La Cieguita
Carlos Gardel
Música de Keppler Lais
Letra de Ramuncho
A pesar del mucho tiempo
desde entonces
transcurrido,
aún mi pecho conmovido
se recuerda con dolor
de aquel día que en paseo
vi en un banco a la cieguita
y a
su lado a la viejita
que era su guía y su amor.
Y
observé que la chiquita
de ojos grandes y vacíos
escuchaba
el griterío
de otras nenas al saltar,
y la oí que
amargamente
en un son que era de queja
preguntábale a la
vieja:
¿Por qué yo no he de jugar?
A punto fijo no sé
si el dolor que sentí
fue escuchando la voz de la nena.
O
fue que cuando miré
a su vieja advertí
que lloraba en
silencio su pena.
¡Ay, cieguita!
Dije yo con gran
pesar,
ven conmigo, pobrecita,
le di un beso y la cieguita
tuvo ya con quien jugar.
Y así fue que diariamente,
al
llegar con su viejita
me buscaba la cieguita
con tantísimo
interés.
¡Qué feliz era la pobre
cuando junto a mi llegaba
y con sus mimos lograba
que jugásemos los tres!...
Pero un día, bien me acuerdo,
no fue más que la viejita
que me dijo: La cieguita
está a punto de expirar...
Fui
corriendo hasta su cama,
la cieguita ya moría,
y al
morirse me decía:
¿Y con quén vas ahora a jugar?
Y a
punto fijo no sé
si el dolor que sentí
fue escuchando el
adiós de la nena.
O fue que cuando miré
a su vieja advertí
que lloraba en silencio su pena.
¡Ay, cieguita!
Yo no
te podré olvidar;
pues me acuerdo de mi hijita
que también
era cieguita
y no podía jugar...
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