¿Qué es la Francmasonería?
R.- Es una
sociedad discreta que busca hacer evolucionar al hombre espiritualmente por medio
de un trabajo fundamentalmente simbólico, pero no por ello menos operatorio. La
simbología para los Francmasones constituye sus herramientas, estando basada a la
vez en los oficios de los constructores y en las virtudes cardinales y teologales.
Los Francmasones reflexionan sobre el hombre en relación al mundo, a su papel en
el mundo, en su origen y en su destino.
¿Cuáles son los orígenes de la Francmasonería?
R.- La Francmasonería nace de la necesidad de transición, en periodos en los
que el hombre, enfrentado a profundos cambios de su sociedad, quería repensar y
reafirmar sus relaciones con Dios, con los otros hombres y consigo mismo. Esta necesidad
se cristalizará en 1717 por la constitución de la federación de cuatro logias en
Gran Bretaña, la cual dará nacimiento a la Gran Logia de Londres, fundadora de la
francmasonería moderna. Poco tiempo después de su creación, esta Gran Logia adoptará
unas Constituciones para los Francmasones, redactadas por Jean Théophile Désagupers
y por James Anderson, cuyo Primer artículo precisará que el masón no deberá jamás
ser un ateo estúpido, ni un laberinto religioso, y que la masonería es el centro
de unión y el feliz medio para reconciliar a las personas que, de otro modo, hubieran
podido permanecer perpetuamente extrañas las unas a las otras.
¿Qué es la Francmasonería cristiana?
R.- La masonería cristiana es una escuela que forma a hombres de alta moralidad para
que sean útiles en cualquier parte de la sociedad. El masón es formado en el amor
por una práctica constante de los deberes religiosos, éticos, morales y sociales.
Debe pues adquirir la costumbre de practicar este amor, virtud amable y dulce, que
desde una perspectiva cristiana, solo merece el nombre de virtud si está fundamentada
sobre las bases de la Fe Cristiana. La masonería cristiana no es en este sentido
una sociedad secreta; es una sociedad del secreto que cada uno es invitado a descubrir
en sí mismo con la ayuda de Dios, de las virtudes y de todos sus hermanos. Es lo
indecible revelado: los francmasones cristianos son invitados a entrar en los misterios
del Cristianismo. Esta masonería dispensa a sus miembros una ciencia del hombre
y del universo, que se desprende del conocimiento de la acción de Dios en nosotros
y en el mundo. Esta ciencia, en cierto modo sagrada, guía y conduce al hombre hacia
una renovación moral, hacia una regeneración, a imitación de la Resurrección. El
masón cristiano intenta reencontrar aquel estado inicial del hombre que era el suyo
antes de la caída de Adán, operación que realiza con y por mediación de Cristo.
La sociedad de los masones no es en absoluto una sociedad religiosa, por bien que
sus principios constitutivos no sean en absoluto extraños a los principios fundamentales
de la Religión Cristiana.
¿Se puede ser cristiano y Francmasón?
