PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO
"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"
El hermetismo es un conjunto de creencias filosóficas y religiosas,
basadas principalmente en escritos atribuidos a Hermes Trismegisto.
La palabra "hermetismo"
es derivada de "hermético", la cual es, a su vez, derivada de "Hermes".
Hermes es tomado de la raíz griega "Herm", que significa "vitalidad"
o "el activo, positivo, radiante principio de Naturaleza".
El principal
referente de este movimiento son los 7 principios de verdad descritos en el Kybalion.
Hermes Trismegisto es considerado como el padre del tipo de saber que lleva su nombre:
el hermetismo, mas hay que hacer una aclaración con respecto a este tema, y es que
no se trata de un solo autor sino de varios (un grupo de iniciados), lo cual se
comprende fácilmente porque de lo contrario, tendría que haber escrito día y noche
para producir los 2.000 libros que se conocen de él. El nombre Hermes quiere decir
Mercurio el mensajero de los dioses (para los egipcios, Dyehuty (Thot), el dios
de la sabiduría, patrón de los magos) y Trismegisto es una palabra griega que significa "Tres
Veces Grande".
Por lo que esto sería más bien la reunión no solo de tres
Grandes Maestros, sino de tres Grandes Colegios: egipcio, hebreo y griego; la mención
de Mercurio, el Mensajero de los Dioses, es el intermediario entre el mundo divino
y el profano e indica que la palabra de los TRES MAGOS es una enseñanza sagrada.
Por lo que todo induce a creer que gran número de los libros de iniciación y de
tradición esotérica fueron agrupados bajo lo que puede llamarse un epónimo célebre.
Los enigmas relacionados con su actividad propiciaron el surgir de la literatura
hermética (Hermes tiene el "poder de la palabra", conoce las fórmulas
mágicas) sólo asequible a los iniciados en las revelaciones del dios. A los escribas
que accedían a su saber se les conocía como "sacerdote-lector". A Dyehuty
se le veneraba en Hermópolis Magna.
Los libros atribuidos a Hermes se encuentran
en el Corpus Hermeticum. La tradición cristiana medieval lo venera como protector
y guía de los hermetistas, que practican las ciencias de la alquimia, la magia,
la astrología y la cábala. Se le atribuye la redacción de la Tabla de Esmeralda.
Los libros de Hermes gozaron de gran autoridad durante los primeros siglos de la
Iglesia. Los Doctores Cristianos invocaban a menudo su testimonio junto con el de
las Sibilas, que habían anunciado la venida de Cristo a los paganos, mientras que
los Profetas la predecían a los hebreos.
"Hermes -dice Lactancio- ha descubierto,
no sé cómo, casi toda la verdad". Se le consideraba como una especie de revelador
inspirado y sus escritos pasaban por monumentos auténticos de la antigua teología
de los egipcios. Esta opinión fue aceptada por Marsilio Ficino, y otros eruditos
del Renacimiento que tradujeron o comentaron los libros herméticos. Estos creyeron
encontrar en ellos la fuente original de las iniciaciones órficas, de la filosofía
de Pitágoras y de Platón. Sin embargo, no tardaron en surgir dudas sobre la autenticidad
de estos libros y aquellos que llevan el nombre de las Sibilas, y la crítica acabó
por demostrar el carácter apócrifo de unos y otros.
El nombre de Hermes Trismegisto
es de origen griego y significa "Hermes, el tres veces grande". Hermes,
un dios griego, es conocido también por su denominación romana Mercurio. Su identidad,
se pierde en la noche de los tiempos remontándose al Egipto pre-faraónico, mucho
antes de Moisés. Ciertas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham
y más adelante, es identificado con el dios Thot, intermediario entre Dios y los
hombres. Algunos eruditos opinan que Hermes fue deificado, y otros piensan que no
es sino el aspecto humano de ese mismo dios.
Una versión sustenta que el nombre
de Hermes Trismegisto no designa a una personalidad individual, sino que constituye
un conjunto de enseñanzas elaboradas en Egipto y enriquecidas a lo largo del tiempo.
