y resurrección son imagen de las
vicisitudes de la vida y de la vida que nace de la muerte.
El V.·. M.·. no
puede juzgarse a sí mismo como el más puro de todos los QQ.·.HH.·. del taller ni
como el más puro de todos los hombres, debe ser siempre movido en lo profundo de
su conciencia hacia la superación dentro de una crítica reflexiva, constante, sincera,
rigorista y serena, que le permita elevar su propio espíritu contribuyendo a la
elevación del de todos aquéllos que lo rodean, permitiéndole cubrir con un velo
que se convierta en su pensamiento de reflexión filosófica, tan potente que llene
al taller y a cada uno de sus miembros con la luz de la concordia y dando el calor
que sólo puede dar el Sol al sistema planetario, llenando de fertilidad a nuestro
planeta en todos sus aspectos cósmicos, circundándolo hasta el más microscópico
de ellos, lo cual nos permite simbólicamente que sigamos nutriéndonos, perfeccionándonos
y evolucionar mejorando el mundo que nos rodea.
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