R.- Sí, por supuesto. Incluso si las distintas confesiones cristianas no responden
de un modo homogéneo a esta pregunta. Es importante que el cristiano interesado
por la Francmasonería, y singularmente por la Masonería cristiana, no viva ese interés
en la angustia, o incluso desde el miedo. Para la Iglesia Católica, se plantea la
cuestión de la interpretación del artículo 2335 del Código de Derecho Canónico de
1917, artículo que habla de excomulgar a aquellos que conspiren contra la Iglesia
o los poderes civiles legítimamente establecidos. El nuevo código de Derecho Canónico
de 1983 ha sustituido este artículo. Hoy, el artículo 1374 precisa: Que aquel que
dé su adhesión a una asociación que actúe contra la Iglesia sea castigado con una
justa pena. La masonería del Gran Priorato de Hispania, como toda masonería teísta,
es decir aquella que exige a sus adheridos la creencia en Dios, no resulta pues
implicada por este nuevo artículo. No queda pues concernida, por mucho que la Congregación
para la Doctrina de la Fe persista en declarar que los Francmasones continúan estando
excluidos de la comunión. Para la Iglesia Evangélica Española, no existe ni oposición
ni incompatibilidad, los fieles son libres; ellos son personal e individualmente
responsables, en conciencia, ante Dios, después de haber escuchado su palabra, sus
actos y sus compromisos. Incluso si para algunos responsables protestantes, la Francmasonería
continua siendo un misterio, o cuando menos una extrañeza, y que otros puedan alarmarse
por los riesgos que la masonería haga correr a los cristianos, en términos generales
cada recorrido continua siendo a nivel personal. Dicho esto, si algunos de los fundadores
de la masonería moderna eran protestantes, si existen estrechos lazos entre la Reforma
y los masones, la Francmasonería no es hija del protestantismo puesto que este no
la ha reconocido. Para la Iglesia Ortodoxa, no existe un posicionamiento único respecto
a la Francmasonería, que considera una creación de Occidente. Efectivamente, esta
Iglesia, de tradición oriental, es una, en tanto que Iglesia de Cristo, pero múltiple
en la diversidad de iglesias locales, que pueden cada una por su parte legislar
o aprobar y mantener ordenanzas particulares. Es así que en 1933, los obispos de
Grecia han promulgado una condena solemne de la Francmasonería, prohibiendo a sus
fieles y clérigos ser miembros de la misma, bajo pena de degradación para estos
últimos. Curiosamente, los considerandos de esta condena reproducen los de la Iglesia
romana, sin recordar la visión teológica de la ortodoxia. Esta condena no tuvo efectos,
ni incluso en Grecia, aunque sin embargo fue renovada en 1949, y posteriormente
en 1969, sin resultados. Simplemente es necesario saber que las Iglesias Ortodoxas
no opinan todas en el mismo sentido sobre esta cuestión; algunos clérigos y fieles
combaten la Francmasonería, mientras otros la aprecian y otros más simplemente se
adhieren a la misma. En conclusión para todos los casos, es de todo punto esencial
comprender que la masonería cristiana, de la manera como es practicada en el Gran
Priorato de Hispania, no debilita en nada la Fe, antes al contrario, anima a aquellos
que están faltos de ella, la fortalece en aquellos que ya la tienen y acerca a la
Iglesia a aquellos que habían desertado de la misma. No obstante, es importante
precisar que el G.P.D.H. no está vinculado a ninguna Iglesia o Institución religiosa
en particular.
¿Por qué los masones hablan del Gran Arquitecto del Universo?
R.- La Francmasonería se relaciona con la acción del Creador en el Universo,
al que denomina Gran Arquitecto del Universo (G.A.D.U.). El masón está llamado a
edificar en sí mismo un Templo a partir de dos modelos: el Universo creado por Dios
y el Templo de Salomón, cuyos planos fueron comunicados al Rey David por Dios mismo.
El masón cristiano se sumerge en un proceso de identificación y reconstrucción.
No olvida que la Creación del universo, se hizo en seis días por Dios, siendo culminada
con la Creación del Hombre, y que este Hombre, por su culpa, ha deshonrado este
lugar y profanado su noble origen.
¿Qué interés tiene para un cristiano hacerse francmasón?
R.- El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Para el cristiano,
la Caída, como consecuencia del pecado de Adán, lo ha conducido a ser expulsado
del Jardín del Edén, lejos de su Dios, y a tener que encontrar en la tierra los
medios para alimentarse, vestirse y vivir. El Cristianismo, como método de reconciliación
para con Dios, proporciona al hombre los medios para comprender el mundo y prepararse
para el reencuentro con su Creador. El objetivo de la masonería cristiana, complementario
al de la Religión Cristiana, es también el de comprender el mundo y preparar al
hombre para el Juicio Final, pero encontrando la semejanza perdida (anterior a la
Caída). Este es el principal objeto de la iniciación masónica cristiana. El masón
cristiano busca, por deseo y con esperanza, asemejarse a su Creador, recuperar esa
semejanza perdida. Busca volver a sus antiguos derechos ayudándose con las virtudes.