Por último, hay quien sostiene que Hermes Trismegisto fue un avatar, es decir, uno
de los grandes maestros espirituales que, descendiendo de esferas superiores, se
encarnan en la humanidad para guiarla. Sus enseñanzas pasaron de Egipto a Grecia
y los griegos se encargaron de conservarlas y transmitirlas. Los misterios órficos
y eleusinos, así como los pitagóricos, los filósofos pre-socráticos y Platón, sirvieron
de vehículo fundamental de dicha transmisión, que también fue realizada en parte
a través del teatro griego. Más tarde, los neoplatónicos y los gnósticos difundieron
este saber en el mundo romano y en el cristianismo primitivo, sirviendo de base
para su propagación entre los árabes.
No hay discusión en cuanto a que la sabiduría
de los faraones, cuyo exponente máximo es el cuerpo de doctrina que se atribuya
a Hermes Trismegisto, fue la luminosa depositaria de las enseñanzas de la tradición.
Algunos opinan que los egipcios heredaron este saber directamente de los atlantes,
quienes, tras la destrucción de su continente hicieron un alto a las orillas del
Nilo en su éxodo hacia el Himalaya. Hay que notar el sorprendente parecido entre
las manifestaciones externas de la cultura egipcia y las de las culturas latinoamericanas
precolombinas (pirámides, momias, motivos ornamentales, etc.). Hay quienes opinan,
sin embargo, que los padres del saber egipcio fueron los hindúes y los caldeos y
que Egipto fue una etapa del reflujo hacia el Oeste a partir del Himalaya.
Se
reconoce casi por unanimidad que Hermes Trismegisto fue depositario de las enseñanzas
de la Tradición, de un saber que algunos consideran revelado, de origen sobrenatural.
Todos los hermetistas, sea cual sea el aspecto particular del
que se ocupen, dicen ser los herederos de Hermes. Los alquimistas lo consideran
el fundador de esa ciencia. La magia y la adivinación también se reclaman herederas
de Hermes. Court de Gebelin estudió los orígenes históricos del Tarot y llegó a
la conclusión de que especialmente los arcanos mayores, son la forma que tomó con
el tiempo un antiguo libro egipcio: precisamente El Libro de Thot. Es bien sabido
que los egipcios se destacaban en la magia y el conocimiento de las fuerzas astrales.
Plutarco afirma que "se cree que Hermes fue el primero en Egipto que conoció
los caracteres de los dioses". No es que Hermes inventara tal o cual alfabeto.
Se trata de la lengua sagrada en la que el signo y cosa eran lo mismo, y donde conocer
el signo era estar en posesión de la cosa. Hermes dominaba la ciencia de este lenguaje
sagrado que confería poderes mágicos a quien lo conocía. Por ello a él también se
refieren los cabalistas (Moisés, a partir del cual se inició la cábala, era un discípulo
de Hermes) y las escuelas de simbología de todos los tiempos.
De Hermes proceden
las investigaciones numéricas y físicas de los pitagóricos que, si por un lado dieron
la matemática, la geometría y la música, por otro desarrollaron toda una rama hermética
acerca de la unidad, la dualidad, el ternario, etc. La "armonía de las esferas",
la "música celeste, tan estudiada por los hermetistas del Renacimiento (con
su derivación en el arte, la mecánica o la astronomía: Leonardo Da Vinci, Isaac
Newton, y otros) tienen su fuente en Hermes Trismegisto, a través de los griegos.
También encontramos en él, aunque este es un aspecto menos conocido del Corpus Hermeticum,
muchas enseñanzas sobre la teoría de los ciclos, de las edades del mundo, tanto
de la tierra como de la totalidad del devenir cósmico. Hermes Trismegisto es un
padre universal de todos los saberes, un gigante de la sabiduría, no solamente de
aquella que se ha denominado hermética, sino también de muchos otros saberes considerados
profanos que tienen en él su fundamento y cuya concepción y desarrollo es solamente
posible en el marco de la filosofía contenida en el Corpus Hermeticum. Un ejemplo
de ello es la física moderna que ha tenido que recurrir a los postulados teóricos
de los pre-socráticos, la mayoría de los cuales se originan en el saber egipcio.
