Mano a Mano
Hugo del Carril
Música de Eduardo Pereyra
Letra de Enrique Cadícamo
Rechiflado en mi tristeza,
te evoco y veo que
has sido
en mi pobre vida paria sólo una buena mujer.
Tu presencia
de bacana puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente, y yo sé
que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.
Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza en la casa de pensión.
Hoy sos toda una
bacana, la vida te ríe y canta,
Ios morlacos del otario los jugás a
la marchanta
como juega el gato maula con el mísero ratón.
Hoy
tenés el mate lleno de infelices ilusiones,
te engrupieron los
otarios, las amigas y el gavión;
la milonga, entre magnates, con sus
locas tentaciones,
donde triunfan y claudican milongueras
pretensiones,
se te ha entrado muy adentro en tu pobre corazón.
Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado;
no me importa
lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás...
Los favores
recibidos creo habértelos pagado
y, si alguna deuda chica sin querer
se me ha olvidado,
en la cuenta del otario que tenés se la cargás.
Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean
una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala
tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas con cafishos
milongueros
y que digan los muchachos: Es una buena mujer.
Y
mañana, cuando seas descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas en
tu pobre corazón,
si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
pa'ayudarte en lo
que pueda cuando llegue la ocasión.
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