Se entra en efecto en masonería cristiana acompañado y guiado por las virtudes.
El masón es pues invitado a meditar el sublime origen y el sublime destino del hombre,
obra maestra de la Creación. Es por lo que el conocimiento de uno mismo es el gran
eje de los preceptos masónicos. El masón cristiano debe encarnar las virtudes contenidas
en la Biblia –la Biblia es su ley- y estar plenamente imbuido de las enseñanzas
proporcionadas por los rituales que practica: es aquello que lo fortifica en su
vida.
¿Qué diferencias existen entre la Iglesia y la Francmasonería?
R.- El masón cristiano no olvida ni debe olvidar nunca lo que diferencia la
Iglesia de la Francmasonería. La Iglesia ha sido instituida por Cristo, la otra
es una construcción del hombre, por más que la Divina Providencia lo haya ayudado
en su empresa. Si bien ambas trabajan por, y en presencia de Dios –como dice el
mismo Cristo, en Mateo 18/20: Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos– únicamente la Iglesia puede dar a sus fieles los Sacramentos.
La iniciación masónica no tiene este poder, aunque prepare al hombre para una mejor
recepción de esos Sacramentos. La Francmasonería cristiana, obviamente, no es una
Iglesia; por ello, no pretende -sería una blasfemia, un pecado de orgullo y una
enorme estupidez- ni cuestionar ni competir ni rivalizar con ella en sentido alguno.
Si el cristiano “profano” y el cristiano masón trabajan en las mismas cuestiones,
como podemos ver, cada uno las vive en planos diferentes pero complementarios.
¿Qué interés puede tener –hoy en día-, hacerse Francmasón?
R.- En un mundo en que todo está materialmente acelerado, en el que el individualismo
y el egoísmo son reivindicados como “valores”, en un mundo en el que tener es más
importante que ser, iniciarse como masón cristiano constituye una vía no tan solo
para perfeccionarse moralmente, sino también para ejercer en común una beneficencia
loable y honorable que es el objetivo ostensible de la Masonería. Finalmente, cabe
considerar que una sociedad tan antigua, que ha soportado y resistido todas las
vicisitudes del mundo, debe a buen seguro tener un objetivo importante, e incluso
esencial, que ofrece a todos los hombres.
¿Qué diferencias existen entre una Francmasonería de inspiración
laica y la cristiana?
R.- La doctrina general de la masonería actúa
en el sentido de pedir a sus miembros que se dediquen a una beneficencia activa
y universal que se extienda a todo lo que pueda ser útil a la humanidad, sea en
particular a los individuos o a la sociedad en general, y entregarse al estudio
y la práctica de la moral. La masonería de inspiración laica se interesa por el
hombre en su entorno únicamente social. Pero en la Francmasonería cristiana, el
masón debe, por añadidura, ejercitarse en practicar todas las virtudes religiosas,
humanas y sociales, puesto que se le pide que aprenda a vencer sus pasiones, sus
vicios y sus defectos más contrarios a la moral cristiana. Debe así mismo despojarse
de sus prejuicios; se le enseña en este sentido a no quedar expuesto al peligro
de las ilusiones. Y además, debe verdaderamente amar a su prójimo, deber que puede
parecer ingenuo y cándido, pero que significa mucho para un cristiano que vive en
imitación de Cristo. Todo lo que el espíritu pueda concebir de bueno, en la perspectiva
de ayuda a la salvación, es pues patrimonio del masón cristiano. Por todo esto,
la masonería cristiana es una masonería extremamente exigente, que sin quererlo
pero impulsada por las circunstancias de nuestro mundo actual, hace de ella una
especie de humilde élite de la masonería.
¿Qué es la iniciación?