Lo mismo sucede con la matemática que redescubre el número pitagórico, procedente
directamente de Hermes según las declaraciones del propio Pitágoras.
El lenguaje de Hermes es alegórico, por lo tanto, su comprensión resulta algo obscura. La obra de Hermes Trismegisto requiere atención y esfuerzo de parte del lector, si es que no quiere limitarse a encontrar en ella un saber erudito de tipo histórico sobre algunos aspectos del mundo antiguo. Exige además, una cierta disposición espiritual. Las enseñanzas de Hermes Trismegisto se transmitieron oralmente durante miles de años. Aun hoy, muchas de ellas siguen transmitiéndose así. Los documentos más antiguos que se conocen se remontan al siglo II antes de Cristo y el cuerpo fundamental del Corpus Hermeticum fue fijado en griego aproximadamente entre los años 100 y 300 de la era cristiana. Poimandres y Asclepios son dos de las obras más conocidas de Hermes. El Poimandres está compuesto por 18 tratados.
"Los principios de la verdad son siete;
el que comprenda
esto perfectamente,
posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo
se abrirán de par en par".
Los siete principios sobre los cuales se basa
toda la Filosofía Hermética son los siguientes:
"El todo es mente, el universo es mental"
"Como arriba es abajo, como abajo es arriba"
"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra"
"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo,
su par de opuestos:
los semejantes y los antagónicos son lo mismo;
los opuestos son idénticos en naturaleza,
pero diferentes en grado;
los extremos se tocan;
todas las verdades son semi-verdades;
todas las paradojas pueden reconciliarse.
"Todo fluye y refluye;
todo tiene sus períodos de avance
y retroceso;
todo asciende y desciende;
todo se mueve, como un péndulo;
la medida
de su movimiento hacia la derecha,
es la misma que la de su movimiento hacia la
izquierda;
el ritmo es la compensación."
"Toda causa tiene su efecto;
todo efecto tiene su causa;
todo sucede de acuerdo con la Ley;
la suerte no es más que el nombre que se le da
a una ley no conocida;
hay muchos planos de casualidad,
pero nada escapa a la Ley."
"La generación existe por doquier;
todo tiene sus principios
masculino y femenino;
la generación se manifiesta en todos los planos."
La Tabla de Esmeralda es un texto clásico atribuido a Hermes Trismegisto y del que sin excepción se reclaman discípulos todos los alquimistas. Estos encuentran en sus enseñanzas el resumen más conciso, pero también el más complejo, del arte hermético. Existen numerosas versiones de este texto, con variaciones a veces importantes. A continuación se ofrece la traducción de la primera edición impresa aparecida en Nuremberg en 1541:
Palabras de los secretos de Hermes escritas sobre una tabla de esmeralda que sostenía en sus manos cuando, en una cueva oscura, fue encontrado su cuerpo embalsamado.
Verdad sin mentira,
cierto y muy verdadero:
lo que es inferior
es como lo que es superior;
y lo que es superior es como lo que es inferior,
para el cumplimiento de los milagros de una sola cosa.
Y como todas las cosas
fueron desde uno,
por la meditación de uno solo,
igualmente las cosas fueron
nacidas
por ello de una cosa, por adaptación.
Su padres es el Sol,
su madre la Luna.
El viento lo ha llevado en su vientre.
La Tierra es su
nodriza.
En ella está el padre de todos los talismanes del mundo.
Si es hecha
de tierra su fuerza está entera.
Separarás la tierra del fuego,
lo sutil
de lo espeso, con gran inteligencia.
El subió de la Tierra al cielo,
de nuevo
descendió a la Tierra,
y recibió la fuerza superior e inferior.
Así tendrás
la gloria del mundo entero.
Por ello toda oscuridad se aleja de ti.
Aquí está
la fuerte fuerza de toda fuerza,
que vence toda cosa sutil
y penetra toda
cosa sólida.
Así es creado el mundo.
Tales son las admirables adaptaciones
de cuya manera está aquí.
Por eso soy llamado Hermes Trismegisto,
poseyendo
las tres partes de la filosofía del mundo entero.
Completo es lo que he dicho
de la operación del Sol.
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