Cenizas
Ginamaría Hidalgo
Ginamaría Hidalgo
Te vi llegar;
sentimental, pálido y gris
y, en tu perfil,
la soledad...
Venías de un amor,
huías
de un dolor,
traías la ilusión herida
y abrí de par en par mi
vida
hasta que, un buen día,
te animaste a entrar.
Te oí
decir que esto de amar
es algo así:
como jugar,
como elegir...
Las ganas de creer traías;
el amor dolía bajo de tu piel...
¡La magia de sentirme viva
te aferró a mi vida y te sentí nacer!
Y, después, te amé:
te di mi amor,
mis lágrimas, mi fe...
Semillas de un amor traías...
¡Cerré tus heridas,
tu dolor curé!
Semillas de un amor... Semillas
que se queman, vivas,
lejos de
tu piel.
Creciste en mí,
bueno y gentil
como un rosal;
como una luz, un ideal...
Necesidad de dar tenías;
yo te abrí
mi vida y te propuse ser.
Soñabas con un nuevo día
y eran tus
pupilas el amanecer.
Te vi llorar,
te oí reír,
te vi soñar
y compartí tu intimidad...
¡Qué frágil desnudez tenías!
Y,
en tus brazos, cupo descubrir la vida.
Tus lágrimas en carne viva
del amor caían,
conmoviéndome...
Y, después, te amé:
te
di mi amor,
mis lágrimas, mi fe...
Cenizas de un amor traías...
¡Cerré tus heridas,
tu dolor curé!
Cenizas de un amor... Cenizas
que se queman, vivas,
lejos de mi piel.
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