R.- La iniciación
masónica es una ceremonia que permite al hombre aprender a conocer y reencontrar
aquello que debe a Dios, a los otros hombres y a sí mismo. En masonería cristiana,
el iniciado lo es en las enseñanzas de la sabiduría. Es decir, se transmiten los
conocimientos necesarios para intentar reencontrar el estado inicial. Y estos conocimientos
son dados mediante alegorías, emblemas, símbolos y reflexiones. La puesta en acción
de los rituales que dan lugar a la iniciación, actúan realmente y provechosamente
para el hombre. La masonería cristiana pone a prueba gradualmente a los aspirantes,
formándolos para que vuelvan a ser hombres a imagen y semejanza de Dios, ayudándolos
a recobrar esa simiptud que fue patrimonio del hombre en su primer estado de inocencia,
pero también a recuperar una moralidad y una ética -social y trascendente- que les
permitirá ser útiles en cualquier parte de la sociedad humana.
¿Qué es un Rito?
R.- El Rito se relaciona
con la práctica habitual y sus distintas modalidades. En masonería, regula la composición
y la disposición de la logia, y las ceremonias de cada uno de los grados. Asegura
y garantiza el justo y buen desarrollo de las ceremonias. Está impreso en un manual
que denominamos Ritual, que comporta igualmente diferentes instrucciones. Los Rituales
del Rito Escocés Rectificado, por ejemplo, contienen el conjunto de la doctrina
cristiana de este Rito bajo forma de Catecismos, Instrucciones y Reglas.
¿Cómo es el Rito Escocés Rectificado?
R.- La principal característica de este rito masónico es la de dispensar una enseñanza
iniciática explícitamente enunciada a lo largo del avance del masón Rectificado.
Esta enseñanza tiene por fundamento la Doctrina Cristiana tradicional. Este Rito,
incita y anima al hombre, que es imagen de Dios, a recuperar su semejanza original
con su Creador mediante el estudio de los símbolos, los emblemas, las alegorías,
las máximas y los discursos. Es un rito compuesto en cuatro grados masónicos que
se culmina con una clase caballeresca. El término escocés en el Rito Escocés Rectificado
indica precisamente que este Rito posee grados Caballerescos. Constituido en Francia
en el tercer cuarto del siglo XVIII, el Rito Escocés Rectificado, sistema masónico
y caballeresco cristiano, conoce en nuestros días un marcado repunte de interés
y vitalidad. Obra de Jean-Baptiste Willermoz (Lyon, 1730-1824), desde el punto de
vista formal, tiene dos orígenes históricos, y desde el punto de vista espiritual
una sola fuente de inspiración cristiana.
¿Por qué los Francmasones hablan de la luz?
R.- Para el masón cristiano, la caída del hombre lo ha conducido y dejado en
las tinieblas. El hombre ha perdido pues la Luz; aquella de Dios que tenía en un
principio. El masón cristiano sabe no obstante que el hombre ha guardado un débil
rayo de esta Luz, que no ha perdido del todo. Pero sabe también que según sean sus
acciones y modo de actuar, puede, o perderla completamente, o acrecentarla. Y sobre
todo, el masón cristiano sabe que puede recobrarla por una voluntad firme e inquebrantable
en la práctica del bien. Solamente la virtud devuelve la Luz al hombre.
¿Se compromete uno en masonería?
R.- Sí.
A lo largo de su carrera, el masón toma diversos compromisos. Pero, nada de arbitrario
le será exigido. No pudiendo desvelar los compromisos a los que habrá de someterse,
es preciso saber simplemente que cualquier compromiso que el masón deba prestar,
no es en absoluto contrario a lo que debe a la Religión, a su patria y a los otros
hombres.
¿Puede uno salir fácilmente de la Francmasonería?
R.- Es por su libre voluntad que un hombre entra en masonería; es pues también
por su libre voluntad que puede salir en todo momento, de una manera bien simple:
mediante una carta de dimisión.
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